Realidad y ficción: lo demás no cuenta


Miguel Blanco

Juan Andrés Carmona, violinista: “La gente piensa que un concierto de música clásica va a ser muy serio o aburrido, pero es lo contrario”

Almeriense con raíces en Sorbas, Juan Andrés Carmona lleva siete de sus 37 años en Hong Kong, donde es violinista en una orquesta y da clases de este instrumento en un colegio internacional. Ahora, ha montado el Festival Internacional de Música de Sorbas (FIMSAL), con cursos y conciertos para fomentar la afición por la música clásica en Almería.

¿Cómo surge la idea de montar el Festival Internacional de Música de Sorbas?

Es una idea a la que llevaba un tiempo dándoles vueltas, pero con el covid se fue retrasando. Este último año, surgió la idea hablando con otros profesores, que somos amigos y estudiamos juntos. Mi familia maneja el hotel de Sorbas, que es una ventaja importantísima, porque el alojamiento es lo más complicado para cuadrar a todo el mundo, y ese es el factor que desencadenó la posibilidad de poder realizarlo. Yo he intentado durante este último año comentárselo  a todos los compañeros profesores y al final los que vienen son solo algunos de los que yo había intentado contactar inicialmente. Vienen de violín, violín barroco, viola, chelo, contrabajo, vientos, clarinete, flauta, fagot, oboe, trompeta, tromba y trombón.

Y de múltiples nacionalidades…

Sí, tenemos de Inglaterra a Simon Smith, de Hong Kong a Tim Chen, a Carlos Brito de composición y dirección, de Portugal. Y de Grecia, de Montenegro, de Ucrania, de Rusia y por supuesto, españoles. Mi idea inicial no era traer gente de fuera, sino contar también con gente de Almería. Vienen Clara, de la Orquesta Ciudad de Almería, Fran Escobar, también de Almería; de Jaén tenemos a Jorge Giner, catedrático del Conservatorio Superior; de Córdoba a Celia Víllora, de fagot, y a Saleta Suárez, de flauta… La idea es tener a los músicos una semana preparando los conciertos, dando clases y conviviendo y decidir sobre la marcha lo que vamos a tocar y a ensayar. Tenemos una lista de repertorio y vamos seleccionando. Como para una primera edición es más complicado tener alumnos, porque no te conoce la gente, nos hemos centrado en los conciertos. Por eso es un festival curso, aunque la idea original era el curso. Además, a los conciertos puede venir toda la gente, mientras que un curso es algo más específico, para músicos y estudiantes.

¿A un evento de estas características, de música clásica, es más difícil convocar al público?

Es más difícil porque la gente le tiene un poco de respeto a ir a un concierto de música clásica, piensa que va a ser muy serio o aburrido, pero es lo contrario. La gente que hemos venido aquí quiere que todo el mundo pueda disfrutar; no solo hacer un concierto serio u oficial, que también lo podemos hacer, sino combinar estilos diferentes, desde el Barroco hasta llegar a la música moderna, con bandas sonoras y canciones de Queen. Un músico clásico, si le gusta la música, puede tocar cualquier estilo porque tiene la técnica para hacerlo. Lo más complicado es el jazz.

¿Se debería promocionar más la música clásica en los colegios?

Sí, allí en Hong Kong, prácticamente todos los niños estudian un instrumento. De hecho, yo doy clases en un colegio internacional, con alumnos de todas las nacionalidades, de violín. Los asiáticos son muy competitivos y también lo hacen por tener en el currículum más cosas, pero a muchos les gusta y todo el mundo sabe un poco y mucha gente va a los conciertos por eso, por conocimiento, porque si desconoces este mundo, no vas, ni te fijas.

¿Cómo acabaste en Hong Kong?

Yo estudié en Londres y tenía un compañero de Hong Kong. Estudiábamos violín e incluso fuimos compañeros de piso. Él se volvió y yo estuve aquí un par de meses y me avisó de que había un concierto allí y que hacía falta un violinista. Fui y luego volví, pero me empezaron a llamar, así que me fui unos meses. Y luego cogí una plaza en la Orquesta de Cámara de Hong Kong y en el colegio, y lo he ido alargando.

Y de momento te quedas…

Sí, pero vengo tres o cuatro veces al año, para ayudar a mis padres, porque no quiero irme lejos y desaparecer. Mi intención es aprender todo lo que pueda fuera y hacer contactos.

¿Cómo se vive en Hong Kong?

Es una ciudad de 8 millones de habitantes muy concentrada, por lo que hay mucho movimiento. Es fácil el transporte, ir de un sitio a otro, y a veces hay momentos en que, si quieres, no paras de hacer cosas, tienes que ponerte tú el límite, porque si no te puedes volver loco del ritmo. Y a la vez, son muy rápidos, así que tienes que adaptarte a ser rápido.

Allí tienes también tu propia formación, ¿no?

Sí, hemos hecho una orquesta de cámara, Asiartic Camerata, también internacional. Carlos Brito es nuestro compositor de cámara y tenemos músicos de Rusia, India, América, Taiwán, China, Hong Kong, Japón y Corea. Es una orquesta de cámara pequeñita, sin director. Hay mercado para hacer una orquesta más pequeña, más flexible, que nos podemos adaptar a muchas cosas, porque allí hay que adaptarse y buscar los huecos.

¿Dónde habéis actuado ya?

De momento allí, porque empezamos hace un año y medio y los inicios cuestan mucho, pero hemos hecho ya varios conciertos y grabaciones y hemos colaborado con una compañía de danza, con la que montamos ‘Las cuatro estaciones’, que fue espectacular. Está en YouTube. Y tocamos allí un concierto de Navidad, en el que la gente cantaba los villancicos con nosotros, porque lo intentamos hacer muy cercano.

¿Cómo ves el panorama cultural en Almería?

Lo veo cada vez mejor, se está animando el panorama cultural, por lo menos en música hay bastantes opciones. Y todavía hay hueco para hacer cosas diferentes, que es lo que estamos intentando hacer.

(Entrevista publicada en el número de septiembre de 2025 de la revista Foco Sur).

Juan Andrés Carmona. Foto de Miguel Blanco / Foco Sur

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