Realidad y ficción: lo demás no cuenta


Miguel Blanco

Mikasa Suites & Spa, un paraíso para el descanso en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar

En la avenida principal de Agua Amarga, uno de los pueblos con más encanto del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, se ubica Mikasa Suites & Spa, un hotel especial, diseñado y preparado con un objetivo: el descanso y el relax de sus clientes.

La familia Soler Jáimez lleva más de cinco años al frente de este pequeño establecimiento, un lugar idóneo para pasar unos días de descanso y relajación, con más de 30 años de trayectoria. “Llevamos toda la vida en Agua Amarga y Manolo y Lidia, los antiguos propietarios, nos contaron que llevaban varios años intentando vender el hotel y decidimos meternos, la familia, en esta aventura”, cuenta Martín, el hijo mayor y gerente del hotel.

Mikasa Suites fue el primer hotel boutique que hubo en Agua Amarga y, posiblemente, en el Parque Natural. Es decir, que cada habitación es diferente, con un nombre en lugar de número, tematizadas, con características y prestaciones distintas. “Nosotros hemos querido mantener la esencia”, explica el gerente del hotel. Así, añade, “unas tienen vistas al mar, otras tienen jacuzzi, otras ducha tropical, unas son tipo suite y otras más pequeñas”.

Y cada una está dedicada a un lugar del mundo, ciudades en las que los antiguos propietarios habían pasado épocas de su vida, y están decoradas con estilos asimilables a los lugares a los que están dedicadas. Todas estas características le dan un encanto especial a este hotel, en el que cuando el viajero vuelve, puede tener una experiencia diferente si no repite en la misma habitación.

Cuando compraron el hotel, hicieron una reforma para renovar el sistema eléctrico, crear una recepción nueva y añadir tres habitaciones, que dedicaron a Talassa (diosa del mar Mediterráneo), Posidonia (en homenaje al alga que provoca la calidad de las aguas del Parque) y Gili Meno (una isla al sureste de Bali). Así, en total, Mikasa Suites & Spa cuenta con 21 habitaciones.

“Muchos clientes vienen varios años, cada vez a una habitación, y de repente un año descubren la que más les gusta”. Y a partir de ahí, intentan reservar cada año en esa misma habitación. “Tenemos una clientela muy fidelizada, y es curioso que hay clientes que vienen a la habitación que les gusta y adaptan las fechas del viaje a cuando está libre, mientras que otros son más ‘arriesgados’ y confían en nosotros y prueban otra habitación, que les suelen gustar porque son todas únicas”, cuenta Soler Jáimez.

Una particularidad del hotel es que está enfocado más a adultos, que viajan a veces con niños de 14 años o más, porque el establecimiento está enfocado al descanso, “sobre todo de pareja”. También llegan grupos de amigos, que buscan pasar unos días haciendo excursiones por el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y los alrededores. Esta clientela varía dependiendo de la época del año.

En temporada estival, del 15 de junio al 15 de septiembre, llega sobre todo el turismo nacional, y en su gran mayoría, madrileño. También es frecuentado por visitantes del norte de España, principalmente del País Vasco, Castilla y León o Cataluña. Y el resto del año, hay más presencia de turistas extranjeros, que prefieren viajar cuando hace menos calor y hay menos personas en las playas y los restaurantes. Así, confirma el propietario, en esa época tienen mucha afluencia de visitantes “belgas, ingleses y franceses”.

Un detalle de Mikasa Suites & Spa es que, cuando el cliente llega por primera vez, se le hace un tour por el hotel, enseñándole todas las instalaciones y explicándole todos los servicios que se ofrecen. “Lo primero que descubre el visitante es la tranquilidad, el silencio que caracteriza al hotel”, asegura el gerente.

Otra característica es que no ofrecen media pensión ni pensión completa, solo desayuno, “un buffet casero en el que casi todo es ecológico y que cambia cada día de la semana”, explica Martín Soler. Así, los sábados hay American Breakfast, con tortitas, huevos revueltos y bacon. Los domingos es Mediterráneo, con tortilla de patatas, jamón ibérico y croquetas. Otro día es Mexicano, con tortitas de jamón y queso, guacamole y chili casero. Asimismo, ofrecen picnics para llevar a la playa o a las excursiones.

Cruzando la calle, frente al hotel, está el spa, en el que ofrecen tratamientos habituales, como masajes, y otros especiales, como una carta de estética y cuidados corporales, que incluye tratamientos faciales, manicura, pedicura y cuidados del cuerpo de todo tipo. Este servicio está abierto a todo tipo de clientes, no solo a los alojados en el hotel.

La aventura gastronómica

Enfocados al descanso y los cuidados corporales, al hotel le faltaba una pata importante para cualquier visitante: la gastronómica. Por eso, la familia Soler decidió hace un par de años adquirir el restaurante La Villa, anexo al hotel, que pertenecía a la hija de los antiguos propietarios de este. “Pensamos que no podíamos dejar escapar la oportunidad”, reconoce Martín.

