La directora del Museo de Almería, Tania Fábrega, repasa lo que ha conseguido en su primer año al frente de este espacio cultural y adelanta los planes para los próximos meses en la programación, con exposiciones y actividades enfocadas para continuar con la labor del museo como difusor de la historia y la cultura de la provincia.
¿Qué balance hace de su primer año en la dirección del Museo de Almería’
En los 15 meses que llevo al frente del Museo de Almería, he notado un punto de inflexión, sobre todo de organización en el centro. Cuando llegué, no estaban muy claras las funciones del personal y había habido un periodo de relevo generacional en el que se habían jubilado muchos profesionales del centro y habían llegado otros nuevos. Eso me ha facilitado la tarea de hacer un organigrama bien definido, en el que cada departamento tiene unas funciones concretas y está dotado de personal suficiente. Se ha puesto a funcionar como un museo al cien por cien, con todas las funciones que tenemos encomendadas en la época actual, porque, hoy en día, no solamente tenemos que conservar los bienes culturales y el patrimonio histórico, sino que se nos pide que hagamos exposiciones temporales de actualidad pero vinculadas a nuestras colecciones, que tengamos un programa cultural que las acompañe y que también aporte un valor a la sociedad y, además, que sirvamos de membrana para transmitir el conocimiento científico a través de conferencias y jornadas.
La última exposición que se ha estrenado es la dedicada a Sierra Nevada, por el 25º aniversario del Parque Nacional. ¿Qué podemos ver en ella?
Esta exposición tiene un fuerte peso documental pero cuenta también con obra artística. Hace un recorrido desde las primeras noticias que se tienen de Sierra Nevada, de viajeros, artistas o literatos, y muestra cómo se va construyendo todo lo que conocemos sobre esta sierra, por parte de distintos especialistas, como geólogos o especialistas en fauna. Es una muestra que no se cierra a lo arqueológico. Como tema interesante vinculado a Almería, nos gusta ser su sede y difundir la historia de la provincia.
¿Qué nos muestra la exposición ‘Huellas de la infancia’?
Es una muy pequeña exposición, que estará hasta el 1 de diciembre, que hemos hecho con mucha ilusión. Todo partió de la idea de hacer unas jornadas, que haremos en otoño, sobre cómo se ha tratado el tema de la infancia en los museos. Es un tema novedoso y hasta ahora no ha habido ningún evento que lo aborde de manera global. Conocimos esta exposición en el Museo Íbero, en Jaén, y su directora, Concha Choclán, nos permitió traérnosla y la hemos ampliado con nuestros propios fondos. Ellos hicieron el ejercicio de rastrear qué quedaba de estos niños y niñas en sus colecciones y lo hemos hecho nosotros también y sale muy poquito, por eso la exposición es tan pequeña. Los niños de antes no tenían muchos objetos, porque eran sociedades con menos recursos en general. Encontramos un fragmento de biberón o un juguetito. No es solo que tuvieran un ajuar más reducido, sino que la investigación sobre la infancia se está iniciando ahora. Me parece muy interesante esta pequeña muestra, porque es una punta de lanza de un tema que creo que va a seguir creciendo y vamos a seguir hallando objetos que los teníamos adscritos a otros usos y otra edad y ahora vamos a repensar que son de niños.
Aunque todos lo conocen como el Museo Arqueológico, hace tiempo que es mucho más, y además de exposiciones de todo tipo se hacen talleres, eventos, conferencias… ¿Qué tal funciona esta oferta?
Los talleres para niños siempre se llenan. También ofrecemos talleres para adultos, porque entendemos que tanto el conocimiento como los valores que queremos transmitir tienen que llegar a todos. Tenemos que atender muchas áreas diferentes y hacerlo para todos y todas, tenga cada uno la capacidad que tenga. Tenemos un programa inclusivo al que sumamos todo lo que podemos, muchas veces en colaboración con otras asociaciones. Tenemos el Museo en Residencias, con el que vienen todos los meses personas de la tercera edad que están en residencias o centros de día a hacer un taller u otra actividad. Tenemos el Aula Hospitalaria, con el que nosotros vamos a los hospitales de la provincia, para los niños y las niñas que no pueden venir al museo. Además, tenemos el programa de Cine Azul, abierto a todo el mundo, con películas infantiles adaptadas para niños y niñas con autismo, para que toda la familia pueda disfrutar. El Museo de Almería se fundó en 1933 con ese nombre, aunque luego quedara reducido a Museo Arqueológico, pero no queremos ser solo eso, queremos ser el Museo de Almería y que toda nuestra historia tenga cabida aquí.
¿Qué exposiciones hay previstas en los próximos meses?
A mediados de noviembre, vamos a traer una exposición del Museo Arqueológico Nacional, ‘Túnez en sepia’, que hace un recorrido fotográfico, en el tránsito del siglo XIX al XX, por este país mediterráneo, buscando monumentos, yacimientos arqueológicos, los museos de esa época. Se establece un diálogo entre lo que podemos ver en esas fotografías, que son de por sí una maravilla artística, con nuestras propias colecciones. El Mediterráneo es una confluencia de pueblos y gentes en la que nosotros también participamos y tenemos muchos materiales que se ven en esas fotografías, así que va a ser un híbrido. Además, nos va a permitir hacer un programa cultural asociado de arqueología en el Mediterráneo, para conocer más, por ejemplo, de nuestra vecina Melilla, que puede ser una gran desconocida, o de Marruecos, Túnez y el antiguo Egipto, que siempre tiene su público.
El año que viene queremos hacer una sobre el Desarrollismo en Almería en los años 60 y 70, cómo cambió urbanísticamente Almería con la construcción del telón de cemento del Paseo Marítimo, cómo se acuñó la imagen cinematográfica de nuestra provincia, visto desde la óptica del pintor Paco de la Torre, de quien es la idea. Y, también, una exposición conmemorativa de Luis Siret.
