España se prepara para abandonar los vehículos de gasolina y diésel. La apuesta de empresas y administraciones por crear las infraestructuras necesarias y los avances tecnológicos en coches eléctricos serán claves para un cambio que va a suponer un impacto en la manera en que nos movemos, el medio ambiente y la economía.
No contaminan y suponen un considerable ahorro en combustible y mantenimiento, pero no terminan de arrancar en nuestro país. Las ventas de coches eléctricos crecen en España a menor ritmo que en Europa, aunque la aprobación de la nueva Ley de Cambio Climático puede suponer su impulso definitivo. La prevista prohibición sucesiva de los vehículos de combustión, diésel y gasolina, así como las medidas que ciudades como Madrid están implantando para favorecer la movilidad en medios de transportes más sostenibles también acabarán por darle un empuje al coche eléctrico y otros medios no contaminantes. Pero para que la transición funcione, se necesitan inversiones en infraestructuras, tanto a nivel administrativo como particular, ahora que la tecnología de los fabricantes de vehículos está acercando las prestaciones de los eléctricos a las de los de combustión.
Las petroleras ya han previsto el cambio que se avecina y miran a las empresas eléctricas para introducirse en este mercado incipiente. A finales de año, por ejemplo, Repsol anunciaba la compra de Viesgo, la quinta eléctrica del país, y mantiene una red de ‘electrolineras’ (estaciones de servicio para vehículos eléctricos) junto al Gobierno vasco en Euskadi y el norte de España. Las mismas eléctricas, que tienen ante sí un potencial filón de nuevos clientes, también están anunciando inversiones para crear redes de puntos de recarga, como hacía en diciembre Endesa con su nueva línea Endesa X, que prevé la instalación de hasta 108.000 puntos de recarga hasta 2023.
En Almería, los Ayuntamientos, que disponen de una línea de ayudas de la Junta de Andalucía para ello, estudian colocar puntos de carga municipales; una estrategia que aumenta su visibilidad y puntúa favorablemente ante cierto tipo de turistas. Más aun teniendo en cuenta que la actual situación tecnológica del coche eléctrico obliga a planificar las rutas en los viajes largos. Así, una localidad con punto de recarga gana a la vecina que no lo tiene a la hora de elegir dónde parar y pasar el par de horas que, al menos, dura el ‘repostaje’.
Asimismo, empresas del sector agrícola de nuestra provincia ya utilizan el vehículo eléctrico para los empleados que realizan rutas a diario por las instalaciones. También se está convirtiendo el eléctrico en la forma de transporte de empresas de mensajería y reparto, que siguen rutas específicas dentro de un perímetro más o menos fijo, con las que no superan la autonomía de estos vehículos. Para ellos, la inversión se amortiza rápido, con el ahorro en gasolina o gasóleo que implica a diario.
Más puntos de recarga
El principal problema, para el ciudadano común, es que aun está muy verde la implantación de puntos de recarga, tanto públicos como particulares; algo que incluso es más notorio en nuestra provincia, aunque se van dando pasos en la buena dirección. «El reglamento eléctrico ya contempla poner puntos de recarga en viviendas, centros comerciales o garajes», explica a Foco Sur Jesús Parrilla, socio fundador de la empresa Albedo Solar, que entre sus actividades incluye la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos combinados con sistemas de generación de energías renovables.
Al auge de esta nueva movilidad han contribuido, explica Parrilla, «los problemas medioambientales de las ciudades, la contaminación atmosférica, los precios de los combustibles y su oscilación constante, y también la irrupción de las renovables, que ahora producir energía eléctrica es muy económico, la puedes producir in situ y si tienes un vehículo eléctrico lo puedes recargar en tu propia vivienda». Precisamente, para los propietarios de viviendas unifamiliares dar el salto al eléctrico es más sencillo, ya que solo necesitan una instalación en su garaje que cuesta unos 2.000 euros o menos, dependiendo del tipo de coche, y que además los fabricantes de vehículos suelen incluir de oferta, tanto el punto como su instalación, al comprar uno de sus modelos eléctricos. En el caso de un edificio de pisos, hay que hacer una notificación a la comunidad de vecinos y llevar el cable desde la plaza de aparcamiento hasta el contador de la vivienda particular, aunque también les puede salir gratis al comprar el vehículo.
