El nuevo flamenco almeriense

La historia del flamenco debe a Almería la creación de la guitarra y los primeros conciertos, así como el cante por taranto. Una historia que han agrandado artistas como Tomatito, El Niño Josele o El Pirri y que una nueva generación está renovando, aportando su arte y su formación en conservatorio a un arte que es Patrimonio de la Humanidad.

Almería es flamenco y el flamenco es Almería. Alejada de los tradicionales focos mediáticos del género, con señas de identidad apropiadas por otras zonas, sin hacer ruido, pero con mucho jaleo, la escena flamenca almeriense lleva décadas aportando calidad e innovación. Y ahora, una nueva generación se abre paso reivindicando el papel de su tierra en este arte de todos, con grandes talentos en el cante, el toque y el baile. Son el relevo de clásicos como Tomatito, El Niño Josele, El Pirri, El Niño de las Cuevas o José Sorroche, algunos de ellos aun en activo, que están dando un aire nuevo al flamenco de nuestra tierra.

Si en los últimos tiempos Almería era conocida, fuera de la provincia, sobre todo por sus guitarristas, con El Niño Josele y Tomatito como principales baluartes, poco a poco, cantaores y bailaores están llegando a lo más alto de este arte, participando en festivales de prestigio, formando parte de compañías de primera y recibiendo el reconocimiento de críticos y espectadores. Nombres como Cristo Heredia, Edu García, Antonio El Genial, Antonio de Quero, José del Tomate, Ana Mar, Anabel Veloso o Ana Alonso forman parte ya por derecho de una escena viva y vibrante, que está dando un aire nuevo, sin olvidar la tradición, al flamenco almeriense.

“En Almería, desde el siglo XIX, hay una afición al flamenco brutal”, asegura el historiador Antonio Sevillano, experto en flamenco, “y ahora hay un nuevo florecimiento”. Así, destaca que en la actualidad “en Almería hay un movimiento de danza impresionante, con ocho o diez mujeres impresionantes, como Inka Díaz, Inés de Inés, Zuleima, Ana Alonso, Chelo, Rocío Garrido, Carmen Moreno o Anabel Veloso”. En esta explosión de baile, ha sido fundamental la puesta en marcha del Conservatorio de Danza Kina Giménez, que “está sacando generaciones de bailaoras, y algún bailaor también, como Julio Ruiz”.

En cante, en los últimos años están surgiendo nombres importantes como “Antonio El Genial, Edu García y Cristo Heredia”. Y tocaores actuales “tenemos a Antonio de Quero, el hijo del Niño de las Cuevas, que es un auténtico fenómeno, David Delgado El Niño de la Fragua, que toca también de maravilla, José Bellido o José del Tomate”, hijo del maestro Tomatito. Un variado cartel de jóvenes talentos con iniciativa, que están dando un impulso al arte flamenco de la provincia.

Artistas de Conservatorio

Si por algo destaca esta nueva generación de artistas flamencos almerienses es por su formación en conservatorios, con títulos oficiales, y por estar abriendo el género a palos que antes no tenían tanta cabida en el repertorio de los cantaores, tocaores y bailaores locales. En este sentido, Cristo Heredia, nieto de los cantaores Juan El Pirri e hijo de Juan Heredia El Hércules, cuenta que “los artistas almerienses de ahora nos distinguimos de los de antes porque somos mucho más rítmicos, los palos festeros, los tangos, las bulerías, las alegrías, los dominamos mejor”. Un dominio que, con humildad, achaca al mejor acceso a la información, con fuentes como YouTube o las grabaciones discográficas, que tiene la generación actual.

Antes, añade, “los cantaores de Almería le daban más tiempo en sus recitales a los cantes libres, el taranto, la soleá, la seguiriya, los fandangos y demás”, y asegura que “la forma interpretativa de ese tipo de cantes que ellos tenían era mucho más real y acertada que la que nosotros tenemos ahora mismo, yo incluido, porque como se vivía antes no se vive ahora”. Por eso, continúa, “cuando mi abuelo Juan decía “aaayyyy” en una seguiriya, se te ponía la piel de gallina y decías “le duele de verdad”. O cuando Juan Gómez cantaba por taranto y decía “estoy en la mina y un barreno me ha cortado las dos manos y esa es la pensión que me ha quedao, te lo creías, porque lo cantaba con una fatiga y una pena, una transmisión y plasticidad, que era mucho más verdadera que lo que tenemos a día de hoy”.

A pesar de esta variedad y calidad de intérpretes actuales, Heredia echa de menos que en nuestra tierra se valore más lo que se tiene, a artistas como “Rocío Segura, que es Lámpara Minera y canta que te la comes y hace festivales por toda España, pero preguntas a la gente en la calle y no saben quién es”. Y también fuera, ya que “aquí ha habido y hay bueno toda la vida, pero sin tener tanta presencia en los circuitos importantes de flamenco”, ya que a los programadores a veces les cuesta mirar fuera del ‘triángulo mágico’ del flamenco, Cádiz-Jerez-Sevilla.

Heredia, que ha estudiado y trabaja en el sector del turismo, cree necesario dar más visibilidad al Festival de Flamenco y Danza de Almería, para que atraiga al público internacional que sí acude a eventos como la Bienal de Sevilla o el Festival de Granada, al que asiste “gente de todo el mundo que pilla una semana de hotel o apartamento turístico y la pasa viendo flamenco y gastándose dinero en la provincia”.

