El colapso de camiones con frutas y hortalizas en la frontera, la amenaza de otros países de fuera de la UE como Marruecos y la caída del turismo de clase media son algunos de los efectos negativos que el Brexit, sobre todo si es sin acuerdo, puede tener sobre la economía almeriense.
El aplazamiento concedido hasta el próximo 31 de octubre por la Unión Europea a Reino Unido para que ejecute su adiós como miembro de la comunidad, el ‘Brexit’, ha servido asimismo para prorrogar la incertidumbre que tienen en los sectores económicos de la provincia con intereses en el país británico. Con la agricultura al frente, junto a los sectores que de forma directa trabajan con ella, como el transporte o el envasado, todos miran ahora hacia Westminster esperando que el Parlamento ratifique de una vez los acuerdos de la primera ministra Theresa May, que no parece lo más inmediato, dadas las fuertes diferencias no solo entre May y la oposición, sino dentro de su propio partido, que ha llegado a tirar el acuerdo incluso habiendo ofrecido ella su dimisión posterior como contrapartida.
Aunque por volumen es el más potente, no es el agrario el único sector interesado en que la situación se aclare: también el turismo o el de la vivienda e incluso los comercios de las pequeñas localidades de la provincia que ahora cuentan con amplia población británica se pueden ver afectados por lo que finalmente suceda. Si en el campo preocupan los posibles aranceles o las colas que se puedan producir en los controles aduaneros, que perjudicarían a productos perecederos como los que se llevan a las islas desde nuestra provincia, en el sector turístico podría haber una caída de visitantes de clase media, la que suele viajar en los paquetes de ‘todo incluido’, si las fluctuaciones de la libra acaban minando su poder adquisitivo. Y si establecerse en España se les complica a los británicos o deja de serles atractivo, porque por ejemplo dejen de tener acceso a la sanidad gratis, el mercado de la vivienda también podría verse mermado en zonas en las que habitualmente, hasta ahora, los jubilados del Reino Unido vienen pasando la mitad del año.
En cualquier caso, el foco principal está puesto en la agricultura, ya que Reino Unido es uno de los principales clientes de los productores de Almería. Para el sector agrario almeriense, Reino Unido es el tercer país de destino dentro de la Unión Europea, con un 11,5% de las exportaciones de frutas y hortalizas, lo que supuso más de 300 millones de euros en volumen de exportaciones en 2018. «Evidentemente, si salen sin acuerdo, puede tener repercusiones en trámites aduaneros, incluso puede afectar al tipo de cambio y que sean más o menos competitivos nuestros precios para ellos, también podría haber requisitos sanitarios, que ya ha salido el Ministerio de Sanidad hablando con el sector de qué procesos podrían exigir y de qué manera simplificarlos para que sea más ágil el paso de la frontera, pero todavía no se sabe lo que va a pasar», explica Laura Piedra Muñoz, vicedecana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAL, que añade que, en cualquier caso, «el efecto para el sector agrario almeriense va a ser importante».
Un problema de logística
Su compañero Juan Carlos Pérez Mesa, profesor titular en el Área de Organización del Departamento de Economía y Empresa, recuerda que «todavía es pronto para saber lo que va a pasar», aunque señala que «si preguntas a las empresas del sector, la mayoría no están preocupadas. Hay cierta inquietud, pero el comercio va a seguir igual independientemente de que el Brexit sea con acuerdo o sin acuerdo». Para Pérez Mesa, el principal problema es el de la logística. Cómo afectará la salida de la Unión Europea al transporte por carretera, el principal medio para llevar tomates, berenjenas, pepinos y pimientos a Reino Unido, a través del túnel del Canal de la Mancha.
«Si se produce un Brexit sin acuerdo y tienen que cerrar la frontera, me preocupa la aglomeración de camiones que se va a producir cada día», señala el profesor, que recuerda además que «la competencia lo tiene mejor organizado que Almería, que utiliza casi el 98% del transporte por vía terrestre, mientras que otros competidores, como Marruecos, exporta directamente por vía marítima y quizás pueda tener un desahogo más importante».
