Más allá de la agricultura de invernadero, Almería destaca por su producción de cítricos, principalmente naranjas de cultivo ecológico en el valle del Andarax, que acaba casi al completo en supermercados de Europa, donde su calidad es muy apreciada.
Recorriendo el valle del Andarax, destaca el manto verde que cubre las orillas del río seco, sobre todo en el Bajo Andarax. Un manto verde de naranjos que llevan décadas creciendo en la zona, pasando de padres a hijos, cultivados unos por ‘romanticismo’ y en otros muchos casos como forma de vida. Cultivos tradicionales, pequeños minifundios, explotaciones familiares que han configurado un paisaje y, también, han sentado las bases de parte del desarrollo económico de la comarca.
Parte importante de la supervivencia de estos cultivos la tienen la cooperativa SAT Cítricos del Andarax, nacida hace casi 30 años con la unión de ocho agricultores de la zona y que en la actualidad aglutina a unos 600 productores de cítricos de la provincia y de otras zonas de España; y la envasadora Cítricos del Andarax SA, propiedad del Grupo García Carrión, donde se embotellan los zumos Don Simón desde hace ya casi un cuarto de siglo. Con ellas, se generó una economía de la naranja que ha supuesto el sustento de cientos de familias en el municipio de Gádor, donde se ubican, y la comarca.
La pasada campaña, Almería produjo, según las cifras proporcionadas por la Junta de Andalucía en su informe anual del sector, 198.361 toneladas de cítricos, el 8,5% del total andaluz, que ascendió a 2,3 millones de toneladas. De aquellas toneladas almerienses, 93.417 fueron de naranja; 62.625, de mandarina; y 40.471, de limón.
El paisaje histórico de naranjos es el del Bajo Andarax, con Gádor, Rioja y Santa Fe de Mondújar como zonas clásicas de producción. Pero también hay producción subiendo el río hasta Laujar de Andarax, en el Levante y en municipios como Cantoria o Antas.
Pequeñas fincas familiares
En algunos lugares, se ha apostado por las grandes extensiones, para minimizar costes y hacer rentables las explotaciones. Pero en la zona del Bajo Andarax predominan las pequeñas fincas familiares en las que es imposible que se puedan aplicar las técnicas modernas de cultivo, cuidado y cosechado, así que los costes se multiplican, y más en estos últimos tiempos. Y los precios no acompañan.
Ya al principio de la campaña, ASAJA Almería denunciaba que la mandarina estaba en 55 céntimos, cuando los costes son de 50 céntimos. Pero por otra parte, la naranja estaba en un valor medio de 35 céntimos, “un incremento notable en relación con los precios inferiores de los 15 céntimos a los que permaneció durante el ejercicio anterior”, explicaba la presidenta de la organización agraria, Adoración Blanque.
Precios bajos y costes altos: una combinación que amenaza a un cultivo tradicional en el Bajo Andarax, en el que tantas fincas son de hijos y nietos de quienes las cultivaban en su época, y que ahora no tienen el tiempo ni la necesidad de mantenerlas, sobre todo cuando les cuesta dinero hacerlo.
Lourdes Ramos, alcaldesa de Gádor, destaca la importancia del cultivo de naranjas en el municipio y la comarca, ya que “las dos empresas que tenemos ubicadas en el municipio dan, durante la época de la naranja, mucho empleo”. Por eso, avisa de la importancia de que “los descendientes continúen con el trabajo que sus padres han dejado”, ya que “algunos descendientes han continuado con la naranja pero otros no han podido”.
La alcaldesa recuerda que en Gádor se celebra “el Día de la Naranja el segundo domingo de cada mes de febrero en homenaje a ellos. Es algo que el pueblo nos ha pedido encarecidamente que no suprimamos nunca, porque es como un sello de identidad”. Y destaca que esta fiesta “revitaliza el pueblo y se llenan los bares, no solo del pueblo, sino de la comarca”
Trinidad Góngora, alcaldesa de Santa Fe de Mondújar, asegura en la misma línea que el cultivo de naranja “ se está convirtiendo en una agricultura romántica, ya que está difícil el relevo generacional debido a unos precios que ni cubren gastos”. Por eso, considera que “debería crearse una protección de paisaje, con la que los agricultores recibieran una ayuda por mantener sus cultivos verdes y en funcionamiento”. Y recuerda que en la zona,“el 99,9% es cultivo ecológico”.
