Yacimiento arqueológico de Terrera Ventura en Tabernas. Foto de Pedro Parra para Foco Sur.

Tabernas, al rescate de su patrimonio

Tabernas avanza en su apuesta por recuperar y proteger su patrimonio histórico y cultural, con dos actuaciones en marcha. La rehabilitación del castillo, iniciada a finales de 2020, y el proceso de inscripción del yacimiento arqueológico de Terrera Ventura, comenzado a principios de ese mismo año, van a servir para rescatarlos del abandono al que llevaban décadas sometidos. Y si todo avanza según los planes, impulsarán al municipio como uno de los referentes en turismo cultural, al añadir estos atractivos patrimoniales a su conocida oferta de turismo de cine.

Tanto el castillo como el yacimiento estaban necesitados de una potente intervención. El primero, además de para restaurar, sin reconstruir, sus elementos a la vista, para descubrir lo que ha quedado oculto con el paso de los siglos. Y el segundo, porque tras más de cuatro décadas abandonado a su suerte, las excavaciones ya están casi cubiertas por completo y, asimismo, por su relevancia como uno de los yacimientos vinculados a la sociedad de Los Millares que mejor han servido para saber cómo vivían los primeros pobladores conocidos de la actual provincia de Almería.

«El yacimiento de Terrera Ventura es uno de los que más conocimiento han dado a los investigadores sobre la prehistoria del sureste peninsular», asegura rotundo Alfonso Heredia, concejal de Turismo y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Tabernas, que es, además, doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Almería. Terrera Ventura ha contado con varias campañas de excavación durante el siglo XX, en los años 40, 50 y 70, que dieron importantes resultados y permitieron a los investigadores reconstruir cómo era el hábitat de esta sociedad, que era coetánea con Los Millares. «Su importancia radica en que nos ha permitido conocer cómo era esa sociedad, desde el tercer milenio antes de nuestra era hasta en torno al 1.900 antes de nuestra era; es decir, desde el Neolítico tardío hasta la Edad del Cobre», asegura el concejal.

Se conservan fondos en el Museo de Almería y en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. En ambos, se exponen esas piezas rescatadas en el yacimiento durante las distintas excavaciones, y que están en muy buen estado. El problema es que, tras las excavaciones de los años 70, «no hubo trabajos de conservación y mantenimiento», explica el concejal. Desde la última vez que los arqueólogos trabajaron en la zona, han pasado 45 años. Esto ha provocado que las estructuras sacadas a la luz se hayan ido colmatando por la acción erosiva del clima y de la fauna; se han ido llenando de tierra y roca y han comenzado a crecer plantas en ellas. Y al estar parte del yacimiento sobre una ladera junto a la rambla del Molino de Tabernas, la propia gravedad provoca desprendimientos en ocasiones, arrastrando junto a las rocas parte de los restos prehistóricos.

Protegido como Bien de Interés Cultural

El abandono del yacimiento por parte de los propietarios del terreno donde se asienta, así como de las administraciones competentes, a lo largo de casi medio siglo, hizo que el Ayuntamiento de Tabernas impulsase la inclusión del yacimiento en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz. Hasta que en enero de 2020, la Junta inició el proceso de inscribirlo en este Catálogo como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de ‘zona arqueológica’.

Con ello, además de reconocerse el valor cultural del yacimiento, se le dotaba de la protección que conlleva la declaración como BIC, que se aplica desde que se inicia el procedimiento. «Es un paso importante para futuras actuaciones», asegura Heredia, aunque recuerda que las competencias para los BIC son de la Junta, así como del propietario, que tiene la obligación de mantenerlo en buenas condiciones.

En la actualidad, el propietario de los terrenos donde se localiza el yacimiento es un ciudadano suizo que los adquirió, junto a un cortijo al otro lado de la rambla, hace unos cuatro años. Los propietarios anteriores, lejos de cuidarlo, pretendían construir encima. Fue precisamente la demolición del antiguo cortijo que se situaba junto a la zona excavada para construir una especie de caseta o almacén lo que disparó las alarmas del consistorio y de particulares preocupados por el estado del bien patrimonial.

El toque de atención sirvió para que se cercase la zona excavada, aunque el yacimiento ocupa mucho más espacio. En total, la Junta protege como BIC 21,11 hectáreas de terreno, toda la lengua de tierra que se levanta sobre la rambla, y más, hasta un perímetro de 3.151 metros.

Facilitar las visitas

Otra de las ventajas de ser BIC es que se obliga a que se pueda visitar, lo que implica, dado el estado actual de la zona excavada, que incluso es peligrosa para el tránsito de personas, que se habilite el espacio para facilitar los accesos. Asimismo, aunque ya depende de la Junta de Andalucía, se podrían continuar los trabajos de excavación, incluso ampliando la zona, ya que la protección afecta a una parcela de terreno mucho mayor que la actualmente cercada.

Habilitar el yacimiento para visitas podría conllevar, por otra parte, el traslado del Centro de Interpretación de Terrera Ventura, situado a los pies del cerro donde se levanta el castillo, y que cuenta con unos paneles explicativos sobre este bien arqueológico y del desierto de Tabernas, donados por Luis Delgado, geólogo que estuvo años investigando en el desierto y también participó en las excavaciones de los años 70 en Terrera Ventura. Fue él quien, en sus trayectos por la rambla, localizó algunos de los objetos vinculados al yacimiento que se exhiben en el Centro de Interpretación. También son descubrimientos de Delgado los fósiles del desierto que se guardan en él.