Andrés Góngora, secretario provincial de COAG Almería, también apunta al colapso de la frontera como uno de los principales problemas que puede generar el Brexit. «Hasta ahora la entrada era relativamente sencilla porque no se estaba exigiendo demasiada documentación», explica, pero tras el Brexit, añade, «las empresas logísticas que trabajan con Reino Unido, en camiones, sí nos decían que se puede prever un retraso en el Eurotúnel de cuatro o cinco o días». Eso sí sería un problema grave, indica Góngora, «porque nosotros manejamos mercancías muy perecederas». El secretario provincial de COAG comenta que desde el Ministerio de Agricultura se había hablado de alternativas al transporte por carretera como el barco, con el Puerto de Bilbao como punto de partida para enviar a Reino Unido las exportaciones españolas, «pero no hay nada hecho», matiza. Y añade: «Sería deseable que Almería se posicionara ahí con el Puerto».
En este sentido, la Autoridad Portuaria de Almería tenía adelantado un acuerdo para enviar por barco al norte de Francia contenedores con la producción hortofrutícola almerienses, a falta de las firmas finales con las empresas del sector, pero con el adelanto electoral en Andalucía y el cambio de Gobierno se ha paralizado de momento, una vez que ya no había tiempo de ponerlo en marcha para la actual campaña agrícola.
Estas vías alternativas, en cualquier caso, no deberían ser la prioridad, según Pérez Mesa, que considera que «el futuro va a seguir siendo la carretera, mejorando las condiciones, queramos o no, para el caso de los productos perecederos». En este sentido, el profesor se pregunta «¿qué sentido tiene trasladar ladrillos por camión? Es mejor dejar el transporte por camión para productos perecederos. ¿Para qué necesitamos enviar equipos de música o madera a Alemania en camión?». Además, en el caso de la vía marítima, señala que «tienen que salir barcos cada semana con un volumen mínimo muy alto, porque en un barco pueden caber cien contenedores de 20 toneladas cada uno, así que hay que juntar una cantidad ingente de frutas y hortalizas para que el barco sea rentable». Y a esto habría que añadir la urgencia con la que los clientes suelen realizar pedidos, en muchas ocasiones con pocos días de antelación, para lo que la carretera es una opción más ágil.
Los aranceles no preocupan
En lo que coinciden los expertos es en minimizar el riesgo de una subida de aranceles a los productos agroalimentarios. Reino Unido es un país importador y no puede arriesgarse a que el suministro se complique poniendo trabas a la entrada de productos, sobre todo en los meses de invierno. Incluso, como señala Pérez Mesa, «hay empresas de Almería, como en el caso de la lechuga, que ya están produciendo allí porque les resulta más fácil en verano mandar la producción directamente que desde aquí».
Emilio Galdeano Gómez, catedrático de Economía Aplicada en la UAL, apunta a los costes añadidos de nuevos trámites burocráticos. «Habrá un coste adicional por la burocracia y los trámites nuevos que habrá que hacer, que es un elemento a tener en cuenta a los precios que se puedan conseguir en el Reino Unido, ya que si se incorporan estos costes, el margen comercial que se tenga será un poco menor», explica, «pero con la capacidad que tiene el sector para consolidar relaciones con los supermercados de allá y con las empresas importadoras, no debe haber mucho problema».
En esta misma línea, Andrés Góngora recuerda que «Almería tiene bastante tradición exportadora, por lo que todos los nuevos requisitos en cuanto a documentación, vamos a ser capaces de hacerlos». En el caso de los controles fitosanitarios, en principio se van a mantener los que ya hay. «Son protocolos de calidad privados que no exigen solo el cumplimiento de la normativa europea, que también, sino que sus estándares de calidad están por encima de la propia normativa», señala el secretario provincial de COAG Almería.
Incluso en el caso de que fuese un Brexit muy duro, en el que se impusiesen una serie de restricciones, los expertos consideran que hay fórmulas para esquivarlas, como cuando se dejaron de importar aceitunas desde Estados Unidos. Entonces, las empresas españolas adquirieron empresas en el mercado de destino, para actuar como locales, recuerda Pérez Mesa, que tiene claro que «el comercio va a continuar sí o sí, y las empresas de Almería tienen una capacidad de adaptación tan grande que no creo que les vaya a perjudicar en exceso el Brexit». Góngora, en la misma línea, asegura que «un supermercado de Reino Unido no se puede permitir tener un lineal sin pepinos, sin tomates o sin berenjenas. Así que no creemos que el Gobierno de Reino Unido vaya a poner tasas arancelarias o poner freno a las exportaciones».
La amenaza de Marruecos
Una de las situaciones que podría darse en el caso de un Brexit sin acuerdo es que Reino Unido comience a negociar con cada uno de los países de donde le convenga exportar productos. Ahí, la amenaza de Marruecos, que intentará mejorar su cuota de mercado aprovechando la situación, es latente y preocupa en cierto sentido a los productores. «Es muy importante la manera en la que salgas, con acuerdo o sin acuerdo, también de cara a los competidores», apunta Laura Piedra, que asegura que «a los competidores les interesaría que salieran sin acuerdo porque tendrían una ventaja respecto a como están ahora».