El salto al cultivo ecológico y a Europa
Naranjos ha habido en la ribera del Andarax desde tiempos inmemoriales, pero el cultivo dio un salto de calidad cuando en 1994 ocho agricultores formaron la cooperativa SAT Cítricos del Andarax para poder acogerse a unas ayudas que entonces se daban a las naranjas de zumo, que es la mayoritaria en la zona. Con el tiempo, se unieron muchos agricultores de la zona, pero también de las comarcas del Almanzora y el Levante, y de otras provincias, como Granada.
A finales del pasado siglo, fueron visionarios y comenzaron una transición a la producción ecológica que ha sido clave para el sector en los últimos tiempos. “Casi toda la demanda ya veíamos que se iba a orientar al consumo de productos ecológicos, como de hecho está pasando 20 años después”, asegura Juan Torres, gerente de SAT Cítricos del Andarax. Ahora, casi un 90% de las fincas se dedica al cultivo ecológico.
El paso fue sencillo porque en estas plantaciones no se usaban muchos productos químicos, “eran tratamientos casi ecológicos” y el rendimiento de los árboles se mantuvo similar. Y los que no se pasaron a ecológico, casi han desaparecido, porque “la rentabilidad es peor todavía”, ya que el precio está entre un 30% y un 40% por debajo que el del ecológico y “no da ni para cubrir los costes”.
La apuesta por el ecológico tiene otra consecuencia, y es el interés de los consumidores de otros países europeos. Así, en 2003 comienzan a exportar a Europa, a países como Francia, Holanda y Alemania. Y suman agricultores de provincias andaluzas, como Córdoba y Sevilla, e incluso de fuera de la comunidad, como Alicante. Ahora, cuenta Torres, solo “el 50% de los kilos viene la provincia y de esa cantidad, el 80% es del valle del Andarax”.
En 2008 comenzaron un línea de zumos, que se vende a granel a otras marcas en España y Europa, que lo embotellan y comercializan. Donde apenas se vende es en Almería. En la actualidad, comercializan unos 20 millones de kilos anuales, entre naranjas de zumo, naranjas de mesa, mandarinas y limones. De esta cantidad, cerca de 18,5 millones son de naranja; 1,2 millones, de mandarina; y el resto, de limón. Además, también trabajan con la granada, aunque aun en poca cantidad.
En variedades, predomina la castellana, que “es exclusiva del valle” y se destina a zumo. Su producción abarca de diciembre a marzo, por lo que la cooperativa trabaja también con otras varieadades, como navel o navelina, en naranja de mesa, que amplíen el periodo de actividad de septiembre a junio. Ya son unos 600 socios, aunque llegaron a tener hasta unos mil. De ellos, cerca de 500 son de Almería, aunque en volumen de producción solo llegan a la mitad. Entre el campo y el almacén, en la cooperativa trabajan unas 120 personas de media. En el almacén, sobre todo hay mujeres de entre 50 y 65 años: las mismas que empezaron hace casi 30 años.
Uno de los agricultores que continúa con la finca familiar es Pepe Molina, de 75 años, que es además presidente de la cooperativa. “Yo aprendí a andar debajo de un naranjo”, recuerda, y desde entonces, la cosa ha cambiado mucho. “Sobre todo, en el tratamiento ecológico”, dice, “antes la poda se quemaba y hoy se tritura y se echa a las plantas”.
Cultiva unos 200.000 kilos al año, de unos 400 árboles. “No es difícil, pero todo lo hacemos nosotros mismos y a todos nos viene de herencia, por eso se ven ahora tantas fincas abandonadas, porque la producción no cubre los gastos”. A pesar de todo, “a mí me gusta y disfruto allí, en el cortijo”, reconoce.
Una explotación moderna
Aunque la naranja predomina en el valle del Bajo Andarax, subiendo el río se ubican varias fincas dedicadas al cultivo de cítricos. Una es la de la empresa Provipol, de Huécija, que ha adoptado las nuevas tecnologías en cultivos sostenibles para hacerse con un hueco en el mercado internacional.
Así, mientras que las fincas tradicionales del Bajo Andarax se reparten en pequeñas explotaciones familiares, donde la implantación de modernos sistemas de cultivo y recolección es imposible, en esta empresa apostaron hace más de una década por concentrar el cultivo en una amplia finca de la vecina Íllar, en pleno Parque Natural de Sierra Nevada, donde sí pueden trabajar con maquinaria especializada, que además ellos adaptan a las características del terreno donde cultivan. Desde 2015, se dedican al cultivo ecológico y apenas utilizan tratamientos porque tienen una diversidad muy grande de organismos biológicos para controlar las plagas, que ellos mismos producen.
