Ola solidaria con Ucrania en Almería. Foto de Miguel Blanco / Foco Sur.

Ola solidaria con Ucrania

Una docena de personas trabaja sin descanso abriendo bolsas, guardando el contenido en cajas de cartón, moviendo el material a la zona que le corresponde. Hay jóvenes, adolescentes, y adultos de diversa edad. Casi todas son mujeres. Hablan en español y en ucraniano. Van comentando entre ellas lo que encuentran en cada paquete, preguntan dónde colocar esta partida de medicinas o estos abrigos que acaban de traerles. Y esperan que toda esa ayuda humanitaria que están seleccionando logre llegar a su destino, porque en ese momento no tienen medio de transporte para llevarla a la frontera con Polonia, donde pretenden enviarla.

Fuera del almacén, la llegada de almerienses llevando ropa, comida o medicinas no cesa. Algunos vienen solos; otros, en familia. Pasan parejas de ancianos, niños con sus padres, grupos de amigas de mediana edad, jóvenes que se acercan a la puerta a preguntar qué hace falta y cuándo lo pueden llevar.

La respuesta solidaria de los almerienses ha sido contundente y ha llenado en pocos días un almacén en la calle Reyes Católicos de Almería, junto a Copysur, en el que se ha centralizado la recepción de la ayuda para el pueblo ucraniano, asediado por las bombas y las balas del ejército ruso. El mismo almacén ha sido cedido a la comunidad ucraniana por sus dueños, porque en la iglesia de enfrente, donde habían comenzado a recoger los productos, no había espacio para poder guardarlos.

La ola solidaria almeriense ha sido tal, que en apenas una semana ya no se necesita más ropa de niño o de mujer. Prefieren centrarse en la comida en lata, lista para calentar y comer, las medicinas y la ropa, a ser posible térmica, para los soldados ucranianos que están defendiendo el país de la invasión rusa ordenada por Vladimir Putin.

Respuesta fantástica

En el almacén trabajan mañana y tarde, hasta bien entrada la noche, una docena de voluntarios. Ucranianos y españoles de todas las edades. Una de las mujeres que está ayudando esa tarde es Mariuca Martínez. Lleva yendo desde el primer momento, porque le daba “muchísima pena” cuando veía las noticias de la guerra en la tele.

Al comenzar a hablar, se le humedecen los ojos y al poco se le quiebra la voz. Está contando que acababa de abrir una caja con potitos y pañales. “Ver la caja con pañales y comida para bebés… perdona, no puedo”, balbucea llevándose la mano a la cara. Al pensar en que los niños puedan estar sufriendo los horrores de una guerra, se le rompe el corazón.

Esta abuela de dos nietos acaba explicando que va todas las tardes desde que se puso en marcha el centro de recogida de productos a ayudar en lo que haga falta. Así, está siendo testigo de esa ola solidaria de los almerienses. “La respuesta de los almerienses está siendo fantástica, se está volcando todo el mundo”, comenta con ojos sonrientes.

Como coordinadora en el almacén está ese día Oksana Bairak, joven de 30 años que lleva diez en la ciudad. Trabaja de camarera y por las tardes acude a la calle Reyes Católicos para ayudar a seleccionar el material que les va llegando. Ahí se quedará, como cada día, hasta las diez o las once de la noche.

Hay que agruparlo por categorías y empaquetarlo. Por un lado, la comida de bebés; por otro, los abrigos para los adultos. En otra caja, medicinas también seleccionadas según su función: paracetamol, ibuprofeno, antibióticos. Todo tiene que quedar bien organizado para que a la mañana siguiente se pueda seguir recogiendo material.

Problemas de transporte

Las cajas preparadas se van apilando en uno de los lados del almacén y ya ocupan más de la mitad del espacio disponible. Esa noche, estaba previsto que se cargaran en un camión para enviarlas a Alicante, desde donde partirían hacia la frontera de Polonia con Ucrania. Allí, una organización de Leópolis, vinculada al padre Vasiyli, párroco de la iglesia ortodoxa ucraniana de la calle Reyes Católicos, se encargará de recogerla y llevarla a su destino. “Ellos nos dicen qué es lo que más necesitan, que ahora es equipamiento militar, comida en latas y medicamentos”, cuenta Oksana Melnyk, encargada de relaciones con los medios de esta iniciativa solidaria.

En el último momento, el dueño del camión ha pedido 5.000 euros, una cantidad que no pueden afrontar. “Recibimos muchos productos y no tenemos cómo llevarlos a la frontera con Polonia”, se lamenta con preocupación Oksana Bairak.

“Se necesita transporte, que alguien se ofrezca para llevarlo allí, y cuanto antes”, reclama Carmen Romero, que ha llegado con una amiga para dejar cajas de cartón plegadas en las que poder seguir empaquetando el material. “Somos la cuna de la agricultura, con empresas muy fuertes y creo que sería lógico que alguien se ofreciera a llevar esto, porque la gente sigue trayendo y se quedan sin sitio para almacenar”, añade.  