En el propio yacimiento, los hallazgos más relevantes hasta el momento son las cisternas de almacenamiento de agua, bien conservadas pero que se están volviendo a llenar de tierra a causa del abandono sufrido durante las últimas décadas. También, unas conducciones que servían para llevar el agua hacia esas cisternas. «Las estructuras de almacenamiento de agua son colectivas, hacía uso de ellas toda la sociedad», explica Alfonso Heredia, que añade  que estas cisternas «demuestran una preocupación de los pobladores de Terrera Ventura por almacenar el agua en un territorio ya bastante árido, aunque había más humedad y más superficie arbórea» que en la actualidad.

Ocupación de Terrera Ventura en tres fases

Las excavaciones realizadas el pasado siglo muestran hasta tres fases en la ocupación del asentamiento, más una fase ‘Previa’. Esta última estaría datada hacia el año 3000 antes de nuestra era, mientras que las tres catalogadas serían la ‘Inicial’, que iría del 2850 al 2550 a.n.e.; la ‘Intermedia’, del 2550 al 2250 a.n.e. y la ‘Final’ desde el 2250 hasta el 1950 a.n.e.

Gracias a las excavaciones, se ha podido comprobar la evolución de las construcciones de viviendas o de elaboración y decoración de utensilios, como las vasijas de cerámica, las herramientas y los ídolos. Asimismo, se ha podido estudiar qué tipo de ropa utilizaban los habitantes del asentamiento, gracias a las piezas de telares halladas en el yacimiento.

Ahora, la catalogación como BIC facilitará que no se pierda este legado histórico y cultural de los primeros habitantes documentados de esta zona de la provincia.   

Castillo de Tabernas, rehabilitación sin reconstrucción

«Desde que llegamos al Ayuntamiento tenemos la idea clara de preservar nuestro patrimonio histórico y cultural», asegura José Díaz, alcalde de Tabernas, que recuerda que hasta el momento han conseguido «la declaración BIC de la iglesia, que se inicien los trámites para Terrera Ventura, la subvención del 1,5% cultural para el castillo y la subvención del Grupo de Desarrollo Rural para la rehabilitación de la ermita de San Sebastián». Todo, con un doble objetivo, la conservación de ese patrimonio y posibilitar que sea visitable y, por tanto, atraiga al turista cultural al pueblo. «Hemos tocado las partes más singulares de nuestro patrimonio, porque queremos conservarlo y porque, sin duda, es un gran atractivo turístico», confirma José Díaz.

«Buscamos un turismo distinto al de caracter estacional, que solo se desplaza en verano, para visitar los poblados del Oeste y el desierto, por eso apostamos por un turismo que llegue al pueblo, un turismo cultural, aqueológico, y para eso hemos desarrollado estos planes de investigación y excavación, como el del castillo, para hacerlo visitable», explica Alfonso Heredia, concejal de Turismo y Patrimonio Histórico. El objetivo es que quienes se acerquen a Tabernas puedan pasar el día visitando la iglesia, el castillo y, en el futuro, la ermita de San Sebastián, que también va a ser rehabilitada mediante los fondos FEDER. Todas estas actuaciones buscan ampliar la oferta turística de Tabernas, aunque, como recuerda el concejal, sin dejar de lado el de cine y familiar que llega atraído por los poblados del Oeste y los rodajes realizados en el desierto y el resto del municipio. De hecho, está previsto que se sustituyan y amplíen los paneles informativos en lugares emblemáticos de rodajes, ya que los actuales están deteriodados y no se incluyen las películas y series de los últimos años. Se trata, asegura el concejal, de «complementar y darle otras opciones» al turismo que ya va a Tabernas, para «intentar romper la estacionalidad».

Con este objetivo, ya está en marcha la primera fase de la rehabilitación del castillo, dentro de un proyecto más amplio, que constará al menos de otras tres fases. Hasta ahora, recuerda el alcalde, «en el castillo nunca se han hecho intervenciones de importancia». Y en las pocas que se han hecho en el siglo XX se reconstruyeron la torre de poniente o la portada. Fueron actuaciones, señala el concejal y doctor en Historia Moderna, «sin un criterio idóneo ni metodología arqueológica, que aportaron poco». Por eso, ahora la idea es recuperar las estructuras originales del castillo mediante la excavación arqueológica en el perímetro del monumento hasta llegar a la base de la muralla; y a partir de ahí, consolidar y restaurar esas estructuras originales. Será, por tanto, una rehabilitación sin reconstrucción.

En la primera fase, la actuación se está llevando a cabo hasta un metro y medio de la muralla. Y en las sucesivas fases, se irá ampliando el área de excavación y se intervendrá sobre los elementos que se descubran. En este sentido, Heredia recuerda que el castillo de Tabernas cuenta con una segunda línea de murallas, viviendas intramuros de esta e incluso con una necrópolis. «Lo llamamos castillo», señala el concejal, «pero en realidad es una alcazaba». Ya en esta primera fase se van a incluir elementos de protección para facilitar que sea visitable, aunque la mayoría de esta parte de la intervención irá en las siguientes fases.

Las obras de esta primera fase, que está previsto que duren ocho meses, hasta principios del verano de 2021, así como las de la segunda fase, cuentan con la financiación del 1,5% cultural del Ministerio de Transporte. El 30% restante lo pone el Ayuntamiento. «En un presupuesto como este, es una cantidad bastante importante», asegura José Díaz, que cuenta que han intentado «otras líneas de financiación, pero no hemos tenido éxito, tanto con la Junta como con la Diputación». Por eso, añade que «estaría muy bien que la Junta invirtiese en patrimonio de los municipios pequeños, que no por ser más pequeños tienen un patrimonio menos importante».

(Reportaje publicado en el número de febrero de 2021 de la revista Foco Sur).

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