La ventaja añadida en el caso de las unifamiliares es que la instalación puede ser, como en el caso de las que montan Parrilla y sus compañeros de Albedo Solar, de generación de energía solar, con lo que se eliminan las fuentes contaminantes y se reduce el precio de la recarga de forma considerable, al no tener que pagar factura eléctrica más allá de la de conexión.
En cualquier caso, la recarga de un coche eléctrico es mucho más barata hoy en día que llenar el depósito. Si un vehículo de combustión sale por unos siete euros a los cien kilómetros de media, uno eléctrico ronda el euro o euro y medio, dependiendo del modelo y de dónde se cargue el coche.
Vehículos para uso diario en la ciudad
Tanto por el ahorro, como por el beneficio medioambiental y la reducción de contaminación que conllevaría en las ciudades, el eléctrico está llamado a ser el método de transporte personal que predomine en las ciudades a no muy largo plazo. Así lo ve Juan José Aguilera, asesor comercial de Syrsa Renault en Almería, especializado en vehículos eléctricos. Renault es la marca que está liderando las ventas de este tipo de coches con el Zoe, un modelo que suma a una más que suficiente autonomía el precio ajustado, por debajo de la mayoría de modelos a la venta en España. «Es un coche que le vale al 90% de la población para un uso diario, porque hablamos ya de autonomías medias de 300 kilómetros, y pocos ciudadanos harán más al día», asegura Aguilera, que añade que «también se puede viajar con este coche, pero tal y como está la cosa en este momento hay que planificar una ruta pensando dónde parar a cargar, sabiendo que hay que estar parado unas dos horas o dos horas y media para cargar».
Cuando proliferen las estaciones de carga, con las autonomías que se están consiguiendo ya, en algunos casos rondando los 400 kilómetros, viajar en coche eléctrico será igual que hacerlo ahora con uno de gasolina. La diferencia es el tiempo de ‘repostaje’. Si en unos minutos uno puede llegar a la gasolinera, llenar el depósito, pagar y continuar el viaje, ahora mismo la carga rápida de eléctricos no baja de 20 minutos. Además, son puntos de recarga que necesitan permisos especiales para su instalación, cosa que no sucede con los puntos de velocidad media, que vienen a llenar las pilas del coche en unas cuatro horas, o los de carga normal, como los de las viviendas, que de media recargan las pilas en unas ocho horas. Y esta carga rápida depende además del modelo de vehículo, que la tiene que admitir.
La tecnología, en cualquier caso, avanza a grandes pasos y, según cuenta Parrilla, ya se están anunciando baterías que darán una autonomía de hasta mil kilómetros, algo impensable para un coche de combustión y que daría la vuelta a uno de los inconvenientes que pueden tener a día de hoy los eléctricos. Con la planificación de crear redes de ‘electrolineras’ a lo largo del país, tampoco será necesario elegir con cuidado la ruta y las paradas como ahora.
En este sentido, Endesa ha anunciado su nueva línea de negocio Endesa X, que supone una apuesta fuerte por la movilidad eléctrica. Así, la empresa invertirá 65 millones de euros en la instalación de más de 8.500 puntos de recarga públicos; de ellos, más de 2.000 puntos llegarán entre 2019 y 2020 y alcanzarán al 75% de la población española. En la segunda fase, hasta 2023, se añadirán otros 6.500 puntos para garantizar una cobertura más amplia de las zonas urbanas, las principales autopistas y las islas, de modo que cada cien kilómetros haya una estación de recarga. Además, en estos cinco años, se ha planificado instalar 100.000 puntos de recarga privados en garajes de viviendas y de empresas.
También Nissan, junto a la empresa Easycharger, está apostando por crear una red de puntos de recarga rápida, que prevé que las principales vías del país tengan una cada 150 kilómetros. Y en el norte, Ibil, empresa propiedad del Gobierno vasco y Repsol, ya tienen 200 ‘electrolineras’, 50 de ellas de carga rápida, la mayor parte en estaciones de servicio ‘tradicionales’ de la petrolera, que tiene el plan de que en todas sus estaciones de servicio haya cargadores para coches eléctricos.