Asimismo, hay que tener en cuenta que hay un grupo de países de fuera de la UE, entre ellos Marruecos, que mantienen cupos autorizados por Europa para exportar sus productos sin pagar aranceles. En este caso se daría además un efecto colateral, y es que no se modifique de forma adecuada el cupo que ahora tienen Marruecos y otros países, de forma que sumando lo que se distribuye en la UE más lo que pudieran vender por libre a Reino Unido suponga un fuerte aumento de cuota para esos mercados terceros.
Por este motivo, los productores reclaman que se reduzca el cupo de países terceros en al menos un 11%, que es la población que va a perder la UE con la salida del Reino Unido. En realidad, explica Andrés Góngora, habría que conocer «cuánto de ese producto ha ido destinado a Reino Unido y que se reduzca teniendo esto en cuenta», que señala que este «es uno de los temas de los que tenemos que estar muy pendientes», porque «si Marruecos sigue trabajando con Reino Unido pero se le reduce del contingente que tiene con Europa, no habría un colapso, pero si no se hace, evidentemente que puede ser un problema».
Más optimista, Pérez Mesa recuerda que desde hace años hay una fuerte relación entre los distribuidores de Reino Unido y las empresas almerienses, con clientes fijos y potentes como la cadena de supermercados Tesco. En su opinión, se seguirá dando «una negociación de cliente con proveedor» y «como ya existe de largo plazo y se conocen perfectamente, entre ambos buscarán soluciones para que la relación continúe más o menos en un marco estable». Así, añade el profesor, las cadenas británicas «van a tener que seguir funcionando con los proveedores de Almería, porque les interesa, porque saben que Almería funciona y se adapta rápidamente a cualquier cambio».
El papel de la libra
Preocupa más, pero es algo incierto, cómo fluctúe la libra respecto al euro una vez que se consuma el Brexit. «Dependiendo del tipo de cambio, el Brexit podría ser incluso favorecedor para algunas empresas», comenta Pérez Mesa, que recuerda que las empresas almerienses llevan trabajando con Reino Unido desde antes de que España entrase en la Unión Europea, y entonces el tipo de cambio era favorable para las empresas de aquí, al tener que trabajar en libras. Y aunque asegura que «el euro y la libra son monedas que van a permanecer muy estable», también señala que «cada variación de céntimo, multiplicado por muchas toneladas, puede ser algo que tener en cuenta».
Emilio Galdeano explica, en este sentido, que «hasta ahora había cierta estabilidad con el Banco Central Europeo, que ahora, con la mayor necesidad de expansión financiera que pueda tener la libra puede crear más fluctuaciones». Asimismo, Laura Piedra asegura que «las fluctuaciones en el cambio pueden afectar a la libra, pero el euro se va a quedar igual».
Al sector este asunto les preocupa especialmente, porque ya lo están viviendo. «Llevamos unos meses que la libra está muy inestable, con subidas y bajadas constantes», cuenta Andrés Góngora, que recuerda además que «ya tuvimos hace tres años una devaluación de la libra muy importante que afectó a bastante gente de nuestro sector». El problema es que la negociación se realiza en libras, no en euros, fijando un precio, pero la liquidación tarda en algunos casos 60 días o incluso más. Así, explica el secretario provincial de COAG Almería, «una devaluación de la moneda en ese periodo hace que tus cálculos de vender, por ejemplo, un kilo de calabacín a un euro al cambio, pasen a ser 60 o 70 céntimos», con la consiguiente pérdida.
Otro problema colateral, relacionado con el tipo de cambio, es el de los seguros que los productores contratan para precisamente tener las espaldas cubiertas en caso de devaluación. Con la incertidumbre y la inestabilidad, «las aseguradoras están encareciendo los precios del seguro de cambio e incluso algunas garantizando porcentajes cada vez más pequeños», revela Góngora.
