La gran oportunidad verde para Almería

La gran oportunidad verde para Almería

Mientras desayuna, Juan comprueba en el móvil en qué plaza de aparcamiento está el coche eléctrico que ha reservado para ir esa mañana al trabajo. Cuando termina, echa un vistazo en otra aplicación al estado de su instalación generadora de energía solar, para ver cuánta puede desviar a la red general. María, su vecina, acaba de recibir una alerta con la que se confirma la última plaza del grupo que va a llevar en visita guiada por las rutas del cine en la provincia el siguiente fin de semana. Antes de salir de casa, confirma a su oficina que necesitará uno de los vehículos de biogás para la excursión.

Horas después, en su espacio en el Parque Tecnológico, José revisa por última vez que la actualización de la app desarrollada en su empresa está lista para publicar en la tienda de aplicaciones. Con ella, miles de usuarios, como Juan ese mismo día, se conectan a una red de vehículos eléctricos de alquiler que pueden recoger en un punto de recarga y dejar en otro, una vez terminado el periodo de tiempo por el que lo han reservado. Una gestión, la de localización de vehículo y puntos de recogida y entrega, más la reserva en sí, que se puede realizar en unos segundos desde esta app.

En una oficina de la misma planta, Lucía cierra por videoconferencia la instalación de cubiertas fotovoltaicas de última generación y el desarrollo a medida del sistema de gestión de la red privada en uno de los pocos invernaderos almerienses que aun no habían dado el paso de autoabastecerse de energía. Sus vecinos más adelantados llevan años aprovechando la superficie no solo para generar la energía necesaria para el funcionamiento de sus invernaderos, sino un excedente que se distribuye en sus correspondientes municipios. La huella de carbono de la producción agraria de la provincia tiende así a cero, ayudada además por la flota de transporte en vehículos impulsados por renovables que se encarga de distribuir los productos por buena parte de Europa y el resto del mundo.

Almería, junio de 2030. La provincia vive un periodo de expansión económica al haber sabido aprovechar la oportunidad que supuso, diez años antes, en plena pandemia de COVID-19, una Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica. Con el precedente de empresas pioneras en economía sostenible y el desarrollo impulsado por centros de investigación de la Universidad de Almería y el Parque Industrial y Tecnológico, la provincia no solo ha sabido adaptar sus dos principales motores económicos, agricultura y turismo, a la nueva realidad, sino que además ha encontrado un nuevo mercado floreciente en el desarrollo de tecnologías aplicadas a las energías renovables, la movilidad eléctrica o el turismo sostenible.

Los objetivos de la Ley de Cambio Climático

Esta visión optimista del futuro que nos espera en la provincia de Almería no está tan lejos de ser una realidad de aquí a diez años. A favor tiene la experiencia acumulada, el ser un lugar propicio para el desarrollo de una ‘industria verde’ que aproveche las opciones que van a surgir a partir de la aprobación de la Ley y, como característica común a cualquier otro lugar de España, que lo que ahora había sido elección de algunos adelantados, la apuesta por las energías renovables y el abandono de los combustibles fósiles, va a pasar a ser obligatorio. Los objetivos de la nueva Ley así  lo dejan claro.

Con la vista puesta en un 2050 en el que habrá que conseguir la ‘neutralidad’ de las emisiones de gases de efecto invernadero, antes, en 2030, ya se marca como objetivo previo un descenso del 20% en estas emisiones respecto a las de 1990. Para ello, el 70% de la energía generada debe proceder de fuentes renovables, así como el 35% del consumo final de energía. Asimismo, se apuesta por la movilidad sostenible, aunque al final los vehículos diésel y de gasolina tendrán más vida que la que se había planteado en un primer momento y se podrán seguir vendiendo hasta 2040.

Los Ayuntamientos de municipios de más de 50.000 habitantes tendrán, además, que activar zonas de bajas emisiones antes de 2023, con planes para impulsar el transporte público y el sostenible, como los vehículos eléctricos o la bicicleta. Toda una batería de medidas puestas en marcha para fomentar la economía sostenible en un país especialmente azotado por la pandemia de coronavirus y la crisis posterior, y que busca un nuevo modelo de desarrollo que permita, por un lado, levantar la economía, y, por otro, cumplir con los objetivos de los acuerdos de París sobre la lucha contra el cambio climático.

«Si sentamos las bases de un nuevo modelo de prosperidad, respetuoso con los límites ambientales y centrado en el bienestar de las personas, seremos capaces de proveer empleos de calidad, estables, en el sistema económico, industrial, puntero, líder de la economía baja en carbono», aseguraba Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, durante la presentación del proyecto de Ley el pasado mes de junio. Las previsiones son que el PIB crezca hasta un 2% extra en una década gracias a estas medidas y que se generen 300.000 puestos de trabajo en sectores relacionados con la economía sostenible.

