Realidad y ficción: lo demás no cuenta


Miguel Blanco

El mapa de la pobreza en Almería

La imposibilidad de acceder a una vivienda, el desempleo o la falta de apoyos familiares son las principales causas que llevan a cientos de personas a vivir en las calles de nuestra provincia, donde las cifras de pobreza infantil superan la media nacional. Desde Cáritas, trabajan con distintos programas para ayudar a revertir esta situación.

Las cifras de pobreza infantil en la provincia de Almería “son alarmantes y están por encima de la media nacional”. Mari Carmen Torres Galdeano, directora de Cáritas Diocesana de Almería, daba la voz de alarma el pasado mes de junio al presentar el balance de la actuación de la organización religiosa en 2024.

“Son indicadores que nos llaman a actuar”, señalaba Torres, que insistía en que “la pobreza infantil es bastante importante en Almería”. En este sentido, señalaba que “uno de cada tres menores está en riesgo de pobreza”.

La situación de estos menores es consecuencia de la de sus familias. Y los datos de la provincia no son buenos. Durante el pasado 2024, Cáritas atendió a 5.839 personas en Almería, lo que implicó un beneficio para  16.597 personas.

La organización acompañó a 118 menores el año pasado, 50 niños y 68 niñas, lo que supuso un beneficio para 354 personas. Estas actuaciones, que van desde el apoyo escolar o los talleres formativos hasta actividades de ocio y tiempo libre, como los Campamentos de Verano, se desarrollaron en el asentamiento de Los Granaínos en San Isidro, Níjar; en el barrio del Realengo, en Cuevas del Almanzora; y en los barrios de Cosario y San Nicolás, en Vícar. Con estas actuaciones, se trabaja con las familias para reducir los factores de riesgo social, personal y familiar que amenazan a estos menores.

Vivir en la calle

Según los datos de la entidad religiosa, hay más de 800 personas viviendo en la calle en toda la provincia, 200 de ellas en la capital. “Ya no hablamos solo de situaciones como la de la infravivienda o los asentamientos, hablamos también de una exclusión residencial que está siendo bastante importante”, apunta la directora.

Durante el pasado año, Cáritas atendió a 321 personas sin hogar y 134 en riesgo de exclusión social. Sus situaciones son diversas, con la falta de empleo, de recursos económicos y de redes familiares como motivo de su situación de calle. Y en muchos casos, como denominador común, según apunta la organización, el problema es la imposibilidad de acceder a una vivienda.

“En empleo, los indicadores son alarmantes y las situaciones, preocupantes”, apunta Torres. El perfil habitual es el de un varón de unos 40 años, pero cada vez hay más mujeres y jóvenes. “Lo que hace un tiempo eran personas que tenían unas circunstancias determinadas, un tipo de adicciones, una situación esporádica, está siendo bastante recurrente de manera general”, apunta la directora de Cáritas Almería.

La entidad ofrece a las personas sin hogar un servicio de acogida, donde se pueden duchar, cambiar de ropa y desayunar. Y además les ofrecen talleres de capacitación laboral y de idiomas, entre otros, para ayudar a que puedan salir de esa situación.

En esta línea, Cáritas ha puesto en marcha el centro de acogida Mambré, Calor y Café. Es un centro de día que, en el futuro, quieren convertir también en centro de noche. Allí, las personas sin hogar pueden ver satisfechas sus necesidades primarias, como la vestimenta, la higiene o la comida, y reciben ayuda para que se recuperen de su situación y puedan lograr una inserción sociolaboral.

Otro de los proyectos de acogida es Espacios de Hospitalidad, en los que los voluntarios y los participantes trabajan de forma conjunta para ayudar a otras personas con necesidades, con el objetivo de ayudar a que se facilite su integración.

Rechazo al pobre

Dentro de estas necesidades, una es básica y es la más complicada de cubrir para ellos: la vivienda. “Hay cantidad de problemas a nivel de vivienda y, curiosamente, en Almería hay unas 20.000 viviendas libres, de las que 3.000 están en el circuito de alquiler, pero el resto no”, señala Juan Antonio Plaza Oña, delegado episcopal de Cáritas Almería, que asegura que “tenemos en la calle en torno a 200 personas que no tienen dónde habitar y no hay quien alquile viviendas a personas si son extranjeras o dependiendo de qué etnia, tienen bloqueado el acceso a esa vivienda”. Ante esta situación, añade, “desde Cáritas intentamos dar respuesta, pero llegamos hasta donde podemos”.

Cáritas tiene en marcha un Programa de Mediación, Apoyo y Asesoramiento en Materia de Vivienda, con el que se asesora jurídicamente a quienes no encuentran la manera de alquilar una vivienda digna. Asimismo, se intenta sensibilizar a la sociedad almeriense para promover la acogida y la solidaridad. En total, la organización atendió a 77 personas en 2024 dentro de este programa, del que se beneficiaron 231.