La cantera del flamenco almeriense

“Hay una revolución buena en el flamenco de Almería y poco a poco se está dando a conocer”, apunta Antonio de Quero, que destaca que “hay mucha cantera, sobre todo de baile”, como consecuencia del Conservatorio de Danza, que ha formado a bailaores como las citadas por Antonio Sevillano y otras como Azahara Herrera o Ana Soriano. El hijo del Niño de las Cuevas apunta también como hecho relevante que varias de estas alumnas aventajadas del Conservatorio almeriense hayan acabado abriendo sus propias academias de baile, donde se están formando ya las futuras bailaoras.

De Quero señala asimismo la influencia de la formación en Conservatorios de buena parte de los guitarristas jóvenes, incluido él mismo. “Están saliendo muchos jovencitos, aficionados, porque el artista primero tiene que ser aficionado, que le guste de verdad el flamenco”, apunta el tocaor, que trabaja con muchos de estos jóvenes en los espectáculos que organiza con su compañía flamenca.

En voces, además de los ‘Geniales’ y los ‘Pirris’, apunta a una generación de cantaoras femeninas, encabezada por Rocío Segura y María José Pérez, ambas con Lámpara Minera en su casa, y donde destacan también nombres como Sonia Miranda o Ana Mar, hermana de De Quero, “que es la primera mujer almeriense que ha obtenido el título superior de cante flamenco”. De su generación de tocaores, apunta al Niño de la Fragua, “que es un máquina de guitarrista”, a José Bellido y el resto de “gitanicos de Pescadería”, David Aguilera El Socio, “otro fenómeno” y David Caro, “un referente a nivel nacional”.

Tanto él como Heredia reconocen la influencia que en los guitarristas de Almería ha tenido y tiene la amplia saga de tocaores de La Chanca, con Tomatito y antes su padre, Miguel El Tomate, El Niño Miguel y El Niño Josele. Y El Niño de las Cuevas, El Niño de la Manola y tantos otros. Una herencia cultural que “Tomatito eleva a la enésima potencia”, señala Heredia, hasta el punto de que, hoy, “en España y el mundo entero se toca la interpretación de la bulería de La Chanca”.

El circuito del flamenco almeriense

Todos estos artistas del flamenco actual almeriense son caras habituales en locales como las peñas El Morato y El Taranto, La Guajira, al pie  de la Alcazaba, El Tintero o La Canastera, estos dos últimos en el barrio de Pescadería-La Chanca, regentados por Sensi Falán y La Rabota, respectivamente. También, en ciclos como el Circuito Provincial de Flamenco que organiza la Diputación de Almería, De Peña en Peña, de la Junta de Andalucía, o Plazeando, prólogo y parte del Festival de Flamenco y Danza de Almería, que ha cumplido 55 ediciones este año.

“Hacen falta más tablaos, más espacios, mucha apertura, que hubiera ciclos completos, largos y continuados para que cada día del año que alguien quiera ver flamenco, lo tenga, como pasa en ciudades como Málaga, Sevilla o Granada, en las que en cualquier día de la semana puedes ir a ver flamenco a algún sitio, pero en Almería todavía no es posible”, admite Anabel Veloso, una de las bailaoras más relevantes de la escena flamenca actual.

Al frente desde hace trece años de su propia compañía, que ha sido residente durante una década en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar y desde este mismo otoño lo es en el de El Ejido, la bailaora no tiene problemas para acceder a giras por todo el mundo desde Almería. Cuando la contratan, como en la gira que ahora prepara por Filipinas, Malasia, India y otros países asiáticos, “solo saben que somos de Andalucía, porque vendemos la marca de que el flamenco es español, sí, pero sobre todo de Andalucía”.

El vídeo y las plataformas digitales han posibilitado algo que para las anteriores generaciones no era tan sencillo, aunque también había quienes giraban por Francia hace décadas, como El Pirri, todo un ídolo en el país vecino. O, remontándonos al siglo XIX, “Carmencita Dauset, una de las primeras bailaoras que viajó por todo el mundo y llevó el flamenco a todos los sitios hace más de cien años”.

Y es que Almería lleva aportando su talento y creatividad al flamenco desde entonces e incluso antes, ya que aquí nacieron “los mal llamados cantes mineros”, según apunta Antonio Sevillano. Tanto Veloso, como Heredia y De Quero coinciden en que la creación del cante por taranto es, a nivel creativo, la máxima aportación de la provincia al flamenco. Llamados cantes mineros o de Levante, por su explotación posterior desde Murcia con festivales como el de Cante de las Minas de La Unión, donde llegaron estos cantes cuando el trabajo en las minas se desplazó de la provincia almeriense a la vecina y a Jaén.

Con esto en mente, ‘No es Levante que es taranto’ es un espectáculo creado por Antonio de Quero con el que quiere reivindicar que “el flamenco de Almería es espectacular y que la manera que tenemos de expresar el flamenco no la tienen en ningún lugar del mundo”. Así, explica, el taranto nació cuando los fandangos populares que se cantaban en las fiestas familiares pasaban a cantarse al acabar la jornada laboral y “el que salía de la mina lo cantaba con toda la tristeza en lo alto” tras un día de penurias.

Y en el origen de todo, la guitarra flamenca, creación de Antonio de Torres, y el concierto de guitarra, con Julián Arcas como pionero, demuestran que Almería y el flamenco han vivido historias paralelas y que es imposible entender este arte Patrimonio de la Humanidad sin la aportación que desde sus inicios hasta la actualidad han hecho y hacen los flamencos almerienses.

(Reportaje publicado en el número de febrero de 2023 de la revista Foco Sur).

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