Ante este horizonte, ¿está Almería preparada para afrontar el reto de avanzar hacia este nuevo modelo económico sostenible? A su favor, tiene los años de experiencia en ese sentido de algunas empresas de la provincia, así como sus horas de sol o sus parajes naturales. Pero aun queda bastante por hacer.

Generación, movilidad y valor añadido

«Almería está en un sitio privilegiado para poder ser la California de España y tener bastantes empresas relacionadas con el sector, desde las renovables, todo lo que es generación de energías con fuentes renovables, a la movilidad eléctrica», asegura Jesús Parrilla, socio fundador de Albedo Solar, una empresa almeriense, nacida al amparo de la Universidad de Almería hace más de diez años, especilizada en la instalación de sistemas de generación de energía con fuentes renovables. Para él, la clave para que  la provincia tome ventaja en el nuevo escenario que plantea la Ley de Cambio Climático está en apuntar a tres sectores: la generación, la movilidad y el valor añadido.

Así, considera que «Almería puede ser pionera en movilidad eléctrica» y, como posibilidad, plantea que «en los parques naturales hubiera una red de recarga para que todos los que circulen por ellos y sus playas lo hicieran en vehículos eléctricos». Asimismo, cree interesante que se aprueben medidas fiscales para favorecer que la gente utilice la movilidad eléctrica, que quienes utilicen este tipo de vehículos no tengan que pagar la zona azul para aparcar o que los vehículos eléctricos cuenten con un carril preferencial en las carreteras y vías urbanas.

En generación de energías renovables, como la solar térmica y de otras fuentes como la geotermia, Parrilla apunta al papel relevante que deberían tener el Parque Industrial y Tecnológico de Almería, el PITA, y la Universidad de Almería a la hora de impulsar la creación de ‘startups’ en el sector. «Sobre todo con soluciones inteligentes, aplicaciones que den valor añadido a esas renovables», explica, ya que, añade, con los objetivos planteados para 2030 y 2050, «se abre un horizonte de posibilidades, de aplicaciones que conecten al usuario con estas tecnologías». Como, por  ejemplo, que un usuario controle desde su móvil cuánta energía está produciendo o que pueda interactuar con la red eléctrica.

Otra posibilidad que plantea Jesús Parrilla es el de una red que, mediante una aplicación para móviles, permita reservar un vehículo eléctrico que se pueda recoger en un punto de recarga de esa red. «Ese tipo de servicios existe en otras ciudades», cuenta, y señala que sería interesante, además de para la movilidad en ciudad, para lugares como «el Parque Natural de Cabo de Gata o la Alpujarra, donde se puede potenciar un turismo responsable».

Sostenibilidad medioambiental y económica

«La sostenibilidad a priori puede parecer algo de marketing ‘verde’, pero estas medidas, en sí mismas, siempre suponen una mayor eficiencia económica, porque no olvidemos que la sostenibilidad no incluye únicamente el medio, sino también la sostenibilidad económica de un negocio», señala Rafael Alonso Barrau, director comercial de Oro del Desierto, una de las marcas de aceite ecológico más premiadas, y empresa pionera en apostar por la sostenibilidad y las energías renovables en nuestra provincia. Esta empresa familiar, al frente de la cual está Rafael Alonso Aguilera, su padre, tiene también una rama en el sector turístico, con el Restaurante y las casas rurales Los Albardinales, que también se rigen por los mismos criterios de sostenibilidad.

Alonso Barrau entiende que pueda haber reticencias a la hora de que las empresas apuesten por las renovables, sobre todo con el precedente del ‘boom’ de huertos solares de hace más de una década que llevó a varias empresas a la ruina con el posterior cambio de legislación, el ‘impuesto al Sol’. No obstante, por su experiencia, recomienda tener visión a medio y largo plazo. En su empresa, la fuerte inversión se amortizó en solo trece años, en parte gracias al ahorro energético, pero también gracias a los beneficios obtenidos de vender a la red eléctrica los excedentes de producción de energía solar en sus instalaciones.

El caso de Oro del Desierto pone de manifiesto que un modelo agrícola planteado desde la sostenibilidad medioambiental es posible y además rentable. Por eso, Alonso asegura que el nuevo escenario que se avecina «hay que enfocarlo como una oportunidad. Tenemos un sistema montado, con una productividad, y tenemos que invertir en I+D para ser productores de muy buena calidad, diferenciales y además sostenibles».

Así, se pregunta «¿por qué no vamos a poder hacer un modelo de invernadero diferente, que sea más atractivo y agradable, porque las cosas se cuidan, porque no se contamina, porque no se echa basura ni plástico a las ramblas?». Sobre todo, añade, porque «una buena imagen siempre mejora las ventas». Algo que tienen comprobado en Oro del Desierto, marca a la que los premios recibidos y su expansión internacional les ha ido abriendo a su vez nuevas puertas. Porque, como dice su director comercial, «una buena imagen permite que, siendo el producto igual de bueno, parezca mejor».

