Los productores de artes escénicas de nuestra provincia, asfixiados por las restricciones para frenar la pandemia de Covid-19, han dado un paso adelante y se han constituido como asociación con la idea de trabajar en común, tanto para reivindicar soluciones a una crisis que viene de largo, de antes del coronavirus, como a la hora de poner en marcha proyectos en los que la colaboración entre las distintas empresas beneficie a todos.
Con el nombre de Farándula, han comenzado ya ha reunirse con las distintas administraciones públicas para reclamar ayudas directas para el sector, entre otras medidas. Las compañías que forman parte de Farándula son las productoras Axioma Teatro, La Duda Teatro, Escenalia, 2 Galeras Producciones, Compañía de Teatro Delírica, el Colectivo Escénico La Confluencia, La Nube Teatro de Títeres, Anabel Veloso Flamenco Escénico y AWA Teatro. El presidente es Antonio Fernández, director de Escenalia, con Mar Galera, de 2 Galeras Producciones, como vicepresidenta.
Una de las principales reivindicaciones de las empresas asociadas en Farándula es que tanto las administraciones como las entidades privadas que trabajan con programación cultural les reconozcan la categoría de ‘sector industrial’, ya que han de sostener una cierta infraestructura de forma permanente de cara a poder mantener sus empresas y realizar los espectáculos que luego llevan a escena..
Ley de Intermitencia
En este sentido, pretenden llevar una iniciativa legislativa popular al Parlamento para que impulse una ley que permita la intermitencia a los artistas, como sucede en países como Francia. Esto permitiría no tener que compaginar, al mismo tiempo, obras en representación y otras en fase de creación. Es algo que en España ya se reconoce en sectores como la agricultura, donde cuentan con herramientas similares para las épocas en las que no hay cosecha. Su implantación en el ámbito cultural facilitaría la labor creativa, ya que ahora mismo, para cobrar tienen que estar representando la obra. Y eso dificulta los ensayos de obras de nueva creación.
En cuanto a las ayudas directas, reclaman que se suavicen los requisitos, porque los actuales están dejando fuera de cobertura a profesionales que, en el momento del paro, no estaban representando obras pero sí tenían espectáculos programados más adelante que se tuvieron que cancelar debido a la pandemia. En este apartado, además, señalan que aunque toda ayuda es bienvenida, las cantidades que han recibido no les llegan para sostener toda la infraestructura que conlleva una productora de teatro o danza: alquileres de locales, seguros, facturas de luz, agua y teléfono, entre otros gastos fijos que siguen teniendo que afrontar aunque estén en paro forzoso y, por tanto, sin ingresos.
Cobrar los contratos firmados
Desde Farándula también reclaman que se blinden los presupuestos asignados a las áreas de Cultura en las administraciones, para que lo que no se haya podido gastar en programación cultural debido a las restricciones, se destine a las empresas del sector de otra forma, por ejemplo encargándoles vídeos o talleres online. Asimismo, exigen que los contratos firmados se cobren si el producto está preparado pero las restricciones impiden su representación, que es el requisito actual de ayuntamientos o Junta para pagar el encargo realizado.
«Yo he tenido contratos que se han anulado, no me han respetado la fuerza mayor y no hemos cobrado», explica la bailaora y empresaria Anabel Veloso, que insiste en que son situaciones en las que está «el contrato firmado, los ensayos y la producción hechos, pero como no se ha podido exhibir, la Junta de Andalucía y el ayuntamiento de turno no nos ha pagado la factura». La artista recuerda que «el trabajo no es solo actuar, eso es el 20%» y que el resto del trabajo «está hecho, están las músicas, las coreografías. Y eres tú quien no me deja mostrarlo».
Otra medida que desde Farándula consideran necesaria para sobrevivir a la crisis y asentar el sector en el futuro es poder utilizar espacios públicos que ahora están infrautilizados, como el Palacio de Congresos de El Toyo, como lugares donde mantener sus almacenes, locales de ensayo y demás infraestructuras, para aliviar así el coste de alquileres de locales. En esta ubicación, además, han propuesto que se ubique un centro de investigación de las artes escénicas que sirva como vivero creativo del teatro y la danza almerienses. Entre las medidas planteadas, destaca también la solicitud de una marca impulsada desde la Diputación Provincial, una especie de ‘Sabores Almería’ de las artes escénicas, así como el creación de una feria del sector.
