Carmelo Rodríguez Torreblanca, rector de la Universidad de Almería desde el pasado mes de junio, empieza su primer curso completo al frente de la institución con la intención de impulsar el prestigio de la universidad tanto a nivel nacional como internacional, fomentando la investigación, la internacionalización y la transparencia.
¿Cómo va a cambiar la gestión de la UAL con el nuevo equipo de gobierno?
Yo estoy obligado a hacerlo en base a los principios que me llevaron a obtener la confianza de la comunidad universitaria, que es un modelo de gobierno con la máxima transparencia, con rendición de cuentas, y un modelo de gobierno participativo.
¿Y esa transparencia y la rendición de cuentas, cómo se piensan llevar a cabo?
Lo primero que hicimos fue constituir comisiones del Consejo de Gobierno, no solo en los ámbitos más destacados, como puedan ser la docencia, la investigación, asuntos económicos, sino que también constituimos una Comisión de Transparencia y Buen Gobierno para que dicte las normas sobre todo aquello que puede dotar de transparencia a la gestión. Por ejemplo, qué tipo de cosas hay que comunicar en la página web, cómo implementar todos los procedimientos para la información de tipo económico, para la información de resoluciones, para la información de convenios que firma el rector, entre otros temas. Ya se ha celebrado la segunda reunión y esperamos que tengan resultados para que, antes de que acabe el año, se pongan en marcha todos los procedimientos.
¿De todas estas intenciones, cuáles son los principales retos que se plantea para esta nueva etapa?
Mi principal reto es que los estudiantes se sientan satisfechos de estudiar en la Universidad de Almería. ¿Cómo se consigue eso? Obviamente, en primer lugar dotando de calidad a la docencia, dotando de medios para que la investigación de la Universidad de Almería sea reconocida internacionalmente y también, muy importante, para ello tiene que haber satisfacción entre los trabajadores de la Universidad de Almería, tanto del personal docente e investigador como de los profesionales de la administración que trabajan. Si hay ese bienestar en la Universidad de Almería, eso va a beneficiar al servicio que se le presta a los alumnos y a su vez va a repercutir en la satisfacción de estos.
¿Cuáles son las estrategias que se van a seguir para impulsar esa internacionalización de la UAL?
El prestigio de una universidad hoy en día pasa por alcanzarlo a nivel internacional, y ahí hay varias vías de actuación. La primera, seguir potenciando la movilidad de nuestros estudiantes y también de los profesores y del personal de la administración y servicios; en un doble sentido, tanto facilitando que nuestros estudiantes salgan fuera como poniendo medidas para que nuestra universidad sea muy atractiva para los estudiantes que recibimos. Por ejemplo, creando una Oficina de Bienvenida para que cuando los alumnos lleguen aquí tengan toda lo información de alojamiento, sanitaria, de medios informáticos que les pueda proporcionar la universidad… que todo eso esté preparado para que el alumno que llegue aquí diga “me lo tienen todo preparado y acabo de llegar”. Y lo mismo, apoyando con buenos destinos a nuestros estudiantes. Por otro lado, a nivel de investigación, tenemos que apoyar a nuestros investigadores sobre todo a la hora de conseguir proyectos europeos, que son los que verdaderamente tienen recursos importantes y van a repercutir en mejorar nuestra investigación. Y la otra pata de la internacionalización está en la docencia. Tenemos que potenciar el plurilingüismo, en primer lugar, en todos los ámbitos, y también las titulaciones en otros idiomas, en particular en inglés
En el caso de la investigación, ¿qué planes concretos hay para fomentarla?
Para cualquier universidad, la investigación no es solo fundamental, sino que es una obligación. Es lo que te ayuda a actualizar el conocimiento. La investigación hay que verla a dos niveles. En primer lugar, está la investigación básica. A esa no se puede renunciar porque, como digo, es la base del conocimiento. Por otro lado, es muy importante, sobre todo hoy en día, hacer transferencia de esa investigación, y nosotros estamos obligados a que esa transferencia redunde en el beneficio de nuestro entorno. El ciudadano tiene que ver que la investigación que se hace en la universidad les llega a ellos; las empresas del entorno tienen que ver que sus necesidades tecnológicas y de innovación se pueden apoyar en la universidad. Nosotros, en nuestro plan propio de investigación, queremos potenciar esa transferencia. En el mismo sentido, queremos reforzar la Oficina de Transferencia y Resultados de la Investigación para que actúe en una doble vía: por una parte, que transmita esa investigación a nuestro entorno social pero también que recoja fuentes e inversión de ese entorno social que a su vez potencie nuestra investigación. Y por otra parte estamos obligados a potenciar unas líneas de investigación en los que ya, en algunos casos, somos punteros a nivel internacional y que sea un referente desde fuera y se reconozca nuestra universidad especialmente por esas líneas de investigación.
