Fernando Barrionuevo es una de las figuras más relevantes de la cultura almeriense. Con una carrera artística de más de 40 años, y al frente de MECA Mediterráneo Centro Artístico, un espacio cultural que lleva 30 años situando a Almería en el mapa del arte contemporáneo mundial y que, además, es sede oficial de un festival del prestigio de PHotoEspaña, Barrionuevo repasa su trayectoria y ofrece un análisis del estado de la cultura en nuestra ciudad y provincia.
¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo del arte?
Empecé muy joven, buscando mi propio camino, un poco entre la calle y las pequeñas galerías de arte que había en Almería. Desde muy pequeño tenía muy claro que el arte iba a ser mi vida. Desde luego, lo ha sido, porque de otra forma no habría llegado hasta aquí. La primera exposición con cierto carácter profesional, porque preparas las obras, la temática, dibujas, pintas, hasta tener las piezas que quieres, haces el esfuerzo para montar la exposición, fue en la librería Picasso, en el año 1976. La hice con un compañero, Daniel Muriel, profesor hoy en Málaga. La hicimos como un homenaje a Pablo Picasso, una plaza de toros con los cuadros de Pablo viendo la obra. Empecé a trabajar con un estilo un poco surrealista, siempre basado en mis pensamientos y sueños, relacionando el blanco y el negro, la luz potente y la sombra, algo que me inquieta, cómo ese chico tan joven tenía las ideas tan claras y tanta fuerza para iniciar la carrera que empezó.
Poco después te marchas fuera. ¿Era difícil tener una carrera artística en Almería o era una experiencia que había que vivir?
Una cuestión que tengo muy clara y que aconsejo siempre a todo el mundo es que una parte de la escuela de la vida te la da el conocer otras culturas. Y sí, estuve viviendo en Francia, en Alemania, en Inglaterra, incluso en Estados Unidos, pero en Japón fueron doce años o más, ya con una trayectoria, con una obra, con mucho trabajo realizado. Llevaba mucho tiempo haciendo cosas en esta ciudad, a la que le debo todo, la luz, que si te quedas un poco ciego ves, el aroma del Mediterráneo, una zona tranquila, que siempre, cuando estás lejos, la echas de menos.
¿Cómo fue la experiencia de vivir en Japón?
Japón para mí fue muy importante porque, a partir de que había un trabajo en marcha y una obra importante, las exposiciones se realizaron en territorios muy profesionales, galerías que apoyaron mi carrera, y claro, el recuerdo es maravilloso. He tenido momentos apoteósicos, tengo obras en algunos centros importantes y en algunos museos de Osaka, hay obra plástica adquirida en espacios como Latour, que diseñó el arquitecto Tadao Ando. Siempre ha sido progresivo, muy joven y subiendo. Empecé muy joven y para mucha gente a lo mejor no se pueda entender hasta que no lo vives en tu propia carne, las experiencias son muy fuertes. Yo me he hecho una vida a mí mismo. No transformé mi trabajo en el ámbito de la academia, fueron los museos, las exposiciones, los libros, el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio continuo.
¿Y en esa trayectoria artística, cuáles son para ti los grandes logros?
En realidad, el existir como profesional en el mundo del arte. Es un logro seguir siendo buena persona, trabajar como pienso, mi libertad la utilizo como me place. Y el haber hecho un proyecto profesional con continuidad. MECA ha sido y sigue siendo mi sueño, conseguir tener en el Mediterráneo un proyecto con mucha fuerza e independencia en la cultura contemporánea. La buena educación te lleva siempre a entender cosas complicadas al principio, pero muy bellas, como es el arte. Para mí es maravilloso, el mundo del arte es igual que la vida. Mi logro es ser un profesional que se levanta por la mañana, abre la puerta de su estudio, anda por la calle, va a tomar un café, ve respirar a la gente… Y las grandes preocupaciones de estar trabajando y sobrevivir a esto que estamos viviendo todos.
MECA lleva poco más de 30 años funcionando. ¿Cómo se consigue mantener durante tres décadas un espacio cultural de estas características?