Con todo ello, buscan no solo sobrevivir al impacto brutal que ha supuesto la pandemia sobre un sector ya frágil y que aun estaba recuperándose de las secuelas de la crisis de 2008, sino sentar las bases para un futuro en el que el sector sea otro de los motores económicos de la provincia.
Antonio Fernández, presidente de Farándula: «Con la suma de recursos y esfuerzos podemos hacer cosas de las que no nos creíamos capaces»
Con más de 25 años al frente de la productora Escenalia, Antonio Fernández es uno de los impulsores de la asociación Farándula, que él preside y con la que el sector de los productores de artes escénicas buscan soluciones a una crisis agravada por la pandemia de Covid-19.
¿Por qué nace ahora Farándula?
Por la crisis y las consecuencias que ha tenido para el sector de las artes escénicas, que nos ha empujado a reunirnos para ayudarnos. Lo que habría que preguntarse es por qué no lo hicimos antes, porque está claro que las fórmulas asociativas para empresas o entidades que tienen intereses comunes siempre son buenas.
¿Cómo está afectando la crisis al sector de las artes escénicas?
Al sector de los productores de artes escénicas, la crisis nos ha afectado como a toda la cultura, pero de forma particular, porque no tenemos otro formato de comercialización de nuestros servicios y productos que el directo. Otras actividades tienen otros formatos que les permiten seguir explotando sus productos. La música tiene el disco; las letras, el libro; el cine tiene el vídeo o las plataformas como Netflix. Pero el teatro y la danza no tienen otro soporte que no sea la exhibición. Y lo primero que se cierra, aparte del comercio y el ocio nocturno, en el sector de la cultura son los espacios de exhibición. Otra particularidad es que somos productoras, somos industria, empresas que conformamos un sector económico y productivo. Por eso necesitamos infraestructuras industriales para producir nuestros bienes y servicios. Así que aparte de que no podemos ingresar, soportamos un nivel de gasto muy alto, el del sostenimiento de nuestras infraestructuras.
¿Y cuáles son vuestras reclamaciones?
Queremos que se nos reconozca como sector profesional. No somos proveedores de entretenimiento, como a veces se nos considera, aunque también, somos productores. No somos el actor que se sube a las tablas, sino la estructura que hay detrás para que ese actor haga su trabajo. Son empresas que hacen escenografías, diseñan vestuarios, luces, alquilan y compran material, herramientas, y tienen equipos, vehículos… Y un problema que tenemos es que la mayoría de nuestros espacios de exhibición son públicos, y si el ayuntamiento, por ejemplo, lo cierra, es como si yo hubiera echado la persiana. Por eso hemos pedido ayudas y colaboración con el sector, que estudien la cesión de espacios públicos infrautilizados, porque así aliviaríamos muchos de los costes de mantenimiento de las infraestructuras que tenemos. Y que nos incluyan dentro de las iniciativas de ayudas directas que están sacando.
¿Qué tipo de colaboración proponéis a las administraciones?
Les hemos pedido que desarrollemos de forma conjunta nuevas fórmulas de explotación de nuestros productos culturales. Es decir, que estamos dispuestos a colaborar con ellos en el diseño y la implantación de sus programas culturales. La intención es que haya más y que haya una descentralización de la cultura, diversificarla y no limitarla a los espacios escénicos tradicionales. Y que hagamos programaciones específicas de barrio, no para que la gente vaya al barrio, sino para la gente que vive en ese barrio, que pueda ir desde su casa andando a una actividad cultural sin tener que coger un vehículo hasta el Auditorio Maestro Padilla. Las progamaciones culturales no se diseñan pensando en los que viven en ese espacio. Nosotros planteamos un pequeño giro, y que sea un verdadero programa cultural, no una actividad cultural. También hemos propuesto el desarrollo de un centro de investigación, experimentación y producción escénica en el Palacio de Congresos del El Toyo, tanto de nuevas formas de expresión como tradicionales. Y también nos hemos puesto a disposición para colaborar, cuando sea posible, en el desarrollo de actividades específicas.