La puesta en marcha del restaurante “fue una aventura”, en plena pandemia, ya que abrieron en la primavera de 2021, pero “todo el esfuerzo y el sacrificio se ve ahora recompensado porque la gente se va muy contenta”. La Villa ofrece una carta dedicada a la cocina mediterránea y los productos de cercanía. “Toda nuestra cocina está pensada en base al producto que tenemos alrededor, de cercanía”, cuenta Martín. Toda la carta es de platos a la brasa, pescados, carnes y verduras. Y se degustan en varios salones de interior y en la terraza, que también cuenta con distintos espacios, incluido uno alrededor de una piscina.

La carta, en la que destacan productos como la lecha, los salmonetes, los galanes, la gamba roja, el cordero, el pato y las verduras de Almería,  la van modificando a lo largo del año. “No queremos tener una carta muy extensa, así que mantenemos unos 24 platos y se van cambiando cada tres o cuatro meses, según temporada”.

En tan solo dos años, ya se ha hecho un nombre e incluso ha sido seleccionado este pasado otoño como uno de los mejores 38 restaurantes de nueva apertura por la prestigiosa publicación de gastronomía The Fork, que pertenece al grupo Michelin. La selección la ha elaborado un grupo de cocineros españoles que cuentan con Estrellas Michelin en sus respectivos restaurantes. “Ha sido un honor, porque éramos el único restaurante de Almería y uno de los cuatro de Andalucía nominados”, dice Soler.

Fuera de temporada alta, el restaurante solo cierra lunes y martes. El resto de la semana abre a mediodía y por la noche. Y en temporada alta, cierra los lunes nada más, pero solo da servicio en horario de cenas. Y permanece cerrado desde mediados de diciembre hasta finales de febrero.

Mikasa Suites lleva además la gestión de dos casas, Villa el Molino y Villa de Piedra, en las afueras de Agua Amarga, cuyos propietarios pasan poco tiempo en ellas y alquilan el resto del año. Mikasa se encarga de la comercialización, la entrega de llaves, la limpieza y está disponible para el inquilino por si surge cualquier problema. Son casas privadas, con piscina, una con cinco dormitorios y cuatro cuartos de baño y la otra con tres dormitorios y un cuarto de baño. Al frente de esta rama del negocio está Quique Soler, hermano de Martín.

Así, con esta variada oferta, Mikasa Suites & Spa es uno de los lugares indicados para el viajero que busque disfrutar de la calma y tranquilidad de Cabo de Gata, y aprovechar  la estancia para disfrutar de la excelente gastronomía local.

La carta de La Villa

En el restaurante La Villa, ofrece una cocina basada en la calidad del producto de cercanía pero con una preparación más elaborada. Con esta premisa, tienen platos muy demandados, como las cebolletas a la brasa rellenas con crema de anchoas. También ofrecen alcachofas a la brasa con romesco y papada ibérica.

En pescados, la carta varía dependiendo de la época del año. Suelen ser pescados grandes, como la lecha, el rodaballo o la gallineta. También destaca en la carta un rape al pil pil o los salmonetes de roca, que sirven limpios y sin espinas, divididos en lomos, marcados a la brasa y servido sobre un parmentier de azafrán, acompañados de verduritas baby.

Dada la ubicación del restaurante, en la carta no pueden faltar la gamba roja ni la quisquilla. Tampoco los galanes, un pescado típico de la zona, que solo se pesca en la zona de Carboneras y en aguas de Baleares, de sabor muy intenso. Por este motivo, en La Villa este pescado se sirve frito, pero tal cual se pesca, sin enharinar ni echarle nada.

En carnes, ofrecen lomo bajo de vaca de más de 30 días de maduración cocinado en brasa. También tienen cordero lechazo de Burgos, que cocinan durante 13 horas a baja temperatura, envasado al vacío, con una mezcla de aceite, laurel y pimienta en grano. Luego se limpia y deshuesa y se marca en brasa. Con la misma técnica, preparan codornices a la brasa, acompañada de ras el hanout, una mezcla de especias árabe. Otro plato destacado es el magret de pato.  

Para terminar, ofrecen cuatro postres. Uno es la torrija, que elaboran en pan brioche, que se sumergen durante 24 horas en una mezcla de leche de coco, canela, piel de naranja, cardamomo y anís estrellado. Al servirlas se acompañan de helado de mascarpone, un helado artesanal que, como el resto de los que se ofrecen en la carta, traen de la heladería Di Martino de la vecina Carboneras.

Otro postre de éxito es la gianduja de chocolate, una crema de chocolate con avellanas rellena de gel de frambuesas, con helado de chocolate. También, el lemon pie con merengue de rosas deshidratado y galletas sablé. Y por último, la tapioca de coco, bolitas de tapioca con leche de coco y helado de mango.

(Reportaje publicado en el número de junio de 2023 de la revista Foco Sur)

Mikasa Suites & Spa, en Agua Amarga. Foto de Miguel Blanco / Foco Sur

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