Al final, el problema se acaba solucionando al ofrecer la empresa de transporte Isabel Alonso uno de sus camiones para realizar el envío, que tendrá lugar una semana después de lo previsto. Y no es la única empresa almeriense que ha salido en ayuda del pueblo ucraniano. Ramón del Pino cedía dos autobuses para llevar material humanitario y treaer refugiados, principalmente niños con sus madres, de vuelta.

Organizado por la asociación Fieles Providentia y Jusapol, que enviaba a un par de policías o guardias civiles para dar seguridad, el viaje contó también con la ayuda de empresas de alimentación, como embutidos Peña Cruz o Don Simón, que donaron productos para que pudieran alimentarse durante un largo viaje de dos días por trayecto y 30 horas en ruta.

La ayuda de una familia rusa

“Estamos recibiendo mucha ayuda de los españoles, están colaborando mucho con comida, medicinas, ropa”, confirma Oksana Bairak, que también se está encargando de las relaciones con los once institutos de la capital que han puesto en marcha campañas de recogida de comida y medicinas para enviar a Ucrania.   

Los niños y jóvenes de Almería también están colaborando, bien sea llevando esa ayuda a sus centros educativos, o bien acompañando a sus padres o, los de más edad, yendo por su cuenta a dejar bolsas con comida, ropa o medicinas. También llegan familias y grupos de padres, madres y niños de distinta edad, con los maleteros cargados.

“A nosotros nos ha tocado un poco de cerca porque hay una familia rusa en el cole que tienen familiares en Rusia y en Ucrania”, cuenta Isabel Rueda. Varias familias del colegio, el Montessori School de Almería, han quedado esa tarde para llevar material. La iniciativa comenzó cuando esa familia rusa “preguntó si había padres que tuvieran somieres o colchones” para unos familiares que iban a traer de Ucrania.

“Entre todos los papás nos hemos puesto de acuerdo y hemos ido comprando, haciendo partícipes a los niños, que han ido a comprar y han venido a traer las cosas”, explica Isabel, que asegura que “si siguen enviando camiones, seguiremos trayendo lo que se pueda”. Y cuenta que la directora del colegio ha ofrecido el centro para la escolarización de los niños que lleguen.

Al almacén, no para de llegar gente. Un matrimonio mayor lleva abrigos recién lavados en un carrito de la compra. Una mujer joven, medicinas que acaba de comprar en una farmacia cercana. Un chico pregunta si ahí es donde se está recogiendo la ayuda y pregunta por los horarios, para pasarse al día siguiente.

Para proveerse de cajas, han hablado con Decathlón, MediaMarkt y Tedi, que se las están dando. A Decathlón incluso le han pedido un descuento para comprar ropa térmica, pero depende de que lo autorice la sede central.

Cinco minutos de silencio

La solidaridad almeriense también ha llegado por vía institucional. Varios ayuntamientos de la provincia han puesto a disposición instalaciones para recoger material y anunciado medidas para acoger refugiados, como facilitar los empadronamientos de quienes lleguen huyendo de la guerra y las escolarizaciones de los niños.

Asimismo, ha habido gestos de reivindicación de la paz, como varias concentraciones para exigir el fin de la invasión rusa. Y el 9 de marzo, por iniciativa de la Federación Española de Municipios y Provincias, se guardaban cinco minutos de silencio en solidaridad con Ucrania.

En Almería capital, acudieron al acto, además de varios colectivos y ciudadanos portando pancartas con mensajes de apoyo al pueblo ucraniano, representantes de las cuatro administraciones: Gobierno central, Junta de Andalucía, Diputación Provincial y Ayuntamiento. El alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, anunció que el Consistorio pondrá “todos los medios disponibles para poder recibir e integrar a refugiados de Ucrania” en coordinación con el Gobierno y la Junta. En marcha hay un plan para facilitar el empadronamiento de quienes lleguen desde Ucrania.

El presidente de la Diputación, Javier A. García, aseguró que están “poniendo mecanismos en marcha” y están “en contacto con ONG que están en el terreno” con la idea de canalizar la ayuda. El delegado de Turismo, Vicente García Egea, anunció que se estaba trabajando en “la elaboración de un plan de acogida y el establecimiento de un fondo de solidaridad” en coordinación con el Gobierno central. Y el subdelegado del Gobierno, Manuel de la Fuente, remarcó que “la agresión rusa a Ucrania es un ataque a la unidad y a los valores de Europa” y recordó la ayuda puesta en marcha por el Gobierno.

