Fondón recupera su historia

Hace 450 años, Fondón estaba a punto de desaparecer. Habitado por viudas y huérfanos tras las guerras moriscas, el pueblo, una potencia hasta entonces en la industria de la seda, languidecía tras la expulsión de los derrotados. Como había sucedido en otros territorios en años previos, la Corona puso en marcha un plan para repoblar las zonas abandonadas del Reino de Granada. Fondón fue uno de los pueblos elegidos para ese programa, y a partir de ahí se fue dando forma a la actual población, con su forma de hablar, su manera de ser y sus tradiciones.

A Fondón llegaron, apenas dos años después de la expulsión de los moriscos, familias procedentes del valle del Jarama, en Guadalajara y Madrid, pero sobre todo de la más cercana Valdepeñas de Jaén, otra localidad que había sido repoblada unos años antes. El vínculo entre ambos pueblos es tal que buena parte de los apellidos más comunes en Fondón, como Aguilera, Moya, Del Moral, Martín o Campos, tienen su origen en Valdepeñas de Jaén y en los dos lugares comparten festividades. Esta relación histórica llevó a un hermanamiento entre ambas del que se han cumplido 20 años el pasado verano.

En diciembre, Fondón celebró además el 450º aniversario de la repoblación, “el origen de los almerienses que estamos hoy aquí”, según el historiador Joaquín Gaona. Fondonero y profesor de Historia en el IES Los Ángeles de la capital, Gaona tiene claro que es proceso de repoblación de finales del siglo XVI fue determinante para configurar la actual población. “Para mí es muy importante sabe de dónde venimos, cuál es nuestro origen”, asegura, porque “saber de dónde venimos explica muchas cosas de nuestra manera de ser, de nuestra manera de hablar, de nuestras fiestas”. Y en el caso de Fondón, añade Gaona, esa historia “empieza a tener su origen en el siglo XVI con la repoblación”.

Defensa y seda

Después de la guerra contra los moriscos, el castigo de estos fue su expulsión y los pueblos de la zona se quedaron prácticamente sin población. Así que había que traer población por dos motivos. “Primero, por seguridad, porque era una zona de frontera y los berberiscos y los turcos eran un problema muy serio, porque podían invadir y continuar saqueando las costas”, explica Gaona, “así que había que traer hombres que defendieran el territorio con armas”.

El segundo motivo era la seda, “una actividad que producía muchos ingresos y había que recuperarlos”. Era la época de Felipe II, “con guerras por todo el mundo, una gran máquina de gastar dinero, así que hacía falta hasta el último real”, señala el historiador. La seda producía muchísimo dinero y había que recuperar esos ingresos, “así que se necesitaba gente que pusiera en funcionamiento otra vez la industria sedera, el cultivo de los morales, la cría de los gusanos, el hilado de la seda, gente que viniera de fuera a la que enseñarle todo el proceso”.

Al llamamiento no contestó tanta gente como se esperaba, “a pesar de que la oferta de tierras y exenciones fiscales era escandalosa”. Así, a los que acudieron a repoblar Fondón, “les daban tierras, una casa y no tenían que pagar impuestos”. El problema era que venir desde lejos a un sitio inseguro no siempre inspiraba confianza. Pero a pesar de todo, hubo muchas familias que se animaron a empaquetar sus pertenencias y mudarse a la localidad alpujarreña, enclavada entre las sierras de Gádor y Nevada.

“Tres de cada cuatro familias vinieron de Valdepeñas de Jaén”, cuenta Gaona, que explica que “era algo normal que grupos viajaran y se establecieran juntos, por cuestión de seguridad familiar, de parentesco”. Así, al establecerse en un sitio desconocido, se podían ayudar en caso de necesidad. En Fondón, se quedaron más de 30 familias, y algunas más se establecieron en otros pueblos de alrededor. El resto de repobladores vinieron de la zona de Guadalajara y Madrid, del valle del Jarama.

El reparto de tierras

La guerra contra los moriscos se había desarrollado entre la Navidad de 1568 y mayo de 1570, cuando termina oficialmente en Fondón, con las paces. Al año siguiente, ya había comenzado el proceso de repoblación, con la oferta de tierras para quienes se asentaran en el pueblo. Tierras que eran las que habían pertenecido a los moriscos, requisadas por Felipe II.

En el verano de 1572 llegó la mayor parte de los repobladores. Las tierras están ya listas para repartir. Y ese reparto se hace oficial el 14 de diciembre, fecha clave, en la que 450 años después se conmemora todo el proceso.

El problema es que hubo moriscos que no habían querido rendirse y se escondieron en las montañas de alrededor, llegando a matar a algunos de los recién llegados. Algunos abandonaron al tiempo las tierras, posiblemente porque regresaron a sus lugares de origen. Pero la mayoría se quedó en Fondón, cultivando las tierras y reactivando la industria de la seda que había sido el motor económico de la zona hasta unos años antes.

Hasta bien entrado el siglo XX, todavía había gente “criando gusanos para enviar los capullos a Ugíjar, hasta los años 20, y después de la guerra los enviaban a Murcia”, revela el historiador. No era ya la industria esplendorosa de siglos antes, pero aun quedaban vestigios de ese pasado. La actividad económica había derivado hacia la minería a finales del siglo XVIII, con las minas de plomo de la sierra de Gádor, que ya habían explotado en su momento los romanos. De hecho, desde el siglo XVII había en Fuente Victoria, localidad del municipio de Fondón, una fundición real.