Haya Brexit con acuerdo o sin él, en la Junta de Andalucía ya están trabajando para intentar minimizar los riesgos que afecten a las exportaciones andaluzas a Reino Unido. Carmen Crespo, consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, anunciaba en abril que desde la Consejería han previsto un Plan de Acción frente al Brexit, teniendo en cuenta que, según dijo, las exportaciones andaluzas «se pueden ver afectadas con y sin acuerdo», sobre todo por el problema que se pudiera generar en las aduanas. En 2018, las exportaciones a Reino Unido sumaron el 9,6% del total de las ventas exteriores de Andalucía, con más de mil millones de euros. Entre las medidas que incluye, se encuentra la de pedir a Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que solicite a la UE que cree un fondo de urgencia para el Brexit que se financie con recursos propios europeos.
Turismo y vivienda, en riesgo
La agricultura no es el único sector económico al que el Brexit puede afectar de forma negativa en nuestra provincia. Turismo y vivienda también corren peligro de verse mermados, si se dan las circunstancias para que se dificulte el tránsito de ciudadanos británicos en la Unión Europea y, por tanto, en nuestro país. Sobre todo, por dos motivos: una devaluación de la libra que redujera significativamente el poder adquisitivo de la clase media, que conforma el grueso de los turistas que llegan a Almería mediante paquetes de agencia de viajes; y la pérdida de la libre circulación, por lo que el turista necesitaría pasaporte para entrar a España, lo que suele retraer a la hora de viajar. Este último caso, sería además más delicado en caso de un Brexit sin acuerdo.
Como recuerda Fernando Giménez, diputado de Turismo, el británico es «un mercado que hemos ido consolidando a lo largo de los años, hasta el momento actual que contamos con vuelos directos a Almería desde prácticamente la totalidad del Reino Unido». El año pasado, desde Reino Unido llegaron al Aeropuerto de Almería 181.932 viajeros, aunque la cifra incluye también a almerienses que volvieran de un viaje. El total de extranjeros que llegaron a Almería en avión asciende a 356.400, según datos de AENA facilitados por la Delegación de Turismo de la Junta de Andalucía en Almería. En total, añade Giménez, «el año pasado llegaron a nuestra provincial en torno a 300.000 turistas procedentes del Reino Unido».
José Luis Delgado, delegado de Turismo en la provincia, apunta varias claves de lo que puede deparar el futuro. Por un lado, la devaluación de la libra, que «aun no sabemos cómo puede ir», pero que recuerda que ya funcionan ahora con la libra. En cualquier caso, cree que podría afectar al número de viajeros procedentes de las islas. Asimismo, señala que tener que usar pasaporte para viajar puede retraer a la hora de contratar el viaje, ahora que no valdría con el DNI.
En el caso de la libra, Juan Carlos Pérez Mesa, profesor titular en el Área de Organización del Departamento de Economía y Empresa de la UAL, señala que lo importante será «la capacidad adquisitiva que puedan mantener ellos después del Brexit». Si, en el caso de un Brexit duro, se imponen «muchas trabas al comercio, que subirá los precios en el mercado local y la inflación», las clases medias perderán poder adquisitivo. Y estas son, recuerda el profesor, “las que vienen aquí en masa».
El delegado señala asimismo como importante el caso de los residentes, a los que podría afectar el Brexit, reduciendo el número de viajeros que vienen a Almería a ver a sus familiares residentes en la provincia. Por ello, plantea diseñar «un Plan de Turismo específico para ellos», puesto que es un sector importante que además habla muy bien de Almería siempre. Desde la DIputación de Almería, explica Giménez, han «·doblegado esfuerzos para buscar alternativas y nuevos mercados que permitan que los datos turísticos de la provincia sigan creciendo. Del mismo modo, seguimos trabajando con los touroperadores británicos para que sigan apostando por nosotros y estamos teniendo una respuesta muy positiva».
Emilio Galdeano, catedrático de Economía Aplicada de la UAL, añade que «hasta hace poco había turismo sanitario, que era uno de los atractivos que tenía España para muchos británicos, y va a desaparecer». En la misma línea, Laura Piedra, vicedecana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAL, señala que «hay mucha gente en el Reino Unido que se jubila y pasa aquí la mitad del año, de vacaciones, y son gente mayor que sabía que tenía cobertura sanitaria. Y ahora puede afectar a la hora de decidir venir tanto tiempo. Y si la libra pierde, también les supone más coste venir aquí, puede afectar a los precios, que ahora para ellos son muy asequibles».
Galdeano apunta también a la situación de los residentes, a los que les afectaría «qué trámites tendrán que hacer para comprar una vivienda y para venirse a vivir aquí, si no están en la Unión Europea. Eso puede afectar tanto al sector turístico como al inmobiliario».
(Reportaje publicado en el número de mayo de la revista Foco Sur).