Me cuenta mi amigo Javi Gilabert que ha escrito un libro de poesía y recuerdo que hace ya más de veinticinco años que nos conocemos, desde aquellos veranos de los noventa en Cabo de Gata, bañados en sol, cerveza y risas provocadas por ‘hortertores’ de lo más variado. Muchas sorpresas nacen en la imagen que tenemos de alguien; de ahí una primera ceja alzada al conocer la noticia, que va recobrando su postura cuando recuerdo que hará un par de años ya me había adelantado que andaba en ello. Pero esa primera reacción, decía, viene de la imagen que tenemos de alguien. Y la de Javi es ironía, humor salvaje y un punto rockero que aun afila en bandas de su Granada natal. La poesía, claro, se la guardaba para la intimidad, que es donde la creatividad coge fuerzas.
Leyendo ‘PoeAmario’, uno va descubriendo detalles, pinceladas, palabras, trucos de magia verbales que remiten al Javi de esa primera imagen, más pulido, más afilado incluso; los años van pasando pero la esencia permanece siempre. Los juegos y roturas de palabras han florecido aquí en imágenes y hallazgos como “En pos de ti mi cordura, / transformada en laberinto / ulula bajo la luna” (‘Laberintos en ti’); “De repente / decidí ser” (‘Ser’); “No soy aquel que acunaba futuros / en las mareas; / ni siquiera sé si soy barca, / pez o red” (‘Cuando el miedo es tan intenso’); o “Vaga mi alma, / oráculo del vacío, / reloj de silencios” (‘Adiós’). Hay momentos en los que estas imágenes llegan impregnadas de ese humor particular e ironía tan de su autor, como en “No hay en tu pelo almohada dura” (‘La duda’); “Crías de agujero negro / en entrañas ajenas” (‘Patchwork’); “Las palabras juegan a un juego / en el que yo soy tablero / y tú mi premio” (‘Palabras’); o “Tendrás que conformarte esta tarde / con el esfuerzo de este agricultor / de los vocablos” (‘Mal poeta tienes delante’, poema entero plagado de ironía, ya desde el mismo título).
La música, el rock ‘sureño’, tenía que estar presentes. Y se desliza por algunos poemas que acaban pidiendo un par de guitarras, bajo y batería para acompañarlos. Es el caso de ‘Tu regazo’, en la que Javi ‘canta’ que “Lo único que quiero / es volver al lugar / donde las cosas tienen sentido” o “Porque ahora es un erial / en el que tan sólo germinan / recuerdos que nacen muertos”; y en ‘RIP’, en el que juega asimismo con el humor: “Nadie deposita flores / en las tumbas / de los muertos de miedo”. No cuesta nada imaginarlas interpretadas por los 091, ¿verdad?
El lado menos evidente del autor llega por la vía de un halo de misticismo o espiritualidad, que aporta los momentos de estilo más clásico a ‘PoeAmario’. Poemas como ‘Amor’ o ‘Tardes de luna y sol’ son buenos ejemplos. O versos como “Camina por las sendas que anduvimos / recorre nuestros pasos, ya quedos, / mas no llores” (‘La pared’) o “Camino, respiro, me alimento y sueño. / Por Dios, ¿acaso es eso estar vivo? / No es fácil demostrar que uno ha muerto” (‘Ser, morir, resucitar… y tú’). En ellos, que el amor es el objeto principal del libro es más explícito, aunque es recurrente en todos los poemas que lo componen. Al final, Javier Gilabert ha destilado su romanticismo dando forma a palabras que dan forma a imágenes que dan forma a una idea. Yo, de vosotros, me pondría a ir descubriéndola ahora mismo.
____________________________________________
‘Palabras para una idea’ es el prólogo de ‘PoeAmario’, el primer libro de poesía de Javier Gilabert. Los beneficios de su venta están destinados íntegramente al Fondo Solidario Avemariano, dedicado a paliar las necesidades básicas de los niños de sus ocho colegios, repartidos por la provincia de Granada. Puedes colaborar comprando el libro y ayudando a difundir esta iniciativa en Facebook y Twitter.
La fotografía que ilustra este artículo es de Javier Martín Ruiz.