Invernaderos productores de energía

En el sector de la agroalimentación, cada vez más empresas se han ido apuntando a las energías renovables, con placas para autoconsumo o para recarga de vehículos eléctricos en sus instalaciones. «Muchas cooperativas, por ejemplo Vicasol, están poniendo en sus cubiertas placas fotovoltaicas», cuenta Jesús Parrilla, que señala a los invernaderos como los grandes desaprovechados hasta ahora. «Y es un sitio privilegiado», recuerda, en referencia  las cubiertas.

Así, la idea de que el ‘Mar de Plástico’ se convierta en un ‘Mar de Silicio’ no es nada descabellada. La tecnología existe y permite compaginar el aprovechamiento de la luz solar almeriense con la producción de hortalizas sin merma de producción, como contaba el  experto en aplicación de energías renovables en la agricultura Manuel Pérez, investigador del CIESOL, en el grupo de Automática, Robótica y Mecatrónica de la Universidad de Almería, en el número de abril de 2020 de Foco Sur.  

En este sentido, Parrilla tiene claro que «el invernadero del futuro, tecnológico, que genere su propia energía, debe ser almeriense». Para logarlos, añade, «hay que trabajar en nuevos materiales, nuevas cubiertas y nuevos diseños de invernaderos, y ahí hay una oportunidad enorme» de negocio asociado a la economía sostenible que va a impulsar la nueva Ley de Cambio Climático.

Yendo más allá incluso, el fundador de Albedo Solar asegura que «en diez años, no me parece descabellado que todas las hortalizas se muevan con vehículos eléctricos y que los invernaderos produzcan su energía, para uso propio y para vender el excedente a las zonas urbanas limítrofes». Parrilla considera que este escenario «no está muy lejos y ahí Almería debe ser pionera». Y destaca que, de lograrse, el almeriense «sería un modelo todavía más sostenible que el de cualquier otra parte del mundo».

Invertir en I+D

El interés por aprovechar esta ‘oportunidad verde’ para la economía almeriense tiene además otro factor relevante: la inversión en investigación para poder competir con mercados emergentes. En este sentido, Rafael Alonso tiene claro que «hay que ser más rentables, hay que diversificar y hay que invertir en I+D, ser más punteros, porque si no lo somos no podremos competir con China ni otros países que tienen costes de producción más bajos que nosotros».

Así, lo ideal sería que en la provincia de Almería se genere el conocimiento necesario para hacer avanzar a las empresas por la nueva senda. En este sentido, recuerda el director comercial de Oro del Desierto, «como se ha demostrado con esta pandemia, depender de terceros siempre es un problema cuando se produce una crisis o se dan otras situaciones anormales en los mercados».

Aunque saben que queda mucho camino por recorrer, tanto Parrilla como Alonso confían en las posibilidades de la provincia para aprovechar esta oportunidad apostando por la economía sostenible. Aun así, alerta este último, «no se puede dejar en la indefensión a los agricultores con inversiones que van a hipotecar su futuro y generar un valor añadido y una forma de trabajo que permita ser más sostenibles permitiendo luego que llegue cualquier cosa de cualquier sitio».  

La Revolución Verde andaluza

Coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, el pasado mes de junio el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, presidía la constitución de la Comisión Interdepartamental por el Cambio Climático, un órgano colegiado integrado por todas las consejerías, y cuya creación estaba incluida en la ley de medidas frente al cambio climático y para la transición hacia un nuevo modelo energético aprobada en 2018.

La recién creada Comisión se encargará de supervisar las acciones que lleve a cabo el Gobierno andaluz en la lucha contra el cambio climático dentro de la ‘Revolución Verde’ impulsada por el Ejecutivo de Moreno Bonilla. Así, su misión consistirá en velar por que cada medida aprobada por el Gobierno cumpla con criterios de sostenibilidad medioambientales. Con este objetivo, por ejemplo, se va medir el impacto en el ecosistema andaluz de las actuaciones de todas las El presidente andaluz aseguraba tras su constitución que «la Comisión supone un hito y un instrumento muy poderoso, pues de manera horizontal, las políticas medioambientales impregnarán todas las acciones que realicemos». Y añadía que «la lucha para la preservación de nuestras joyas naturales y de nuestro entorno está por encima del Gobierno, debe ser un objetivo compartido por toda la sociedad».

El objetivo del Gobierno andaluz es impulsar la economía regional con la llamada ‘Revolución Verde’, en la que se tendrá una inversión de cerca de 1.000 millones de euros hasta 2021, en sectores vinculados al agua, el medio ambiente o la economía circular. Así, serán 575 millones de euros los que se destinen a infraestructuras hidráulicas; 200 millones al Plan Forestal Andaluz; 41 millones a la economía circular; 13 millones al reciclado de residuos y la huella de carbono; y 3,5 millones a ayudas a los municipios para elaborar sus propios planes de lucha contra el cambio climático. Todos los proyectos incluidos en la ‘Revolución Verde’ generarán alrededor de 23.000 empleos directos, según los cálculos de la Junta.

(Reportaje publicado en el número de julio de 2020 de la revista Foco Sur).

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