Fue en el 89 cuando se creó el proyecto MECA, en un espacio que se llamaba Casablanca. Vi el lugar como vi otros donde colocar cultura. Era la época adecuada. Fíjate qué modernos éramos entonces, cuando ahora esas cosas se venden como algo muy especial… Considero que tendríamos que haber avanzado más… Llegabas a un local y ponías una obra de arte, una intervención, un músico tocaba, la gente tomaba algo. Todo ese proceso tiene un sentido: empezar a poner la cultura donde los jóvenes la pudiesen ver. ¿Y adónde iban? A los bares, con la música y todo eso, los centros culturales. Yo he trabajado en muchísimos sitios y ese proceso evolucionó y yo también evolucioné, y mi idea sobre los procesos técnicos y los espacios donde teníamos que ubicar el arte. Luché durante muchísimos años por que en mi ciudad pusieran una luz por encima para que se proyectara en las obras, porque si no les ponías luz no se podían ver los cuadros. Trabajé buscando esquinas, una biblioteca pública, para que se pudiesen hacer exposiciones. Para intentar que los bancos no nos cobraran a los artistas ni dejar una obra a cambio. Trabajé muchísimo por desarrollar un proyecto cultural y evidentemente evolucionó. Iba haciendo programas, gestionando exposiciones, abriendo otros proyectos, otras formas de hacer las cosas, relaciones con instituciones políticas. Viajé muchísimo por el país viendo qué museos, qué centros había, qué posibilidades… ¿Cómo, me preguntas? Trabajando mucho, siendo muy generoso, aguantando mucho, siendo muy tolerante, respetando al máximo a cada una de las personas… Intenté que Almería tuviese un nombre entre los proyectos más contemporáneos y que fuese un lugar como lo ha sido en el cine, que vinieron muchos cineastas, pero en las artes plásticas, en las artes visuales, en el arte contemporáneo. Y alguna cosa hicimos. He aguantado trabajando mucho. Y continuidad, eso es lo que ha dado a MECA, posiblemente hoy todavía muy modesta, porque necesita apoyo como todo el mundo de la cultura, pero tiene un buen nivel de trabajo y un gran currículum. Yo sigo, y eso es lo que importa.
En estos años, ¿cómo ha evolucionado el mundo cultural en Almería?
La cultura en Almería, en el ámbito de las artes plásticas, tiene muchas carencias. Voy a ser muy respetuoso, pero la historia demuestra que no hay proyectos con continuidad. Llevo trabajando aquí mucho tiempo y muchas de las actividades que he logrado no están cubiertas económicamente, se hacen porque tenemos generosidad. Y la actividad independiente es muy joven o no tiene la fuerza, no hay apoyos, no nacen cosas nuevas… es otra historia. Yo no la veo bien. Carece de movimiento y de generosidad por parte de los políticos y de la gente que puede apoyar al ámbito cultural. Echo de menos ver exposiciones de arte contemporáneo de buen nivel, echo de menos cierta frescura en la sociedad, andar por la calle y ver cultura, que no te cueste tanto sacar cultura en los medios de comunicación. Que haya una valoración y un respeto sobre la historia y la gente que está trabajando en la ciudad. Los artistas deberían tener un compromiso mayor por sus colegas, no olvidarse de que hay gente que tiene una historia y que sigue trabajando. En fin, un poquito de más sostenibilidad respecto al hecho cultural y de valoración sobre la historia de esta ciudad.
Un poco de memoria…
Sí, un poquito de memoria. Yo no la he perdido… no sé qué ha pasado por ahí.
Uno de esos proyectos que no continuaron fue ALBIAC. ¿Qué pasó con él?
Es que muchos de los proyectos que se empiezan en esta ciudad no siguen. Y si alguno sigue, no va en la línea correcta. He pensado siempre que hay que sumar, no hay que derribar a nada ni a nadie. Eso no es una utopía, es una cualidad humana e intelectualmente es saludable, no se puede estar continuamente en tensión. Se perdieron bienales internacionales entre los años 90 y 95, que las dirigí yo, se ha perdido ALBIAC, que fue un proyecto realizado en el Parque Natural con una enorme aceptación. Tengo que decir que durante esta singladura me ha acompañado Rosa Muñoz Bustamante, directora de Programas de MECA. Gracias a ella muchas de estas actividades han tenido también un fin, y sería un pecado no recordar todos los esfuerzos que hacemos para que nuestros proyectos culturales sigan en Almería. Luego no han continuado no sabemos por qué. A nosotros siempre todo el mundo nos recuerda qué grandes proyectos, qué calidad, qué momentos más maravillosos. Pero punto, no hay continuidad. Nosotros sí seguimos manteniendo las propuestas, de hecho vienen muchísimos artistas a visitarnos, son muchos años ya del proyecto MECA Mediterráneo y para mí sería un sueño poder trabajar cada año en mi ciudad. A mi ciudad viene a trabajar mucha gente para el cine, la música, incluso la literatura. He trabajado muchos años intentando también darle en entornos como las universidades cabida a la cultura, a la parte más joven. Darle a la ciudad de Almería algo más de color. La ciudad necesita color, pero eso no se logra con el silencio, porque el arte es ruido, pero un ruido hermoso. La belleza es romper, no quedarnos en la tranquilidad, en la balsa de aceite.