Y desde finales del siglo XIX, la minería convive con otra industria relevante para la provincia, la de la uva de mesa. La producción de uva es la principal actividad con el cambio de siglo, gracias a unas cepas que, décadas más tarde, pasarían a dedicarse al vino, dando lugar a la zona vitivinícola más relevante de la provincia.

Apellidos de Fondón

La repoblación de Fondón ha dejado su huella hasta nuestros días tanto en el patrimonio histórico cultural como en la propia población. Aun permanecen “apellidos importantes, muy comunes en la historia de Fondón, que vienen de Valdepeñas de Jaén”, apunta Joaquín Gaona. Por ejemplo, los Del Moral, los Ramírez, las tres ramas diferentes de Martín que hay en Fondón, donde es el apellido más común, los Aguilera y los Campos, dos apellidos “muy fondoneros”, o los Moya. “Si vamos ampliando el árbol, al final todos los de Fondón somos descendientes de los valdepeñeros”, comenta el historiador.

Uno de estos descendientes, por ambos apellidos, es el alcalde Fondón, Valentín Martín, que destaca “el vínculo sentimental que nos une a los valdepeñeros”. Para él, es “una satisfacción y una alegría” cada vez que ambos pueblos se unen en eventos como los que se están realizando este año. Se trata, asegura, de “unir vínculos y reencontrarnos con nuestra propia historia”.

En el apartado del patrimonio, la mayor aportación de los repobladores fue “conservar la red de acequias y parte de la arquitectura”. Hoy en día, después de 450 años, “es difícil saber qué casas se conservan de aquella época”. Una candidata, que “o la construyeron los repobladores al llegar o estaba ya hecha y la habitaron ellos”, que es la opción más problable, “es la casa de la familia Aguilera, al lado de la almazara”. A esta familia pertenece Gabriel Aguilera, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Almería, que conocía “por mi padre y mi abuelo que veníamos de ese pueblo”, Valdepeñas de Jaén, aunque no habían indagado más en la historia.

Asimismo, en la vega se conserva un molino, al lado del camping, que también permanece de aquella época. “Los repobladores lo arreglaron y lo pusieron en marcha otra vez”, asegura Gaona. Y la iglesia, que estaba recién construida cuando llegaron los valdepeñeros pero destrozada por la guerra. Tardaron unos 20 años en arreglarla.

El vínculo entre Fondón y Valdepeñas de Jaén está presente también en las fiestas locales, algo que no siempre ocurre en estos casos, según cuenta Gaona. Sin embargo, en esta ocasión, a pesar de las “evoluciones históricas diferentes”, en ambas localidades “hay un Cristo y se celebran la Virgen de las Angustias y San Isidro”.

Así, desde hace 450 años, este municipio de la Alpujarra almeriense dejó marcado su futuro, nuestro presente, cuando comenzó a recibir a estos vecinos jienenses y castellanos, que configuraron la actual Fondón. Sin ellos, la historia habría sido diferente.  

450 años de la repoblación y 20 de hermanamiento

Este pasado verano, Fondón y Valdepeñas de Jaén celebraban el 20º aniversario de su hermanamiento. “Fue una alegría cuando hace 20 años, el historiador Joaquín Gaona descubrió a través de los libros de apeo que la gran mayoría de los repobladores de este pueblo tras la expulsión de los moriscos de 1572 eran valdepeñeros, y por eso se propició el hermanamiento por el que ambos pueblos se comprometían a mantener estrechos vínculos en todas las materias: sociales, culturales, gastronómicas”, rememora Valentín Martín, alcalde de Fondón.

En base a ese hermanamiento, desde 2002 una delegación de valdepeñeros ha acudido cada año a las fiestas de Fondón y una delegación de fondoneros ha ido a las de Valdepeñas de Jaén. Este verano, al cumplirse 20 años del hermanamiento, se organizó una excursión de fondoneros a Valdepeñas y otra de valdepeñeros a Fondón, en las que las autoridades y los cronistas recibieron a los visitantes y en cada Ayuntamiento se izaron las banderas de Fondón y Valdepeñas de Jaén. También se realizaron rutas turísticas por ambos pueblos, y en cada uno se visitó la calle que tienen dedicada al pueblo hermano. El acto más emotivo fue cuando “se mezclaron tierra y agua de los dos pueblos”, cuenta el alcalde de Fondón. Y para cerrar el evento, una comida de hermandad.

Asimismo, se cumplieron 450 años de la repoblación, y el Ayuntamiento de Fondón aprovechó la fecha, el 14 de diciembre, para celebrar por primera vez el Día del Municipio. Ese fue el día, en 1572, en que se otorgaron las tierras a los repobladores, que son “el origen del actual Fondón que conocemos”, apunta el alcalde.

La celebración contó con un amplio programa de actividades, como conferencias, una recreación histórica, una visita de los otros dos pueblos de los que provenían los repobladores, de Guadalajara y Madrid, en el valle del Jarama, exposiciones y el acto oficial. La recreación histórica rememoró el momento en el que “Alfonso de Frías, que era el alcalde mayor de la Alpujarra en la época, dio lectura al repartimiento de las suertes”, es decir, el reparto de fincas, casas y animales a los repobladores. Para interpretar el papel de estos repobladores, se contó con vecinos de los tres pueblos de los que vinieron en origen.

(Reportaje publicado en el número de febrero de 2023 de la revista Foco Sur).

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