De entre todas las cosas que se pueden destacar de Cristóbal García, quizás una de las más importantes sea el entusiasmo con que afrontaba cada proyecto en el que se veía involucrado. Un entusiasmo que, además, lograba transmitir y contagiar a quienes le rodeaban. Recuerdo cuando le entrevisté hace poco más de un año para un reportaje sobre directores de cortometrajes almerienses y, ya que estaba, le pedí que me diese algún nombre para incluir en la lista. Me pasó actores, directores, productores… No sé si se dejaría a alguien que haya participado en algún corto en los últimos tres años. De todos destacaba alguna cualidad. Si alguno no le convencía, no me lo nombró. ¿Para qué perder el tiempo poniendo a caldo a alguien pudiendo gastar esos minutos en promocionar a quien lo merezca? 

Para poner a caldo a quien lo merecía, no obstante, Cristóbal era muy activo en su perfil de Facebook. Raro era el día que no salía con alguna opinión sobre cualquiera de las tantas cosas mejorables que necesita la sociedad almeriense, particularmente en el ámbito de la cultura. Con ese deje irónico tan característico de él, como quien sabe que al final su grito era un desahogo ante tanta tontería que, de todas formas, no iba a acabar con esa misma tontería. Nota a nota, se iba convirtiendo en el auténtico agitador cultural de Almería, consciente de que lo importante en esta son los creadores, no los políticos ni demás ansiosos por la foto de turno.

Que Cristóbal era un gran amante de la actuación, del cine y el teatro es una obviedad. Con una carrera como actor que arrancó en plena madurez, ya con 40 años, había pasado del teatro aficionado a participar en producciones como la última película de David Trueba y se había convertido en ese actor que aparecía en buena parte de los cortometrajes que se producen en esta provincia, lo que ya incluso era motivo de broma recurrente. ¿Porque era mejor que otros actores? No. Porque “de mi edad apenas hay, es normal que me llamen si no hay más”, decía con esa sonrisa suya que raro era verle perder, sin falsa modestia.

Yo lo conocí hace año y medio, cuando dio unas clases de dirección de actores a los alumnos de la Escuela de Imagen y Sonido EISO. Buena parte de ellos le llamaron posteriormente para que actuase en sus cortos para el festival Cuéntalo en 90 Segundos. Participó en los que pudo y buscó actores para estos y los demás. Aun hoy son muchos los que recurrían a él cuando necesitaban un actor o actriz, a ver quién les recomendaba.

Hace poco más de medio año, allá por mayo, me envió un mensaje para animarme a que escribiese un guion para un proyecto que llevaba entre manos. Podía haber elegido a quien quisiese, nunca habíamos trabajado juntos, pero estaba empeñado en que lo hiciese yo, así que cómo iba a decir que no. Sé que ha sido uno de los peores días para todos los que formamos con él el equipo del Proyecto Cervantes: José Escánez, Manuel Rubio y Daniel Ortega. Lo terminaremos, él no nos permitiría lo contrario.

Asimismo, es un día nefasto para Isa, su mujer y compañera de aventuras teatrales y partidas de dominó en el Charco. Y para tantos compañeros y amigos que deja con cara de no creer aun que sea cierto que nos haya dejado con solo 47 años. Almería ha perdido a uno de sus más incisivos agitadores culturales y Cabo de Gata a su principal defensor, así que no tenemos otra opción que seguir creando y apoyando a los talentos que van surgiendo, como él habría querido y hecho. Le vamos a echar de menos.

Publicado en SecretOlivo.

(Foto de Manuel Rubio).