¿Qué otras actividades hay previstas?
Además del ciclo de Túnez, a finales de septiembre arranca uno sobre Sierra Nevada, en colaboración con las Universidades de Almería y de Granada. De ‘Huellas de la infancia’, vamos a tener las jornadas que decía y, además, diversos talleres. También habrá talleres sobre la flora y la fauna de Sierra Nevada. Tendremos otra Noche en el Museo, iniciativa que comenzamos en Halloween el año pasado y repetimos por el Día Internacional de los Museos y se llenó, un escape room o la programación de Navidad…
Este año también hemos recuperado ‘La pieza del mes’, que nos permite sacar piezas de la colección permanente que pasan desapercibidas porque no están expuestas. No queremos que sea una visión puramente arqueológica, aunque a veces lo es. En ‘Original y falso’ se mostró un aríbalo corintio del siglo VI aC y una reproducción, que también tenemos, del siglo XX, y a partir de ahí hicimos el paralelismo entre qué es original y qué es falso, porque el antiguo ya se producía en serie. Están siendo muy interesantes y están funcionando muy bien. Las presentamos el tercer miércoles de cada mes. En otoño, tendremos una pieza hecha por Alvarito, el cómico, que es una persona bastante culta, porque queremos que haya otras miradas, no solamente la de la ciencia arqueológica. Ahora tenemos dos piezas de Baira, de un silo, que es donde se almacenaba el grano pero que se reutilizaban de basurero y dan muchísima información. En este caso, se ve muy bien la transición de la cultura andalusí a la cultura cristiana. Es el tipo de historia que buscamos, que no sea solo enseñar la pieza.
¿Los Millares y El Argar se conocen poco?
Al revés, a mí me da la sensación de que están todo el día en boca de todos. Son importantes, claro, pero hoy en día sabemos que de la época calcolítica, en la Edad del Cobre, hay yacimientos igual o más grandes, con murallas y sistemas defensivos espectaculares, por ejemplo en el valle del Guadiana y en el valle del Guadalquivir. El de Los Millares tiene el valor añadido de haber sido el primer yacimiento de esa época en conocerse y por eso se conoce en toda Europa, pero en la actualidad sería uno más. Y con El Argar pasa algo parecido. Me parecen interesantes pero no más que el mundo bizantino en nuestra provincia, que está mucho menos estudiado y es más desconocido. Nosotros tuvimos Imperio Bizantino durante prácticamente el siglo que duró. Nuestra capital era Constantinopla y de eso se habla poco.
¿Qué vestigios hay de esto en Almería?
En el Barrio Andalusí, el Mesón Gitano, han aparecido unos niveles bizantinos que se están estudiando actualmente y son alucinantes porque documentan claramente esta presencia, aunque no sean materiales espectaculares. Seguramente eran guarniciones militares y hay lo que usaban para vivir, pero muchos de los objetos que nos maravillan pertenecían a las clases dirigentes y nobles y de eso, de momento, aquí no se ha encontrado nada. Pero ahora está despegando la investigación y en los próximos años va a dar sorpresas con cosas que no conocemos de nuestra historia.
Cada cierto tiempo, llegan al Museo colecciones particulares recuperadas por la Policía…
Tenemos la suerte de tener un servicio de patrimonio de la Policía autonómica que está al cien por cien sensibilizado acerca del valor histórico de estas piezas, que no tienen que estar en manos de unos pocos, porque las leyes van en este sentido. Todo objeto arqueológico es un bien demanial, de todos, y no puede tenerlo una persona. Solo aquellos bienes que son anteriores a la promulgación de la ley, en 1985. Todo lo que ha aparecido después es de todos. Es algo que no se conoce y es un fallo de todos los que trabajamos en ello, y cuando se conoce, hay quien no está de acuerdo, pero la normativa es la que es. Soy muy activista de la protección del patrimonio histórico, quizás porque fui inspectora durante cinco años. Muchas veces se llama “aficionados” a lo que son expoliadores.
Los arqueólogos no nos centramos en el objeto, lo importante es el procedimiento de recuperación de este patrimonio, que es cuando sacamos toda la información. Si alguien encuentra algo, por ley tiene que avisar, mejor a la Policía autonómica o al Seprona de la Guardia Civil. Y es muy importante no tocarlo, porque, si no, se separa de toda tierra que se haya ido depositando encima, que es lo que los arqueólogos retiramos de forma muy meticulosa, con fotografías, dibujos, y esa interpretación de todo ese contexto arqueológico es lo que luego nos permite decir qué es.
¿Qué pieza elegiría del Museo de Almería?
Ahora mismo, estoy más centrada en periodos históricos menos conocidos, como el bizantino que decía o el ibérico. Gracias a las obras del AVE, hemos descubierto un yacimiento ibérico en Níjar que no se conocía, con una necrópolis y que tiene unos materiales impresionantes. Es un periodo que en Almería no se ha estudiado mucho, por lo que no teníamos piezas tan buenas. Nuestra idea es hacer una exposición, que además es la excusa para sacar todo el material de época ibérica que hay guardado. Es un material muy interesante y poco visto.
¿Adónde le gustaría llevar al Museo de Almería?
Me gustaría, en coherencia con todo lo que he dicho, que funcione como un reloj y que la ciudadanía vea el museo como un referente cultural en sentido amplio, no solo como el lugar de la arqueología, que lo somos, o el de Los Millares y El Argar, que también lo somos, sino que nos vean en conexión con la historia de Almería e incluso el arte.
(Entrevista publicada en el número de septiembre de 2024 de la revista Foco Sur).


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