¿Hay en la ciudad y en la provincia público para este tipo de propuestas?
La cultura no debe estar basada en un rendimiento, la cultura es libertad. A la cultura no se le puede agarrar de la camisa para pararla ni cortarle los pies para que no corra, ni las manos, ni cerrarle la boca. Es lo que nos hace irnos a Alemania, por ejemplo, a ver la Documenta de Kassel, o irnos a la Bienal de Venecia, o a Estados Unidos a ver una gran exposición o un gran acto, o a ARCO a ver si descubrimos en esa feria de Madrid cosas especiales, o viajar a esos espacios donde se están haciendo cosas diferente. Si tienes la oportunidad, porque tienes la gente que sabe hacer ese trabajo, eso atrae público. Es como una ciudad monumental, tenemos una serie de monumentos en la ciudad, podemos hablar de nuestra Alcazaba, de nuestra Catedral, de nuestro Cabo de Gata como monumento natural y de todos esos espacios que amamos en la provincia. Cada rincón, cada lugar, tiene su apuesta. Almería, como capital, debería tener una apuesta muy contemporánea. Estamos en el siglo XXI, ¿tendremos que hacer algo por que esta ciudad demuestre su desarrollo, o volvemos al pasado?
Volviendo al presente, 2020 está siendo un año para recordar por la pandemia de Covid. ¿A qué nivel está afectando a espacios como MECA?
Es complicado. Es una trama natural que nos va a afectar y nos ha afectado a la economía. También va a permitir al enemigo que nunca ha querido que las cosas anden hacia delante situarse en un plano mucho más potente. Nos estamos dando cuenta de cómo bajan las colaboraciones, cómo las instituciones, lógicamente, cortan sus proyectos porque no son rentables, y lo comprendemos. Pero espacios como nosotros han parado en seco y solo con esta ‘normalidad’, entre comillas, que tenemos hemos querido mantener la segunda propuesta de PHotoEspaña como sede oficial en la ciudad de Almería. Podría ser toda Almería, si está aquí es por algo… Todos nuestros proyectos, las actividades que tenemos para Roquetas, las que teníamos para la inauguración del proyecto del Instituto Cervantes en París, los intercambios internacionales con artistas que vienen a Almería y artistas andaluces y almerienses, estamos replanteándolos. Para nosotros ha sido un desastre. He sido un gran corredor de fondo y tengo todavía esa fuerza para seguir.
Con esa fuerza para seguir, ¿qué proyectos tienes planeados y cuáles te gustaría poder desarrollar en el futuro?
Respecto a MECA, tenemos en marcha un proyecto para que venga una serie de artistas de diferentes países a un encuentro en pintura directa, que ya lo hemos hecho en otras ocasiones pero que, en este momento, tenemos algunas dificultades. Vamos a ver cómo las solucionamos. Tenemos un encuentro también de artistas jóvenes que queremos lanzar con propuestas de universidades andaluzas. Se hará en MECA hasta que se puedan utilizar los espacios públicos. Y respecto a mí, sigo trabajando en mi estudio y, de momento, no voy a hacer nada hacia el exterior, por razones personales, tengo una madre mayor y soy quien la cuida. Cuando esto esté mejor, intentaré mostrar mi trabajo. Sigo leyendo, intentando emocionarme, disfrutando lo que puedo de la vida, para que el trabajo no sea solo una losa por el problema del que hablamos, sino que podamos seguir hacia delante.
¿Qué le recomendarías a un joven que se esté planteando ser artista?
Tengo claro que él tiene que tener claro que quiere ser artista. Lo fundamental es una formación adecuada y durante todo ese tiempo, de escuelas, universidad o posibles másteres, que vea y conozca de verdad el mundo del arte. Esto es una carrera de fondo, se acaba el mismo día que dejas de viajar en esta Tierra y estás en otro mundo.
(Entrevista publicada en el número de octubre de 2020 de la revista Foco Sur y en vídeo en Almería Información).