“Hacemos una planificación de cultivos con variedades tardías”, explica Juanjo Ramírez, gerente de Provipol. “Tenemos la ventaja de que al estar a 500 metros sobre el nivel del mar, comenzamos a recolectar entre un mes y un mes y medio después que las fincas que están a una cota de unos cien metros. Eso hace que tengamos producto cuando casi se está acabando en los mercados”, añade.
Un ejemplo es que a mediados de diciembre el mercado se queda sin una variedad de mandarina, la clemenules, y es justo cuando ellos comienzan a tenerla disponible. Así, se han hecho fuertes en un periodo, entre mayo y agosto, en el que sin ellos habría poca oferta. Asimismo, no adelantan la cosecha y esperan hasta que sus naranjas, limones y mandarinas “tienen las propiedades organolécticas idóneas, con todas sus garantías de calidad”.
Así, esta empresa, que cuenta con 20 empleados durante la campaña, vende prácticamente toda su producción en Europa, aunque algo de ella se encuentra en Carrefour y sobre todo Alcampo, en Almería. Asimismo, han apostado por la venta directa al consumidor, vía online, desde la página http://www.naranjaonline.es. En total, producen un millón de kilos al año de cítricos, de especies como navelina, luego navel, navel late, en naranja de mesa, o salustiana, castellana y Valencia late, en zumo, que van sacando al mercado de forma consecutiva.
El impacto de Don Simón
A finales de los años noventa, la puesta en marcha de la planta envasadora Cítricos del Andarax SL supuso una revolución para la comarca y el sector. Impulsada desde la cooperativa del mismo nombre, la sociedad se constituyó en febrero de 1997 y, un par de años después, entraba en el accionariado J. García Carrión. Desde entonces, la planta envasadora se dedica a producir zumos, que suponen un tercio de la actividad, gazpachos, salmorejos y caldos y cremas de verduras para Don Simón.
En el caso de la naranja, la fábrica supuso un antes y un después, al impulsar la transición hacia el cultivo ecológico de los agricultores de cítricos de la zona. Y además, convirtiéndose en un importante nicho de empleo para los vecinos de Gádor, donde se ubica la planta, y los municipios cercanos.
“La naranja de Almería tiene el problema de que su punto óptimo de maduración se produce cuando los mercados ya están saturados de productos y si sales con naranjas en febrero, ya está todo hasta arriba”, cuenta Antonio Gonzálvez, gerente de Cítricos del Andarax SL. Por eso, se montó la fábrica, que daría salida a parte de la producción.
Asimismo, “buscando una forma de diferenciar la fruta de aquí, porque tiene unas condiciones para zumo muy buenas, se apostó por la agricultura ecológica”, explica Gonzálvez. Para ello, añade, “a los agricultores se les premió, para ayudarles en el proceso de reconversión, pagándoles más por la fruta”. Y asegura que “gracias a eso, hemos ayudado a que el río mantenga la producción de cítricos y la mayoría de los agricultores son ya ecológicos”.
En la planta de Gádor, Don Simón produce, en el caso de los cítricos, zumos de naranja ecológica, de pomelo rosa y de limón. En la zona se producen “entre 20.000 y 25.000 toneladas, dependiendo del año, y parte se intenta que salga para consumo en fresco, porque ese mercado paga unos precios que la industria del zumo no puede pagar”, detalla Gonzálvez. “Nosotros, dependiendo del año, nos quedamos con entre 4.000 y 6.000 toneladas de naranja”, dice, y aclara que “casi toda la naranja que utilizamos es de aquí, aunque tenemos proveedores de otras zonas de Andalucía”.
Entre todas las líneas de producto, la fábrica cuenta con una plantilla de entre 80 y 100 personas, dependiendo de la época del año. “Para la comarca, cien empleos directos, más todos los indirectos, el impacto es importantísimo”, señala el gerente, que asegura que “no hay ninguna industria en Almería que tenga la tecnología que nosotros tenemos y que sea capaz de hacer los productos que nosotros tenemos. Y en Andalucía hay pocas capaces de hacer tantos productos distintos como nosotros”.
La producción se vende en el mercado nacional y en el internacional, tanto con la marca Don Simón como con distintas marcas blancas. Es el caso de Inglaterra, donde proveen a “todos los supermercados importantes”, Irlanda o Alemania. “García Carrión vende en 150 países del mundo”, resume Gonzálvez.
“A los visitantes les llama la atención que aquí se haga la marca Don Simón, tan conocida en toda España”, destaca Lourdes Ramos, alcaldesa de Gádor, que asegura que “es un orgullo que García Carrión se fijara en nuestro pueblo y se afincara aquí”.
(Reportaje publicado en el número de febrero de 2023 de la revista Foco Sur).