Un problema que agrava su situación es que sufren aporofobia, el rechazo al pobre. “A esto contribuyen mucho los bulos que nos llegan, que todos los inmigrantes son delincuentes, vienen a quitarnos el trabajo, cobran más que nadie sin haber cotizado… Una serie de bulos que circulan y contribuyen a que cada vez más se vaya engordando esa bola”, denuncia el delegado episcopal.

Plaza cuenta que en los asentamientos de inmigrantes como el de Atochares, donde calcula que vivirán unas 600 personas, o el de Los Granaínos, “se da una constante: hay gente con la situación administrativa regulada pero no hay quien les alquile una vivienda”. Y añade: “No nos interesa la persona, sino la fuerza de trabajo”. En este sentido, recuerda que “una persona que trabaja y cotiza tiene los mismos derechos que cualquiera de nosotros”.

Mari Carmen Torres asegura que “la aporofobia la estamos viendo en la sociedad desde hace muchísimo tiempo”. Por eso, añade, “estamos trabajando también con la sensibilización, porque o trabajamos todos de manera conjunta o se recrudecen situaciones, muchas veces por desconocimiento”.

El delegado episcopal apunta que, además, “tenemos una imagen un tanto distorsionada” respecto a la inmigración, tanto en nuestra provincia como en el país. En ese sentido, recuerda que en Almería hay unos 170.000 inmigrantes, un 22% de la población total, pero de estos, más de la mitad son europeos. “Por ejemplo, tenemos 17.000 del Reino Unido, que pasan desapercibidos, pero consumen en recursos sanitarios mucho más que los 45.000 que hay de Marruecos”, asegura Plaza Oña, que asegura que “el problema no está en si es inmigrante, sino en si tiene dinero o no lo tiene, o si tiene un color de piel o tiene otro”.

Asimismo, asegura que “en los asentamientos, son terriblemente acogedores”. Cuando llega alguien de un país, “sabe dónde están los suyos y va ahí y lo acogen”. Y se organizan, dentro de sus posibilidades, “más o menos como nosotros, tienen sus tiendecillas como ‘de barrio’”, asegura.

Alimento y ropa

Dentro de la ayuda integral que practica Cáritas Almería, se incluye la cobertura de necesidades básicas como el alimento y la ropa. Más allá de las donaciones puntuales, la organización ponía en marcha hace unos años los Economatos Solidarios, en los que personas que han acudido a las Cáritas parroquiales pueden ir y hacer la compra de los productos que necesiten y elijan, a un precio muy reducido, ya que la entidad religiosa asume el 75%. Por estos Economatos Solidarios, ubicados en Almería y Huércal de Almería, pasaron 590 personas en 2024, lo que benefició a un total de 1.399.

Otra iniciativa veterana es el proyecto Koopera, una cooperativa social y medioambiental sin ánimo de lucro y, además, empresa de inserción laboral. En sus 151 contenedores instalados en 21 municipios de la provincia, recuperaron el pasado año más de 1.000 toneladas de ropa, que, una vez arreglada, se entrega a personas sin hogar y se vende a quien quiera comprar en las tiendas de segunda mano Koopera Store.

“Desde Cáritas llevamos ya años trabajando, y este año también, en proyectos que cubran, en la medida que podamos, las necesidades de la población almeriense”, apunta la directora de Cáritas Almería. “Han sido unos meses de esfuerzo y los resultados están ahí”, destaca, y añade que “queremos que se vea que, detrás de los datos, hay personas, hay rostros, hay historias de vida, hay esperanza y superación”. En esta línea, considera que “se están logrando algunas cosas, aunque hay otras muchas que hay que mejorar y lograr”.

En este sentido, asegura que les gustaría “atender a más, pero hay un problema de recursos”. Así, añade, “encontramos necesidades que no pueden ser cubiertas, o que tenemos que limitar cómo se cubre, por la falta de recursos”. Asimismo, “aunque hay muchos voluntarios en toda la diócesis, necesitamos muchos más para cubrir todas esas necesidades”, asegura.

Red de voluntarios

Para llevar a cabo todos estos proyectos, Cáritas recibe financiación a través del IRPF, a través de la casilla de actividades de interés social, así como de donaciones de particulares y empresas. Asimismo, cuenta con trabajadores pero, sobre todo, con una potente red de voluntarios.

En nuestra provincia, la organización cuenta con 790 voluntarios, 466 socios, 471 donantes y 46 empresas y 35 entidades religiosas colaboradoras. En la actualidad, hay 96 Cáritas Parroquiales constituidas en la provincia, lo que muestra “la capilaridad de nuestra entidad y la posibilidad de atender a las personas en toda la provincia, ya que hay unos voluntarios comprometidos trabajando para ello”, apunta Torres, que destaca que “la sociedad almeriense está implicada y ha sido generosa”.

