Hace 20 años, Plácido Martínez y Cristina Serena pusieron en marcha un proyecto personal con el que querían unir su pasión por el cine y el Desierto de Tabernas y aprovecharlos para impulsar el turismo en la zona. Una idea pionera, de éxito, que incluso les ha llevado a formar parte de los rodajes que se realizan en la provincia.
En Malcaminos habéis sido pioneros en unir medio ambiente, cine y turismo… ¿Cómo fueron los orígenes del proyecto?
La idea parte del aprovechamiento del territorio, después de la época más gloriosa del cine, aunque luego no ha sido así porque hemos visto grandes superproducciones en los últimos 20 años maravillosas, y siguen viniendo. La idea era que el interés por el cine podía ser un gran motor para el turismo en un terreno que no se presta a otra cosa que ser una maravilla estética, el Desierto de Tabernas. Así que Malcaminos nace con la idea de fusionar cine y turismo y, por añadidura, conseguir que la gente entendiera que era un potencial, algo que para nosotros era vital. Cine no es el rodaje, que se acaba, sino que es un atractivo para que sigamos con otra industria, la turística. Llevamos ya 20 años, así que creo que la idea ha funcionado.
¿Qué sorpresas descubren vuestros clientes?
Nosotros hemos tenido gente que ha venido de Nueva York o Japón solo y exclusivamente para que les ayudemos a localizar un fotograma. Y hemos encontrado alguno alucinante. Es parte de nuestra actividad, una cosa privada, a la carta. Hay que dedicarle mucho tiempo y tiene un coste. Y es de la persona que lo paga, no lo podemos utilizar para promocionarlo en nuestra web. Hay privacidad.
¿Qué otras rutas ofrecéis?
Nuestras rutas estándar están basadas en geología, porque muchísimas personas vienen para ver esa geología del desierto, y en paisajismo. Y en el cine, que fue el punto de inicio. Nosotros llevamos al cliente al lugar donde se rodaron las grandes escenas de películas, les mostramos el fotograma y les decimos que miren el entorno… Y dicen: “Si estamos aquí”. Lo hacemos con las grandes películas históricas, pero también con las del presente. Incluso con algunas que han pasado más inadvertidas. O películas de culto, de directores que han hecho auténticas maravillas. Es decir, nuestras rutas recorren desde el inicio, en 1956, hasta la actualidad, y se van actualizando cada día. Hay películas que nadie sabe que se han rodado aquí, como ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’, en la que toda la parte del desierto australiano está rodada aquí, cuando se encuentra con un grupo de ovejas en mitad del campo. A Almería la han querido encasillar en el spaguetti western, pero el Desierto de Tabernas ha sido todos los lugares del mundo en el cine, y es el único lugar del que se puede decir eso. Almería no es spaguetti western, Almería es cine.
¿Y estamos cuidando este Desierto?
Una de las actividades que hacemos sirve precisamente para mantener el desierto limpio y que se respeten los márgenes de la zona protegida. No se puede permitir que vengan motos y coches y destruyan todo, cuando tienen prohibido entrar. Y se cuelan a montones, porque no hay guardias suficientes. La administración tendría que poner más medios sobre el terreno. El año pasado tuvimos un bombardeo de autocaravanas en el desierto, que encendían fuego, acampaban… Y no aparecía nadie. Por la mañana desmontaban y se iban. Y luego hay problemas serios, porque llueve, se salen las ramblas y las caravanas parecen barcos flotando hacia Almería. Hemos tenido que ir a rescatar a gente en más de una ocasión.
En Malcaminos también trabajáis en los rodajes. ¿Qué tipo de tareas hacéis?
Nuestro trabajo siempre parte con las localizaciones. Para nosotros es un fuerte, porque conocemos hasta el último rincón. Somos muy metódicos, con el plan de localizaciones y el de rodaje, vemos cuántos días hacen falta para tenerlo resuelto y lo resolvemos fácil. Los jefes de localización al principio no se lo creen, pero cuando terminamos se quedan flipados. Luego pueden querer ir a ver la localización otra vez, a otra hora del día, pero ya se va a tiro hecho. También tramitamos permisos, en cine y en publicidad. Porque aquí no vivimos solo del cine, vivimos mucho de la publicidad, de spots y de reportajes de grandes revistas de moda, como ‘Elle’, con la que seguimos colaborando. Y de Bollywood, todo lo que se ha hecho aquí también lo hemos hecho nosotros.
¿Tenemos de verdad una nueva edad de oro del cine en Almería?
Estamos mejor de lo que me imaginaba, sinceramente. Somos un recurso fantástico para la industria cinematográfica. Tenemos bastante buena fama, afortunadamente, nuestros espacios naturales son los que son y se han hecho avances para facilitar los rodajes. Pero no se ha hecho nada, o muy poco, para que la administración lo ponga fácil. El aeropuerto es vital, porque a veces tienen que venir desde el de Málaga, o de Alicante o Madrid. No tiene sentido, cuando somos un objetivo de la industria audiovisual. Y la industria audiovisual mueve mucho más en Almería de lo que la gente cree.
¿Qué supone para Tabernas y la provincia un festival como el Almería Western Film Festival, con el que también colaboráis?
Hemos estado siempre en la coordinación, con el Ayuntamiento de Tabernas detrás, porque si no, no se hubiera conseguido. Yo creo que es un punto y aparte. Es un festival único, que suena. Y en el que se mantiene el contacto con los que vienen. De hecho, han salido proyectos de gente que ha venido al festival, que ya están filmados. El festival ha dinamizado enormemente el cine en la provincia.
¿Por qué es único el Desierto de Tabernas?
Porque tiene una orografía y un desgaste únicos, porque la erosión se inició hace poco tiempo. Es un desierto muy joven, en el que todos los elementos de erosión se ven. Y eso no se da en muchos otros desiertos, en los que la erosión sucedió hace ya muchísimos años. Y además tiene la ventaja de que puedes pasar días en el desierto pero, si quieres salir, tienes varios pueblos a 20 minutos.
(Entrevista publicada en el número de septiembre de 2022 de la revista Foco Sur).