Esas líneas, entiendo que son principalmente en el ámbito de la agricultura…
Sí, hay una que está en la mente de todos, que es la agronomía, pero tenemos otras líneas de investigación muy importantes en esta universidad, en el estudio de las microalgas, de genética, en matemáticas también tenemos investigadores punteros… Hay muchas líneas y hay que ayudar a potenciarlas para que sean escaparates internacionales para la universidad.
Una de las novedades de este año es el grado en Biotecnología, que parece un paso en esa apuesta por la investigación. ¿Qué otros grados o másteres llegarán a la oferta educativa de la UAL?
Este año hemos puesto en marcha el grado de Biotecnología, que ya estaba aprobado, y hemos puesto también como novedad el doble título en Derecho y Administración y Dirección de Empresas. Con eso ahora mismo se cerraría un ciclo de titulaciones de la universidad y a partir de ahora hay que pensar en una ampliación pero, en primer lugar, en consolidar los títulos que tenemos. Hay que verificarlos, hay que consolidar los másteres que hay actualmente y, coincidiendo con que hemos puesto en marcha un Plan Estratégico de la Universidad, habrá que analizar cuáles son los posibles títulos que puedan venir en un futuro. Pero será como resultado de un análisis previo que nos va a dar ese Plan Estratégico.
Otro de los cambios de este curso es que se ha regresado al sistema de siete facultades más la Escuela Politécnica. ¿Cómo va a afectar este cambio al alumnado y al funcionamiento de la universidad?
Yo creo que los ocho centros, que ya son una realidad, que estuvieron en su momento y por motivos de la crisis hubo una reestructuración y se redujeron a cinco, es positivo porque permite una mayor coherencia en la estructura y la organización de la docencia y el servicio que se le da al estudiante. Por ejemplo, estaban unidos Educación y Ciencias de la Salud, y a nadie se le escapa que son dos ámbitos completamente diferentes. Incluso la Escuela Politécnica Superior y la Facultad de Ciencias, que pudiera parecer que hay más relación, son dos ámbitos completamente diferentes. El cambio va a ayudar. Nosotros queremos darle además protagonismo a los centros en la coordinación de los estudios y eso va a ayudar a que los servicios que se les prestan a los estudiantes, fundamentalmente en la docencia y en otros ámbitos como las prácticas de empresa, sean más eficientes.
Un asunto polémico relativo a los grados y másteres es la implantación del sistema 3+2, pasar a tres años de grado y dos de máster. ¿Está previsto que este sistema llegue a la UAL?
Sin entrar a valorar qué es mejor, si el 3+2 o el 4+1, es evidente que en España se apostó por un 4+1, y nosotros este año vamos a acreditar 20 grados con ese sistema. Haber cambiado este años al 3+2, sin entrar en otros aspectos sociales, como el tema de lo que pagan los estudiantes por el crédito en grado y en máster, sería una locura administrativa. Por eso yo me sumé al acuerdo de aplazar, al menos durante un año, la posibilidad de esa cambio del 4+1 al 3+2. Es verdad que ahora mismo la ley lo permite, pero hay un acuerdo implícito de todas las universidades públicas de aplazar el tema y ya estudiarlo y debatirlo correctamente en los foros y ver si hay posibilidad de que algunas titulaciones pasen al sistema 3+2. Será una cuestión a tratar, al menos, dentro de seis meses. Pero el debate no va a haber más remedio que abrirlo. Lo que sí quiero es que cualquier posición que tome la Universidad de Almería sea lo suficientemente estudiada y debatida por toda la comunidad.
A nivel financiero, ¿cuál es el estado que se ha encontrado en la universidad?
El estado financiero en general de todas las universidades es más bien malo. Para empezar, bajo mi punto de vista, las universidades necesitan más financiación. Y eso se acompaña con que, en particular, en las universidades andaluzas, como todo el mundo sabe, hay una deuda pendiente de abonar. Así que yo calificaría el estado de la Universidad de Almería como “en alerta”. No es malo, pero tampoco podemos decir que es bueno. Digamos que estamos en alerta y el resultado se verá el año que viene en función de la financiación que recibamos de la Junta y de esos pagos atrasados que están pendientes. Pero hay que ser muy cautelosos. Todavía no podemos decir que haya una bonanza financiera.
Y aparte de la financiación pública, ¿hay alguna otra vía por la que se pueda mejorar ese estado?
Aparte de la financiación pública, que supone casi la totalidad, porque está en torno al 95%, los otros ingresos que tiene una universidad son los ingresos por matrículas y los ingresos que se derivan de los fondos y recursos que se puedan conseguir a través de proyectos de investigación o de cooperación o de contratos con empresas. No hay otra vía. Desgraciadamente, no solo en Almería, sino en España, no hay esas grandes fundaciones que aportan muchos recursos a las universidades y que es lo que alivia la situación financiera de las universidades, por ejemplo, en el ámbito anglosajón.
¿Tiene la UAL el equipo de profesores suficiente para subir en el ránking de universidades españolas y europeas o hay que fichar más, si se puede?