En otras localidades también se han puesto en marcha iniciativas solidarias. Es el caso de Vícar, que instaló dos puntos de entrega de productos en la campaña ‘Vícar con Ucrania’, en los IES La Puebla y Villa de Vícar, con la colaboración de las AMPA Platón I y Cuatro Barrios, y que logró recoger dos toneladas de productos. Asimismo, la cooperativa Eurosol entregó un cheque a Cruz Roja con 2.000 euros recaudados por sus trabajadores.

En El Ejido, el ayuntamiento comenzó a difundir en sus canales en redes sociales las demandas y anuncios de entidades que están ayudando, como Cruz Roja, Cepaim o Cáritas. En Adra también se instaló un punto de recogida de material, en el Pasaje del Libro. En Benahadux, se puso en marcha la campaña de ayuda humanitaria ‘No a la guerra, todos con Ucrania’, por iniciativa de la Asociación Juvenil Virgen del Carmen y la colaboración del Ayuntamiento de Benahadux, el IES Aurantia y la empresa de transporte Method Advanced Logistics.

Vera y Pulpí optaron por colaborar en una recogida de material sanitario y comida, que luego han enviado a Ucrania a través del consulado de Málaga. Y en Mojácar, los Bomberos del Levante entregaron un cheque de 2.500 euros a la agrupación local de Cruz Roja para ayudar con el trabajo que la organización está llevando a cabo.

Asimismo, otras entidades han colaborado, como el Colegio de Farmacéuticos de Almería, que donó material a la ONG Farmamundi para llevarlo a Ucrania. En el envío había mascarillas, material de desinfección para superficies hospitalarias, gel y toallitas hidroalcohólicas y material de cura básico, como compresas estériles, vendas, gasas y goteros, y medicamentos como analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos y suero.

El Colegio de Enfermería donó 2.000 euros de material sanitario. Y el Grupo de Abogados Jóvenes del Colegio Provincial de Abogados de Almería también aportó productos de primera necesidad y medicamentos.

Colecta de la UAL para Cruz Roja

La Universidad de Almería también ha colaborado con una iniciativa especial: la puesta en marcha de una colecta para recaudar fondos para los equipos que Cruz Roja tiene  en las zonas de guerra de Ucrania.  

“La UAL, ante la grave situación de emergencia que vive el estado de Ucrania con motivo de la invasión que se ha producido en su territorio y siendo consciente de que, al igual que en cualquier conflicto armado, el mayor dolor es padecido por población civil que sufre directamente todo el horror de la guerra, quiere contribuir a paliar en la medida de sus posibilidades la carestía de alimentos y medios que la población civil ucraniana está padeciendo”, señalaba Carmelo Rodríguez, el rector de la UAL, al anunciar una iniciativa que, en menos de 24 horas, había superado los 5.000 euros donados por cerca de un centenar de personas.

Mientras, en Ucrania, en la zona oeste, cerca de Polonia, ya han empezado a llegar las bombas. Allí  viven la madre, la abuela y más familia de Oksana Bairak. “Mi madre está sola en casa, con avisos de que se puede atacar por vía aérea”, dice. “Espero que cuando la cosa esté más tranquila pueda traerla para que esté aquí con nosotros”.   

Medio millar de refugiados en un mes

La atención a los refugiados ucranianos que han llegado a la provincia, más de 500 hasta el momento, se está canalizando en primera acogida desde Cruz Roja Almería. “Estamos dando respuesta a toda la crisis humanitaria que se está produciendo con la llegada de personas de Ucrania a nuestra provincia”, explica Francisco Vicente, coordinador de la entidad.

“En las oficinas locales que tenemos por toda la provincia hemos atendido a 268 personas que quieren información y saber cómo solicitar su documentación”, explica. No buscan alojamiento, porque “la mayoría están acogidos por familiares, vecinos o ciudadanos solidarios”, cuenta Vicente, pero sí piden “ayuda para ropa y material escolar para sus hijos y para alimentación”.

La mayoría de la atención se está llevando a cabo en Roquetas, pero también en Almería y en localidades del Levante. Asimismo, Cruz Roja Almería ha llegado a un acuerdo con un hotel, que les ha cedido 50 plazas, de las que ya están ocupadas 48.

Otras dos organizaciones están trabajando también con los refugiados ucranianos: Cepaim y Accem, donde se derivan casos para el Servicio de Acogida Temporal. En Accem, han acogido el último fin de semana de marzo a 121 personas. “El dispositivo se ha abierto en un hotel de Roquetas de Mar”, explica Soledad Martínez, coordinadora de Accem en Almería. En apenas tres días, habían cubierto todas las plazas disponibles.

El siguiente paso en el proceso de acogida es solicitar la protección temporal en la Comisaría de Policía. A continuación, se tramitará “la asignación de médico, el empadronamiento y la escolarización de menores”, explica la coordinadora de Accem.

(Reportaje publicado en el número de abril de 2022 de la revista Foco Sur).

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