Covid, 365 días sumidos en la tragedia

Covid, 365 días sumidos en la tragedia

Al principio parecía una enfermedad lejana, que estaba en China y que iba a ser difícil que nos afectase, pero acabó llegando y lo que en principio decían que era una especie de gripe que podía complicarse en algunos casos ha tenido un año para mostrar todo su potencial dañino. El coronavirus SARS-CoV-2 cambió para siempre la vida de los españoles en marzo de 2020 y, un año después, aunque el final se ve algo más cerca gracias a las vacunas, la ‘normalidad’ está tardando mucho más de lo previsto en llegar. Vamos ya por una tercera ola, con una cuarta en ciernes, y con un tsunami arrasando la economía y dejando muy tocados sectores como la hostelería o el turismo, claves en el desarrollo de nuestra provincia.

El 14 de marzo de 2020, cinco días después de que el día 9 la Organización Mundial de la Salud declarase la pandemia de Covid-19, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba a los ciudadanos desde las pantallas de televisión lo que venía adelantándose en los medios desde un par de días antes: se declaraba el estado de alarma, con un confinamiento domiciliario salvo excepciones, durante dos semanas que se podían prorrogar. Esos quince días acabaron siendo tres meses y una semana, hasta el 21 de junio, aunque las restricciones más duras, como el confinamiento domiciliario, habían terminado en mayo.

En aquel momento, se confiaba en que lo peor ya había pasado, que el verano volvería a reactivar el turismo y, con él, la economía almeriense, andaluza y nacional, y en que, sin dejar de lado las normas de seguridad adoptadas desde marzo hasta que llegaran las vacunas, podíamos ir atisbando esa ‘nueva normalidad’ que era el primer paso para ir convirtiendo el Covid-19 en problema superado.

Hoy, 365 días despúes, hay más de 127,25 millones de casos confirmados en el mundo, 3,25 millones en España, más de medio millón de ellos en Andalucía y cerca de 48.500 en Almería. En nuestra provincia, han fallecido 737 personas al cierre de esta edición; Andalucía suma 9.274 muertos por Covid-19 y España supera los 75.000. En el mundo, son cerca de 2,8 millones de víctimas mortales.

El coronavirus ha impuesto normas como la obligación de llevar mascarilla en espacios públicos, algo que al principio incluso se pensaba que era contraproducente: los expertos aun no habían confirmado la transmisión por aerosoles y parecía que era más fácil contagiarse por contacto con superficies contaminadas. Asimismo, el lavado constante de manos, los hidrogeles, la distancia de seguridad, han pasado a formar parte de la vida diaria.

Vacunas en menos de un año

La esperanza ahora está puesta en unas vacunas que, de momento, no han llegado a la población a la velocidad esperada para lograr ese 70% de vacunados contemplado por el Gobierno para el verano. Los incumplimientos de los contratos con la Unión Europea por parte de AstraZeneca, Pfizer y Moderna, aunque en los dos últimos casos se pudo reconducir la situación, no han ayudado a lograr el ritmo necesario para alcanzar la tasa prevista. Tampoco el temor generado por la vacuna británica, que estuvo en el punto de mira durante dos semanas de este último mes de marzo debido a su presunta relación con casos de trombosis en el mundo y con un derrame cerebral ocurrido en Málaga, que habían causado la muerte de estos vacunados. Varios países europeos suspendieron la vacunación con las dosis de AstraZeneca, incluida España, hasta que los científicos confirmaron que no había relación entre los casos fatales y la vacuna.

Así, se ha retomado un plan de vacunación para el que al final se ha incluido a los mayores de 55 años en la lista para recibir la vacuna de AstraZeneca, y que esta primavera se verá además reforzado por la vacuna de Janssen, recientemente aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, que además tiene la ventaja de ser monodosis. En Andalucía, la Junta ya ha puesto en marcha el plan que ha convertido a grandes espacios, como el Pabellón de los Juegos Mediterráneos de Almería, en centros de vacunación masivos con el fin de acelerar todo lo posible el proceso.