Yo creo que la plantilla de la universidad está muy bien preparada y, de hecho, a nivel individual hay muy buenos investigadores en esta universidad. El problema es que los ránkings hay que mirarlos entre comillas. Por ejemplo, a una universidad pequeña y joven como es la nuestra le es muy difícil aparecer en uno de esos ránkings, porque en muchos casos se valora que la universidad tenga premios nobel o similares y eso en las universidades pequeñas ahora mismo es inconcebible. El volumen de investigación, por muy bueno que sea, en una universidad pequeña no puede ser el mismo que tenga una universidad como por ejemplo la de Granada, la de Sevilla o la de Madrid. Por lo tanto a las universidades pequeñas nos va a costar tiempo aparecer en esos ránkings. Pero lo que sí es cierto es que hay que poner los cimientos para aparecer en ellos en el futuro.
No lo preguntaba tanto por la calidad del profesorado como por la cantidad…
A todas las universidades nos gustaría tener más profesorado. Cuanto más tengas, significa menos alumnos por aula y más tiempo para dedicarse a la investigación, pero desgraciadamente, los recursos de las universidades, como he dicho antes, están muy justos y, por tanto, ahora mismo, están muy compensados en función de la docencia que tienen que dar. Es muy difícil, ahora mismo, con la financiación que hay que podamos tener lo que sería ideal y que potenciaría la aparición en esos ránkings, que es una plantilla de investigadores, más que docentes. Es decir, ahora mismo el profesorado de las universidades públicas tiene que cumplir con la doble finalidad de docencia e investigación. La docencia es muy exigente, y cada vez más, sobre todo con los nuevos planes de estudio. Eso limita el tiempo para investigación. Si yo tuviera los recursos para hacer una contratación de 20 profesores excelentes que se dedicaran solo a la investigación, a pedir proyectos, a conseguir recursos internacionales, desde luego que subiríamos en los ránkings. Pero para eso necesitamos hacer una inversión que, ahora mismo, no se puede hacer.
¿La reciente creación de la Mesa del Cine, que fue un éxito de convocatoria, es un intento de de la universidad de involucrarse en la realidad social y empresarial de la provincia?
Sí, es una manera más de hacerlo. Ya como universidad es que estamos obligados a involucrarnos en esta sociedad. La universidad tiene que ser un agente muy activo en el progreso social y económico de su entorno. En el caso particular del cine, siempre ha estado latente en la provincia de Almería, tenemos una historia de unos estudios donde se rodaban grandes producciones. Ahora han vuelto a producirse y están viniendo grandes producciones a rodar, tanto en cine como en publicidad, y hay instituciones como la Diputación que desarrollan su actividad o la propia Universidad de Almería, que siempre ha mantenido un cineclub vigente. Ahora mismo la Universidad de Almería tiene una oferta de dos másteres en torno al cine, un curso de experto. Y puesto que se habían puesto en contacto con nosotros algunos empresarios interesados en constituir una Escuela de Cine amparada por la Academia del Cine española, pensamos que desde la universidad, desde nuestra neutralidad política, podría ser una buena oportunidad para aunar esos esfuerzos y que toda la sociedad almeriense, empresarios, instituciones, Diputación, Ayuntamiento, Junta de Andalucía, incluso internamente desde la propia universidad, se uniesen todos los esfuerzos para ver las posibilidades para reforzar la industria del cine en Almería. Y eso podría llevar paralelamente que a lo mejor, en un futuro, la Universidad de Almería pudiera tener unos estudios de Grado en Cine. Creo que la convocatoria de la Mesa fue un éxito, fue una buena primera piedra. Yo confío en que lleguen a buen puerto las expectativas de esa Mesa.
Va a seguir funcionando entonces…
Sí, de hecho aparte de esa primera constitución de la Mesa, ya se ha reunido una pequeña comisión permanente para trabajar en los temas a tratar en la segunda, que queremos hacerla dentro de un mes.
Para terminar, a modo de balance, ¿es optimista de cara al impulso que se le quiere dar a la Universidad de Almería?
Sí que soy optimista, en primer lugar porque tengo un gran equipo de trabajo. Pero sobre todo porque creo que toda la comunidad universitaria, en su mayoría, está dispuesta a apoyar y le veo el ánimo de colaborar para dar ese impulso, porque por muchas intenciones que tenga un rector e incluso su equipo de gobierno, necesita el apoyo de los tres estamentos que forman la Universidad de Almería, estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios, y el apoyo del entorno social, que en este caso también lo estoy percibiendo, la colaboración de todas las instituciones, absolutamente, sin excepción. Y en las rondas de contactos que estamos haciendo con las empresas, la respuesta está siendo muy positiva. Con lo cual, eso me hace ser muy optimista para renovar e impulsar el prestigio de la universidad no solo a nivel nacional, sino también a nivel internacional.
(Foto de Alfonso Gutiérrez).
(Entrevista publicada en el número de noviembre de 2015 de la revista ‘Foco Sur’ y, en vídeo, en la web ‘Almería Información’. Puedes descargarla aquí en pdf).
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