Asimismo, también se está estudiando un modelo diferente, basado en baterías recambiables. «La batería no será tuya, se la alquilarás por ejemplo a Repsol, o a Endesa, y tú pagas por el uso y la carga, como la botella de butano, que nunca es tuya. O la pagas en propiedad», explica Parrilla, que añade que «hoy en día están las opciones de comprarla con el coche o tenerla en alquiler con la marca». Lo que las eléctricas están barajando ahora es llegar a acuerdos con las marcas de vehículos para ser ellos quienes gestionen los cambios de batería. Esto supondría un avance importante en tiempos de espera, porque «ya no habría que esperar ni 20 minutos, sería un cambio de batería, en un par de minutos», detalla Parrilla.
Estaciones de recarga en Almería
Estos son los planes de futuro, pero la realidad actual es otra. Así, en nuestra provincia «El Corte Inglés tiene puntos de recarga gratis si haces una compra, Carrefour también tiene puntos de recarga, y también el hotel La Envía Golf, que tiene además para los Tesla. Hay pocos, pero van apareciendo», señala Jesús Parrilla, que destaca que «hay proyectos de poner puntos de recarga en parques naturales, para que la movilidad en esas zonas sea sostenible» y que «en la Universidad de Almería tienen unos cuantos enchufes y un vehículo eléctrico y están planteándose incluso dar prioridad de aparcamiento a los vehículos eléctricos».
Algunos Ayuntamientos de la provincia también quieren aprovechar la línea de ayudas de la Junta de Andalucía para instalar puntos de recarga en sus municipios. Es el caso de Almócita y Padules, que ya tienen previsto tener una marquesina fotovoltaica que recargue los vehículos eléctricos que pasen por el pueblo utilizando energías renovables. La previsión es que estén instalados antes del verano. «Un pueblo que tiene punto de recarga aparece en las aplicaciones que informan sobre puntos de recarga, y ya es un motivo para parar en ese pueblo», explica el director de Albedo Solar, que considera que esta oportunidad es «muy atractiva para los pueblos de interior, para atraer visitantes», ya que «poner los puntos de recarga en los pueblos les da marketing y visibilidad, y además atrae a un visitante muy interesante, porque el propietario de un coche eléctrico es un cliente con un determinado poder adquisitivo y es una persona concienciada con el medio ambiente».
Otra posibilidad que la normativa actual ya regula es la de instalar puntos de recarga en parkings, donde un vehículo podría repostar durante la jornada laboral, por ejemplo. También en centros comerciales, donde además ofrecer la opción de poder cargar, en un punto de velocidad media, el vehículo, asegura unas cuatro horas de recorrido por las tiendas mientras finaliza la carga.
Los concesionarios también disponen de un punto de carga, como cortesía para sus clientes, donde se pueden recargar vehículos de la marca, se hayan comprado o no en ese centro. Además, hay que tener en cuenta que buena parte de las ventas son con la batería en alquiler, ya que es más económica la inversión inicial. Es el caso de Renault con el Zoe, que sale por unos 22.000 euros con la batería en alquiler, y sube hasta 30.000 con la batería en propiedad. «En alquiler, en función de los kilómetros que vayamos a contratar, se paga una cantidad mensual», cuenta Juan José Aguilera. Este método consiste en hacer un renting en base a una previsión, por ejemplo, de 15.000 kilómetros anuales, que además es flexible y se puede modificar si según avanza el año la previsión del dueño del vehículo varía. Así, «con la batería en alquiler hay que pagar una cuota, pero el fabricante le garantiza un mínimo de la capacidad de la batería, que es un 75%, y se despreocupa, porque es una tecnología nueva y la gente se puede preguntar cómo va a responder, y en el caso de tener un problema el fabricante va a reponer la batería», asegura el comercial de Syrsa.