También reclamáis apoyo a la difusión…
Sí, como se hace con el sector agroalimentario, el turismo o incluso el cine. Por ejemplo, creando marcas como ‘Sabores Almería’, ‘Costa de Almería’ o ‘Almería, tierra de cine’. El cine tiene su propio festival en Almería, y cada vez que hay ferias turísticas, la Diputación lleva al sector de la mano y lo promociona. Igual con las marcas de ‘Sabores Almería’ en ferias como Fruit Logistica. Nosotros reclamamos algo parecido para el mundo de las artes, porque se mueve mucho por ferias a las que van los programadores para ver qué obras contratan. Nos podrían ayudar a estar presentes mediante la creación de una marca. También le hemos pedido a la Diputación crear un espacio web de las artes escénicas almerienses, como hay en otras provincias. También hemos propuesto la creación de una feria provincial de las artes escénicas, que sea el lugar donde los creadores de Almería podamos mostrar nuestros servicios al sector de la programación. Si se logra, habremos dado un paso de gigante.
¿A largo plazo, qué objetivos tiene Farándula?
La asociación está sirviendo para tomar conciencia de lo que somos cada uno, de lo que tenemos y podemos aportar. Y esto nos está llevando a generar sinergias. Solemos estar cada uno en nuestro cubículo, compitiendo entre nosotros, pero existen espacios de colaboración a los que muchas veces hemos sido ajenos. Yo tengo infraestructuras que a otra compañía le pueden venir bien y se las puedo aportar, y a la inversa. Puede haber sinergias que nos hagan desarrollar mejores productos aprovechando los recursos que tenemos, que son brutales si se ponen en común. Con la suma de recursos y esfuerzos podemos hacer cosas de las que no nos creíamos capaces.
Gloria Zapata, Axioma
A un año de cumplir 50 sobre la escena, Axioma es una de las compañías de teatro más prestigiosas de la provincia, y más allá de ella. Con el bagaje que da esa experiencia, una de sus fundadoras, Gloria Zapata,
recuerda que la pandemia ha venido a dar la puntilla a una situación que ya venía arrastrada desde la crisis de 2008. «Hemos sido un sector muy poco protegido en este país, nadie ha tenido en cuenta nuestras necesidades ni la realidad», asegura, «nosotros llevamos unos años que hemos sobrevivido porque apretamos los dientes y nos vamos reinventando».
Habituados a hacer unas 150 funciones al año en épocas mejores, poco más de 80 en las peores, en 2020 se quedaron en 24 «y con espectáculos pequeños, cobrando mucho menos». Y las ayudas, dice, «no dan ni para pagar los alquileres, la luz, el agua, el teléfono, los seguros… las cosas que aunque estés parado tienes que mantener». Por eso reclama una ‘ley de intermitencia’, como la de Francia, donde «si has actuado un número de funciones, mientras estás montando un espectáculo tienes una especie de paro», explica Zapata, que añade que «el regimen general de artistas está hecho para lo que ganaría Julio Iglesias o un torero famoso».
Este año, en Axioma están, como tantos otros, esperando a que suene un teléfono que sigue en silencio. Nadie contrata nada. Ellos ya han perdido una actuación contratada para el Carnaval de Niza, en Francia. Y «si esto no pasa rápido me temo que puede desaparecer un porcentaje elevadísimo de la profesión, gente que lleva muchísimos años trabajando», dice Gloria Zapata. Y asegura que «por mucho que intentemos reinventarnos, es muy complicado que vayamos a lo digital, porque somos en directo, no nos parecemos al cine».
Asunción Rodríguez, La Confluencia
La Confluencia nació hace ocho años con la idea de unir sobre el escenario el teatro, la danza, la fotografía, música en directo, poesía y audiovisual. Desde entonces, explica Asunción Rodríguez ‘Choni’, su directora de escena, vienen haciendo » una producción anual, siempre abiertos a otras disciplinas y a otros artistas almeriense».
Como ha sucedido con el resto de compañías, han sufrido el cierre de espacios escénicos, que en nuestra provincia son de titularidad municipal. «Las reducciones de aforo y los cierres de programación nos han afectado igual que a todos», explica, pero reconoce que en La Confluencia «estamos aprovenchando las intermitencias y cuando se puede estamos trabajando». Por ejemplo, han representado en el Espacio 2, cuando ha estado abierto, la ‘performance’ multidisciplinar ‘Tránsito’. Asimismo, añade Asunción Rodríguez, «con el Re-activa Cultura hemos hecho una actuación, que es lo que nos ha tocado a todos».
