Juanma Cidrón: “La electrónica es una música para experimentar con ella y escucharla”

Tras varias décadas como uno de los referentes de la música electrónica de vanguardia en nuestro país, Juanma Cidrón presenta en su nuevo disco, ‘Pneumático’, un recorrido por los «alientos» del ser humano que sirve además de resumen de todas las facetas musicales que ha ido desarrollando en su carrera. 

Una sola pieza, dividida en 16 «soplos vitales», en tu nuevo disco, ‘Pneúmatico’. ¿Qué buscas transmitir con él?

Lo que he intentado es resumir en 16 los alientos vitales que tiene el ser humano, que son los que forman nuestra personalidad. Me he centrado en los de la emoción, la aventura, la incertidumbre, la naturaleza, la armonía, y los he hilvanado en torno a una espina dorsal constante en el hilo, que no se nota, pero hay un hilo conductor imperceptible, un chasquido que está como columna vertebral durante los 70 minutos, y un poquito antes y un poquito después.

¿Qué supone este disco en tu carrera?

Es un disco de resumen de todas mis ramas. La principal es la electrónica, pero tengo otras. A mí me gustan mucho el piano, la música acústica tratada, la música industrial, la música de los tratamientos de campo, las manipulaciones de sonidos, la música minimalista, la planeadora… Todo eso lo he introducido porque me valía muy bien para mi idea, porque hay emociones que podía reflejar a partir de esas líneas.

Además de todas esas ramas, en este disco tocas por primera vez una guitarra…

Sí, una steel guitar que he afinado de una forma personal, diferente. La he introducido en dos partes, en el ‘aliento de la rebeldía’ y en el ‘aliento de la aventura’, con dos tratamientos; una es limpia, tal cual, y la otra son acumulaciones de cinco distorsiones, que se repiten en forma de canon, y se genera una tensión, un alarido. Yo empecé a tocar la guitarra antes que los teclados y el piano, cuando tenía 16 años, y la he recuperado, porque incluso hacía ese tipo de cosas que hay en el disco, con un vaso, que lo ponía en las cuerdas y lo desplazaba y hacía unos sonidos psicodélicos.

Se suele confundir electrónica con discoteca y baile. ¿Qué es para ti este tipo de música?

Sí, es una pena, una tristeza muy grande. La música electrónica es la que está realizada en base a material electrónico y, ante todo, es una música para experimentar con ella, escucharla, percibirla y bailar con la mente. Lo que hay en la electrónica de otro tipo es puro bakalao. Mucha gente hace playbacks a partir de sonidos de ordenador. También hay mucha gente de música pop que lleva electrónica también, incluso flamenco. Pero la música electrónica es otra historia, no tiene nada que ver con el bakalao o el techno. Que lo respeto, pero no me gusta y jamás me metería en una fiesta de ese tipo.

¿Qué te inspira a la hora de componer, y cómo es ese proceso creativo?

Me inspiran el universo interior y el universo exterior; el exterior, a partir del planeta y el universo en el que vivimos, y el interior, a partir de las emociones, los sentimientos y las sensaciones que tenemos a partir de nuestras experiencias personales.

Internet, crisis, IVA cultural, carencia de salas… ¿han afectado a tu carrera?

No, porque la gente que hacemos este tipo de música estamos muy al margen. Cuando te llaman, te llaman de locales y salas muy concretas y de festivales muy determinados. Y yo sigo editando discos, vinilos y CD, así que no, no afecta. No toco mucho, porque lo que hago nunca está de moda, ni antes ni ahora, así que toco una vez al año o por ahí.

El año pasado diste un concierto especial, durante las Jornadas del Siglo de Oro, en la Alcazaba. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue uno de los conciertos más potentes que he hecho en mi vida, porque era un sueño tocar ahí, en la Alcazaba y en ese sitio en concreto, el tercer recinto. Fue un día de lluvia, que no sabía si iba a tocar hasta las siete y media de la tarde, porque incluso granizó de tal manera que la ladera que hay enfrente de la Alcazaba, en La Chanca, estaba blanca, un 28 de junio. A las siete y media me dijeron: «Decide, no sabemos qué va a pasar». Y dije: «Venga, toco». Y a las diez menos cuarto se quedó una calma chicha tremenda, salieron las estrellas y fue un concierto de esos que son inolvidables. Y es el disco que tengo en cartera para el año que viene. Es una pieza que edité en CD en 2012, ‘Gnostic Laberyntus’, y la versión en directo es muy diferente, un 80% es nuevo. En directo lo he hecho en varios sitios, en 2012 en La Casa Encendida de Madrid y el año pasado en la Alcazaba, y he cogido un tramo de cada uno. Se va a llamar ‘Tras la lluvia’, porque también en Madrid, el 5 de agosto, fue el único día del verano que llovió y me tocó tocar en la terraza. Fue idéntico a lo de la Alcazaba, me dijeron que decidiera si tocaba o no, y al final dejó de llover. El año que viene sale.

(Entrevista publicada en el número de julio de 2017 de la revista ‘Foco Sur’).

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