El delegado episcopal, en la misma línea, asegura que “la fuerza de Cáritas es el voluntariado”. Asimismo, destaca que es “la organización que más sedes tiene en la provincia”. Estos voluntarios dedican una media de “cuatro horas semanales a Cáritas y es en lo que se sustenta esta organización”, cuenta Plaza Oña, que añade que “cuando los núcleos de población son pequeños y desaparecen los bancos y otros servicios, ahí se mantiene Cáritas para dar respuesta a lo que ahí está pasando”.

El problema es que, a pesar de que la red de voluntariado es amplia, va decreciendo con los años. En 2023, por ejemplo, había más de 800. Los voluntarios suelen ser mayores y a la organización le cuesta que los jóvenes se sumen. De vez en cuando, se lanzan campañas para captar voluntarios jóvenes, y funcionan en cierto modo, pero no es suficiente. “Hay una gran preocupación en Cáritas a nivel estatal con esto”, asegura Plaza.

Asimismo, encontrar la financiación necesaria es cada vez más complicado. “La tendencia es que cada vez hay menos ingresos y más necesidades, tanto a nivel público como privado”, asegura el delegado episcopal. En este sentido, explica que “del IRPF, lo que recibimos es poco comparado con las necesidades que hay”. Las diez Cáritas que hay en  Andalucía se reparten 2 millones de euros por esta vía, y solo la de Almería tiene presupuestados 1,8 millones.

Por ello, tanto el delegado episcopal como la directora de Cáritas Almería tienen claro que la lucha contra la exclusión social tiene que ser cosa de todos. “Para cubrir las necesidades de muchas personas que, por determinadas circunstancias, muy variadas, se han encontrado en situación de exclusión y vulnerabilidad, tenemos que trabajar todos, toda la sociedad”, afirma Torres Galdeano, que añade que “o vamos trabajando todos en la integración, el acompañamiento y la mejora de las realidades, o vamos hacia una sociedad mucho más injusta pero también más problemática para todos”.  

Un hogar para madres en riesgo con menores a su cargo

Uno de los proyectos más recientes puestos en marcha por Cáritas Almería es el Hogar Marta y María, que se abrió el año pasado, para acoger a mujeres monomarentales con hasta dos hijos a su cargo, con una necesidad de un apoyo integral y un acompañamiento. El Hogar Marta y María forma parte del Programa de Atención Integral a Mujeres en Situación de Exclusión y Vulnerabilidad.

“Es un piso para dos familias, para dos mujeres con dos menores cada una, en el que han entrado ya varias familias e incluso alguna ya ha salido, porque se les ha hecho un acompañamiento integral y ha tenido la posibilidad de salir gracias a una mejora de su situación”, explica Mari Carmen Torres Galdeano, directora de Cáritas Diocesana de Almería. “Hay un trabajo muy estrecho con los voluntarios y dos trabajadoras que tenemos para ayudar a las familias que entran”, añade la directora. Las familias vienen derivadas desde las Cáritas Parroquiales de toda la provincia.

“Vemos a menores que no están pudiendo ser atendidos como se debe”, relata Torres Galdeano, “tienen problemas de alfabetización digital, no tienen recursos, hay problemas de alimentación”. Las Cáritas Parroquiales de cada pueblo venían identificando estas necesidades desde hacía tiempo y, ante su demanda, Cáritas Almería contactó con Cáritas España para ver cómo podían atender esta necesidad. De ahí surgió este Hogar Marta y María, en el que “se está haciendo un acompañamiento constante y continuo” a las familias que llegan a él.

La ayuda que ofrece este espacio “va desde comprarles alimentos hasta ayudar en la búsqueda de empleo, o con formación si la necesita la madre, o si necesitan acompañamiento los niños, para que se sienten en un entorno lo más normalizado posible, porque vienen de una situación precaria y difícil”, explica la directora de la entidad. Cuando llega una familia, se hace un seguimiento, una valoración inicial y un acompañamiento. Se atiende a las mujeres y los menores a nivel psicológico y laboral, ofreciendo un lugar seguro donde vivir hasta que consigan una inserción social y laboral, una estabilidad emocional y hayan conseguido reforzar sus redes de apoyo.

El Programa de Atención Integral del que forma parte este Hogar Marta y María incluye además una línea de acogida, acompañamiento y seguimiento a mujeres vulnerables y la realización de talleres de formación de distinto tipo. Desde julio de 2024, cuando arrancó el programa, hasta fin de año, se ha atendido a 250 mujeres, beneficiando a 750 personas.

(Reportaje publicado en el número de octubre de 2025 de la revista Foco Sur).

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