En cualquier caso, que en menos de un año hasta seis laboratorios hayan conseguido vacunas efectivas, incluyendo a la rusa Sputnik V y la producida en China más las cuatro distribuidas en nuestro país, es todo un logro, un éxito sin precedentes en la investigación médica que, además, puede terminar suponiendo un antes y después en el tratamiento de enfermedades contra las que se pueda inmunizar, si el novedoso sistema de ARN mensajero utilizado por Moderna y BioNTech para sus vacunas acaba siendo lo efectivo que prevén los estudios y se acaba, por tanto, implantando para futuras necesidades sanitarias.

Es la cara de la moneda sanitaria, que ha tenido su cruz en la ausencia de atención en persona en los centros de atención primaria y la desatención de otras patologías menos urgentes, provocada asimismo por la saturación de hospitales y la falta de camas en los momentos más duros de la pandemia.

En marzo de 2020, las tardes finalizaban con el aplauso unánime al personal sanitario desde los balcones de todas las casas del país. Ese aplauso, que murió con el fin del primer estado de alarma a principios del pasado verano, tiene su recuerdo, un homenaje a todos los que han luchado y luchan para contener la pandemia, en las capitales andaluzas, donde se han colocado esculturas de un aplauso elaboradas con mármol Macael, por una iniciativa de la Asociación de Empresarios del Mármol que recogió y sacó adelante la Junta de Andalucía.

Los héroes de la pandemia

El personal sanitario está en primera línea del grupo de héroes anónimos que ha surgido a causa del coronavirus. Pero no son los únicos. Fuerzas de seguridad, la UME del Ejército, voluntarios, organizaciones solidarias, personas ‘normales y corrientes’… Muchos son a los que la adversidad impulsó a dar lo mejor de sí mismos, con acciones que han resultado fundamentales para sobrellevar el impacto de la pandemia en la sociedad. Un impacto medible tanto a nivel sanitario, como económico y psicológico.

En las primeras semanas del confinamiento, cuando encontrarlas en las farmacias era misión imposible, hubo una ola de elaboración de mascarillas caseras para distribuirlas en hospitales y a quienes las necesitaran. Así, mujeres de localidades como Vícar, Adra, El Ejido o Mojácar aprovecharon ese tiempo recluidas en sus hogares para elaborar miles de mascarillas, con la colaboración de sus ayuntamientos, que proporcionaron los materiales necesarios para la labor.

La solidaridad vecinal también se dio en pueblos más pequeños, en los que los más jóvenes hacían la compra para los mayores, así no tenían que salir de casa. Pasó en pueblos como Sierro o Chirivel. Asimismo, muchos colaboraron con las labores de desinfección que a diario se realizaban en aquellas primeras semanas de estado de alarma, cediendo sus tractores para ese cometido. Lo hicieron agricultores de toda la provincia, algunos de edad avanzada, como Alfredo Venteo,  de 80 años, que puso su vehículo a disposición del Ayuntamiento de Senés.

La ola solidaria impregnó también a empresas y organizaciones por toda la provincia. Una de ellas, Cruz Roja Almería, que se volcó en la ayuda a los más necesitados desde el primer minuto, movilizando a centenares de voluntarios para realizar distintas tareas de apoyo a mayores, personas con discapacidad y familias en precariedad. A nivel nacional, la organización puso en marcha el plan Cruz Roja Responde, que ha colaborado en la distribución de alimentos y otros productos básicos. Y en Andalucía se ha encargado de la gestión de la Tarjeta Monedero, con la Junta de Andalucía, para facilitar recursos a los más necesitados en esta época de dificultades añadidas. El apoyo a los mayores contó, además, con la colaboración del personal de Protección Civil en los pueblos más pequeños.

Cruz Roja contó además con el apoyo de un grupo de cocineros de la provincia, que aprovechando el primer confinamiento, cuando no podían abrir, aportaron su conocimiento, trabajo y cocinas para el proyecto ‘Unidos cocinamos por ti’, con el que elaboraron 3.600 menús para familias desfavorecidas.