Con la creación de Farándula, uno de los objetivos es lograr que «en las programaciones se cuente siempre con producciones almerienses, además de las de fuera». En la misma línea, apuesta por la unión de asociaciones similares en Andalucía para crear una federación desde la que presionar para que «Almería tenga la misma presencia cuando haya circuitos andaluces, porque estamos siempre en franca minoría a pesar de haber una producción artística interesante». Y a nivel local, asegura que
«sería interesante que pudiéramos utilizar esos espacios municipales que están en desuso o infrautilizados como almacén y como espacios de producción y ensayos». Asimismo, asegura que «necesitamos ayudas a la producción para poder mostrar lo que hacemos».
Anabel Veloso, Cía. Flamenco Escénico
«A nosotros el estado de alarma nos pilló iniciada una gira que nos iba a llevar por Etiopía, Camerún, Namibia, Congo y Sudáfrica. Luego nos íbamos a Costa Rica, a Japón, a Gambia y a Portugal. Toda la primavera. Y además de las actuaciones en España, como la Bienal de Flamenco, en octubre teníamos las conmemoraciones en embajadas de España», relata Anabel Veloso, a quien la pandemia tiró por la borda esos planes y el trabajo de un año, que no cobrará, «porque el trabajo de producción no se cobra hasta que no se ejecuta el proyecto».
Veloso explica que «producir un espectáculo para la Bienal de Flamenco como ‘Oro sobre azul’ es una inversión, no reporta beneficios económicos, es el escaparate donde salen los contratos para el siguiente año». Pero todo apunta a que este año habrá pocas contrataciones y cuando puedan girar con el espectáculo, ya será ‘antiguo’ de cara a optar a premios o participar en festivales. «Por eso los artistas tenemos que producir un espectáculo nuevo cada año o dos. Y son espectáculos que cuestan entre 20.000 y 25.000 euros producirlos», cuenta la bailaora.
En 2020, además de la obra para la Bienal, estrenaron otras cuatro: ‘Donde nace lo temprano’, para la Diputación; ‘De cabo a fado’, para la Junta; y ‘Funky broken heels’, para el Ayuntamiento de Almería. Obras contratadas mediante los programas de ayudas pero para los que se pedían, como requisito, obras nuevas. «Y ahora tenemos cuatro espectáculos metidos en un cajón, sin que nadie los vea, salvo el día del estreno. Con el esfuerzo económico, creativo y logístico», comenta. «Y aun así me puedo sentir afortunada. Es una suerte a nivel creativo pero una desgracia por ser un esfuerzo económico y humano terrible».
Mar Galera, 2 Galeras Producciones
Tras una época trabajando en el Hospital de Poniente, Mar Galera decidió seguir su vocación, estudiar interpretación fuera de Almería y buscarse la vida como actriz. Lo consiguió y hace cuatro regresó y montó la compañía 2 Galeras Producciones. Desde entonces, «veníamos produciendo dos o tres obras al año», explica. Su productora hace espectáculos en calle y en sala y «por eso, aunque se nos han caído muchas representaciones, no hemos parado, hemos podido trabajar y amortiguar el golpe». Su intención es mantener este ritmo aunque, de momento, «no tenemos fechas previstas para representaciones» en 2021. Galera tiene claro que, aunque cueste dadas las condiciones, seguir creando obras «es muy necesario porque quedarnos sin cultura sería deshumanizar la sociedad ya del todo».
La situación es muy complicada, en cualquier caso, «porque no son solo los datos, es también el miedo social, no se contrata por miedo a que haya contagios». Por eso asegura que «si no hay apoyos al sector, no nos vamos a poder recuperar nunca. Y la cultura es el alimento del alma, es esencial, de primera necesidad».
Hay medidas que deberían ser inmediatas para frenar la caída tan fuerte del sector. Serían las «económicas y una cesión de espacios para volver a producir y que la actividad creativa no pare», enumera Mar Galera. Sobre las ayudas ya convocadas, asegura que las hay «a las artes escénicas, pero no hay acceso a ellas para todos en igualdad de condiciones». Y a largo plazo, explica la actriz y productora, «queremos montar una plataforma a nivel andaluz para luchar por otro tipo de situación para nuestro sector, como el estatuto del artista, que se empezó y quedó estancado».
(Reportaje publicado en el número de marzo de 2021 de la revista Foco Sur).
[…] el mundo de la cultura, otro de los sectores más golpeados por la crisis generada por la pandemia, se puso a disposición […]
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