Durante las últimas cuatro décadas, la fotógrafa Jeanne Chevalier (1944, Montier, Suiza) ha dado forma a través de sus fotografías a la imagen iconográfica de la provincia de Almería y, en concreto, del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Su trabajo capturando la esencia de los paisajes y sus habitantes es indispensable para conservar la memoria de lo que este territorio ha sido y es a lo largo de estos últimos años.
Desde que se estableciera en nuestra provincia en los años ochenta, tras haberla visitado en varias ocasiones ya desde la década anterior, Jeanne Chavalier ha venido atrapando con su cámara la verdad más sincera que ofrece al visitante esta tierra. Desde los indescriptibles paisajes de dunas y calas de Cabo de Gata, a los protagonistas silenciosos de la vida en la zona rural almeriense, Chevalier ha sabido detener en el tiempo los momentos esenciales de estas gentes y sus circunstancias cotidianas, así como retener para la eternidad el misterio de la arena, el agua y la luz que el Parque Natural ofrece a quien lo mira con ojos atentos.
Apartada de la vida ajetreada de las ciudades, en la casa que había adquirido en 1987 en Las Presillas, cerca de Los Escullos, primero, y en Las Fuentecillas después, tras fijar su residencia de forma definitiva en 1990, «en una casa aislada donde el agua y la luz tienen que llegar con dificultad», Chevalier ha ido dando rienda suelta a su pasión por fotografiar al ser humano pero, también, capturar «las huellas dejadas por el viento, la transparencia del aire, el mar y sus cambios de humor». En definitiva, deja constancia en sus fotografías del paso del tiempo capturando los momentos decisivos para crear el relato de un pueblo y sus habitantes; sus historias.
La imagen de chevalier con la palabra de valente
La magia de Almería capturada por Chevalier tiene como principales ejemplos los libros ‘Calas’ y ‘Campo’, en los que la fotógrafa suiza pone las imágenes y el poeta José Ángel Valente, la palabra. Ambos, vinculados por sus residencias en nuestra provincia y en Suiza; ambos fascinados por los paisajes de Cabo de Gata, por sus habitantes. El primero, publicado en 1989, es una selección de la fotografías de Jeanne Chevalier a las que pone ‘voz’ una colección de poemas de Valente, seleccionados por ella entre la obra previamente publicada por él. El libro ganó el prestigioso Premio Kodak.
Para el segundo, la colaboración dio un paso adelante y Valente escribió los textos para acompañar las imágenes de Chevalier. Publicado en 1994, ahora la mirada de ambos maestros se fija en la gente de los campos de Níjar, que años antes había diseccionado el escritor Juan Goytisolo. Ya en 2006, Chevalier escribió los textos de su último libro de fotografías dedicado a nuestra provincia, ‘Un miroir au soleil Almería Bayyana’.
Aunque desde hace unos años vuelve a tener su residencia en su país natal, Chevalier nunca ha dejado de pasar temporadas en su casa de Cabo de Gata. Y sigue presente en la vida cultural de nuestra provincia. Lo último ha sido su participación en la exposición ‘Ars Visibilis V’, parte de la programación del espacio cultural MECA Mediterráneo Centro Artístico para PHotoEspaña 2020, en la que se ha podido ver un montaje de una flor que simboliza el sentimiento de pérdida de un ser amado.
Entrevista a Jeanne Chevalier
¿Cuáles son tus primeros recuerdos de Almería, lo que más te llamó la atención?
Fue en 1963, me acuerdo de un viaje largo en un camino ahogado entre el polvo y el aire. Paisaje desnudo. Paisaje de antes de la vida. Acostumbrada a la suavidad de los verdes pastos helvéticos y a la magia de los bosques en otoño, me quedaba hipnotizada por este paisaje sin árboles, sin hierba y tan quemado por el sol que la tierra se había vuelto a veces descolorida o a veces roja. Bien escasos eran los habitantes en este lugar…
¿Qué hizo que decidieses venirte a vivir aquí tantos años?
De 1968 a 1975, varios viajes me traen otra vez a este maravilloso valle de Los Escullos. Vuelvo para unos días de vacaciones, el tiempo de descubrir las playas de Mónsul y de Genoveses, la mina de oro de Rodalquilar, Níjar y la Chanca de Almería.
Vivías en una zona aislada de Cabo de Gata. ¿Cómo eran los días en este lugar?
Al principio vivía en Las Presillas, pueblecito de unos veinte habitantes, situado por encima de Los Escullos y frente al monte de Los Hermanos. Tenía tiempo y disponibilidad para escuchar durante largos ratos a mis queridos vecinos, casi todos jubilados. Los fotografío, me hablan de su vida, de los sufrimientos provocados por la pobreza, la guerra, su aislamiento del mundo. No se imaginan que esta misma tierra pueda originar paz y felicidad. Posan de una forma muy libre, la cámara no parece molestarlos. Es todo tan simple, tan verdadero. Gracias a su generosidad, aprendo a conocer mejor a los habitantes de esta región. Cada pequeño detalle atrae mi atención y persigo mis ‘ejercicios fotográficos’ con pasión y paciencia. Tomar y dar.
¿De qué forma te han inspirado los paisajes almerienses a la hora de expresarte como artista?
Durante mucho tiempo, el tema de mis imágenes ha sido el ser humano, aquí, el lugar me habla de la continuidad, del tiempo, del gran vacío creador de espacio, de la austeridad, de la sutileza de los colores. El paso del sol es una lección de luz. Me ejercito en fotografiar las huellas dejadas por el viento, la transparencia del aire, el mar y sus cambios de humor. Todo vive, todo es movimiento.
Colaboraste con José Ángel Valente en los libros ‘Calas’ y ‘Campo’. ¿Cómo fue el proceso de estas colaboraciones?
Para mí, trabajar con José Angel Valente fue un milagro. Cuando llegue a conocer al poeta, me sentí muy cercana a su pensamiento, sobre todo cuando afirma que hay algo fundamental, por no decir sagrado, en la naturaleza y que cada agresión contra un paisaje es una agresión contra la vida misma. Contra el hombre mismo. Para el libro ‘Calas’, elegimos poemas de sus libros ya editados. Y por amistad, para el libro ‘Campo’, José Angel me hizo el regalo de escribir textos especialmente para el libro.
¿Cómo era la vida cultural en nuestra provincia en los años que viviste aquí?
Bueno, todavía sigo viviendo aquí la mitad del tiempo. De lo que me daba cuenta es que, para mí, vivir en la naturaleza disminuía la necesidad ‘cultural’. Pero el Centro Andaluz de la Fotografía había abierto y presentaba exposiciones muy interesantes, había encuentros de literatura, la peña de flamenco, pequeñas galerías de arte…
Una obra tuya forma parte de la muestra Ars Visibilis, en MECA, dentro a su vez de la programación de PHotoEspaña 2020. ¿Qué idea quieres transmitir con ella?
Es el lenguaje de una flor, que al igual que el hombre, se resiste mucho a morir. Una situación que muchos de nosotros hemos vivido, la de perder a un ser amado.
¿Qué recuerdos tienes de Almería, vista en la distancia?
Me doy cuenta de que, en mi memoria, ¡Almeria es Cabo de Gata en invierno!
(Reportaje publicado en el número de noviembre de 2020 de la revista Foco Sur).
[…] el desaparecido Manuel Falces, impulsor y primer director del Centro Andaluz de la Fotografía, a Jeanne Chevalier, creadora de toda una iconografía del paisaje de Cabo de […]
Me gustaMe gusta