Todos aportaron lo que pudieron. Así, empresas como Briseis fabricó y donó litros de gel hidroalcohólico; Sotrafa cedió plástico para que un grupo de voluntarios elaboraran equipos de protección; Cosentino aportó material de protección; la asociación Altea proporcionó mascarillas a policías, guardias civiles y bomberos de Almería; la Universidad de Almería cedió el material y los equipos que tiene en la Facultad de Ciencias de la Salud; la organización agraria ASAJA y las empresas Anecoop, Biosabor, Campoejido o Agroponiente regalaron frutas y hortalizas al personal sanitario; para este mismo colectivo, los trabajadores de Calar Alto consiguieron mascarillas; y los hinchas de la UD Almería, del grupo Grada Joven, recaudaron fondos para llevar comida y bebida a los sanitarios que estaban haciendo horas extra en el Hospital de Torrecárdenas. El presidente del club, Turki Al-Sheikh, compró para los hospitales de la provincia un aparato de rayos X y monitores.

Desde el mundo de la cultura, otro de los sectores más golpeados por la crisis generada por la pandemia, se puso a disposición de los ciudadanos multitud de obras en versión online, como discos, libros, obras de teatro, cine, arte o conciertos en redes sociales.

Son solo algunos ejemplos de los muchos casos de apoyo solidario que generó la primera ola de la pandemia; ejemplos que sirvieron para aportar luz a una época oscura que otros han estado intentando ennegrecer aun más durante este último año. La guerra política llegó a máximos; y la desinformación se hizo más evidente que nunca, con las ‘fake news’ inundando día a día los móviles de la gente de teorías conspirativas, falsos datos y haciendo, en el proceso, más insoportable la situación para todos.

La labor de las administraciones

Desde las administraciones, más allá de la batalla dialéctica entre las que gobiernan partidos de distinto signo, también han contribuido en lo posible, con mayor o menor acierto, con más o menos reflejos, a aliviar la situación de los que al final lo están pasando peor: la gente de la calle.

Las más cercanas al ciudadano, los ayuntamientos, han destinado sus recursos a la lucha contra la pandemia y sus efectos sociales y económicos. En las primeras semanas, con labores de limpieza y desinfección de espacios públicos, con la inestimable colaboración de bomberos, fuerzas de seguridad, la Unidad de Militar de Emergencias, la Legión y vecinos solidarios. También, con la distribución de mascarillas y otros productos de higiene y protección para los vecinos y los comercios.

Y más adelante, aprobando planes especiales para rescatar, dentro de sus posibilidades, los comercios y empresas locales, sobre todo en aquellos lugares donde el turismo era una de las principales fuentes de ingresos. Ha sido el caso, entre otros, de Almería con los planes Re-activa, Roquetas de Mar, El Ejido, Adra, Vícar, Tabernas, Lubrín, Serón, Níjar, Carboneras, Vera o Cuevas del Almanzora. Cada municipio de Almería movilizó los recursos de los que disponía y, llegada la hora de elaborar los presupuestos de este 2021, las principales partidas están destinadas a la lucha contra los efectos del Covid-19.

Asimismo, la Diputación de Almería ha movilizado recursos para ayudar a sostener la economía de los municipios de la provincia, con un Plan Almería desarrollado a lo largo del pasado año o el Plan Anfitriones Diego García puesto en marcha el mes pasado. Además, ha comprado y distribuido material sanitario en los pueblos para aliviar esa carga a los ayuntamientos.

La cuarta ola

Un año después, la batalla contra el SARS-CoV-2 continúa, con una cuarta ola amenazando con dispararse este mes de abril, a pesar de los cierres perimetrales que se mantienen desde el otoño en nuestra comunidad. La esperanza está puesta en las vacunas y en lograr cuanto antes la inmunidad de grupo, para poder comenzar a ver de nuevo la luz. Tanto a nivel económico como social.