Tanto el precio del vehículo como el alquiler de la batería pueden disuadir al potencial cliente, aunque el eléctrico compensa a la larga por el menor gasto en combustible pero también en mantenimiento. «Lo tenemos que ver como un coche a largo plazo», matiza Aguilera, que recuerda que «en España se cambia el coche cada doce años de media», generalmente por deterioro de su mecánica. En el caso de los eléctricos, que no tienen aceite, ni filtro de gasoil, ni correa de distribución, ni caja de cambios, «el mantenimiento se reduce al chequeo que se le hace anualmente a la batería, un filtro de habitáculo y neumáticos y pastillas cuando corresponde», detalla Aguilera. Pero como las desaceleraciones cargan la batería, se utiliza menos el freno, lo que amplía el plazo del cambio de pastillas a los 100.000 kilómetros que tiene el Zoe.
Con sus ventajas e inconvenientes, lo que parece claro es que poco a poco, el vehículo eléctrico acabará imponiéndose como la solución sostenible para los desplazamientos urbanos. Solo falta invertir en las infraestructuras necesarias y facilitar que el conductor pueda cargar el coche en el menor tiempo posible y sin tener que andar buscando dónde hacerlo. En el caso de las ciudades y pueblos, concluye Jesús Parrilla, «al final, depende de la política municipal, de dar preferencia o no a este tipo de tecnología. Si un Ayuntamiento está concienciado, más rápida será la inclusión». Para ello, apunta a dar «ventajas a los eléctricos, como que tengan preferencia en zona azul, o que no la paguen, o que tengan paso en determinadas zonas donde otros vehículos no pueden, como pasa ahora en Madrid». Así, si los Ayuntamientos se implican activamente, asegura, «el cambio será mucho más rápido».
Apuesta por los eléctricos y la energía solar
Desde hace años, varias empresas de Almería están apostando por reducir sus emisiones de gases mediante la energía solar y los vehículos eléctricos. Están las que se encargan de la instalación de distintas infraestructuras de generación de energía renovable y de puntos de recarga para vehículos eléctricos, como Albedo Solar o Proconsult, que además se encargan tras la instalación de proporcionar a los clientes el acceso a las herramientas digitales de gestión de sus instalaciones, para que puedan comprobar el rendimiento que le están sacando.
Proconsult lleva 20 años apostando por las renovables y ha surtido de marquesinas solares de recarga de vehículos o de sus conocidas Sun Towers a varias empresas de la provincia, como La Almazara de Canjáyar, Escobi, Balcón de Níjar e incluso el concesionario de BMW en la capital. Gabriela Escobar, responsable de marketing y comunicación de Escobi, empresa agrícola que lleva desde 2014 apostando por la enegía solar, explica que «las instalaciones de Escobi están semicubiertas por paneles solares, distribuidas en una torre solar, dos cuberitas y un carpot, que suman un total de 576 módulos receptores de energía solar. En un carpot hay instalada una toma de energía para recargar vehículos eléctricos, gracias a la energía solar recogida».
Esta infraestructura hace que la producción anual de energía garantizada sea «de 228.500 Kwh, lo que supone un 32% del consumo de electricidad de la empresa, así como mejoras producidas por la gestión energética». Además, añade Escobar, «ahorra 50 toneladas de emisión de CO2 al año», que asegura que «nuestra valoración sobre el aprovechamiento de la energía solar es muy positiva y satisfactoria».
Asimismo, en Albedo Solar están viendo un auge en el número de empresas que apuestan por la energía solar y el vehículo eléctrico. «Las cooperativas y almacenes agrícolas también nos han solicitado colocar puntos de recarga para sus comerciales y los ingenieros técnicos agrícola, que se mueven en un radio muy identificado y no se mueven de él, para que esa movilidad por el campo sea en vehículo eléctrico», señala Jesús Parrilla, socio de la empresa. «Nadie lo estaba solicitando y ahora están empezando a hacerlo, que les presupuestemos cuatro o cinco puntos eléctricos para una zona de actuación», añade. En una provincia con tantas horas de sol al año, y por las características de estas empresas agrícolas, el asalto del vehículo eléctrico está comenzando por el campo.
(Reportaje publicado en el número de febrero de 2019 de la revista Foco Sur).