Y es que, aunque la vida regrese a cierta normalidad en un futuro más o menos próximo, hay cosas que van a continuar entre nosotros. Una de ellas es la combinación de educación presencial con la online, que por ejemplo a niveles universitarios abre una serie de posibilidades hasta ahora nunca planteadas en cuanto a nuevas titulaciones que no requieran de asistencia presencial al campus.

Otra, las medidas de higiene y protección implantadas durante los últimos meses, que han contribuido a que la expansión del coronavirus, aun siendo imparable, haya sido menos fulgurante de lo que podría haber sido. Y por último, quizá un cambio de modelo socioeconómico, primando la sostenibilidad, que permita crecer sin, por ello, ponernos a todos en peligro.

Planes para rescatar la economía

A nivel económico, Almería ha estado algo menos afectada que otras provincias del país gracias a la fuerza de su sector agrario, que ha sido fundamental garantizando alimentos en toda Europa y que ha seguido impulsando las ventas exteriores de Andalucía y España. Pero para la hostelería y el turismo está siendo fatal. La esperanza es lograr salvar el año con lo que pueda venir de turismo a partir del verano y que las ayudas puestas en marcha por el Gobierno central, la Junta de Andalucía y los ayuntamientos lleguen a tiempo.

Este sector ya se ha lanzado a las calles para protestar por una situación que consideran agravada por las decisiones de las administraciones a la hora de decretar cierres de establecimientos o limitaciones de horarios y de aforo. Y no es el único. En nuestra provincia, como en el resto del país, el comercio local también se ha manifestado para exigir medidas a las distintas administraciones. Y sectores como el de la peluquería también han salido a la calle para reclamar ayudas.

El Ejecutivo del presidente Pedro Sánchez ha aprobado el último mes un conjunto de medidas extraordinarias para tratar de recuperar la economía nacional. La iniciativa conlleva una inversión de 11.000 millones de euros, repartidos en tres líneas. La primera es de ayudas directas y está dotada con 7.000 millones de euros. El objetivo es facilitar el pago de gastos fijos y de deudas a los sectores más perjudicados por la pandemia. Otros 3.000 millones se dedicarán a reestructurar la deuda financiera que cuente con aval del Estado. Y un fondo de 1.000 millones servirá para la recapitalización de las empresas.

Estas medidas se suman a las que venían funcionando desde el inicio del  primer estado de alarma, como los préstamos ICO o los ERTE, que estarán en vigor al menos hasta finales de mayo. Y a ellas se sumarán las derivadas de los fondos Covid europeos.

El Gobierno andaluz, por su parte, también ha presentado este último mes un plan dotado de 732,4 millones de euros que se divide en tres grandes bloques. El primero de ellos incluye 14 líneas de ayudas a las pymes, cuyo objetivo es mantener el empleo y la actividad económica. Este bloque contará con 585 millones de euros.

El segundo bloque incluye las ayudas destinadas a la protección para las personas más necesitadas y afectadas por la pandemia. Para ello se invierten 107 millones de euros. Una de las medidas que incluye este apartado es la creación de una Prestación Extraordinaria para situaciones de máxima necesidad dotada con 30 millones de euros. El tercer bloque de ayudas es el destinado al plan de refuerzo de personal en la Junta, dotado con 40,4 millones, para realizar más de 1.700 contrataciones en todas las provincias.

De este paquete, se ha aprobado ya una fase incial de 270 millones, que incluye ayudas a empresas que hayan tenido o tengan a trabajadores de ERTE. En nuestra provincia, esta situación ha afectado a 7.621 empresas desde el inicio de la pandemia, de las que 2.310 continuaban a finales de febrero. En total, los trabajadores en ERTE han llegado hasta los 34.000 en la provincia de Almería, y de ellos aun estaban en esta situación 8.204 a finales de febrero de este año.

Asimismo, están previstas ayudas a sectores como el comercio, la hostelería o los autónomos. Y en el caso del turismo, las primeras ayudas irán para el sector del turismo activo, los guías turísticos y las casas rurales.

(Reportaje publicado en el número de abril de 2021 de la revista Foco Sur).

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