Parque Nicolás Salmerón: un jardín con historia

Con casi dos siglos de historia, el Parque Nicolás Salmerón ha sido testigo de la evolución de la ciudad de Almería, a la que da la bienvenida desde su entrada por Poniente o por mar, desde el Puerto. En estos años, ha sobrevivido a los bombardeos de la Guerra Civil, al abandono, a las plagas e incluso a los botellones. Ahora, la Junta de Andalucía se ha propuesto revitalizarlo y convertirlo en uno de los centros neurálgicos del casco histórico de la ciudad, con la declaración como Jardín Histórico en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz. 

«El Parque Nicolás Salmerón debe ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de Jardín Histórico, gracias a sus valores históricos, botánicos, artísticos, arquitectónicos, paisajísticos y etnográficos», dice el documento oficial para incluir el parque en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz, donde se añade que «su importancia histórica como primer parque surgido en la ciudad de Almería, su valor botánico, tanto por su diversidad como por su interés singular, su dimensión arquitectónica y urbanística, y sus peculiares valores artísticos y estéticos, constituyen la base para que esta gran zona verde de la ciudad sea declarada como Bien de Interés Cultural. Se le otorga así el valor que se merece, protegiendo y conservando no sólo el parque más importante de la provincia de Almería, sino también buena parte de la memoria histórica de la ciudad». Asimismo, se recuerda en el documento que «desde el punto de vista histórico y urbanístico el Parque Nicolás Salmerón constituye un hito en la transformación urbana de la ciudad de Almería durante los siglos XIX y XX».

La que durante años fue prácticamente la única zona verde de Almería comenzó a construirse entre 1842 y 1845. El entonces llamado Parque del Malecón, se extiende desde la Avenida del Mar, en Pescadería, hasta la Fuente de los Peces, frente al Puerto de Almería y la Calle Real. Es el conocido como Parque Viejo, que junto al Parque de San Luis y el Parque Nuevo conforman en la actualidad el Parque Nicolás Salmerón.

Según explica el profesor Francisco Leal Martínez en su ‘Guía del Parque Nicolás Salmerón’, publicada en 1984 y elaborada junto a sus alumnos del Instituto Nicolás Salmerón, se comenzó a ajardinar hacia 1890 por parte de José María Acosta. Un par de décadas después, en 1913, el Ayuntamiento se lo cede a la Junta de Obras del Puerto para que se haga cargo del mantenimiento, ya que estaba bastante abandonado. Con motivo de la primera visita del rey Alfonso XIII a Almería, se decide ponerle su nombre al parque, que vuelve a cambiar de denominación, a Parque Nicolás Salmerón, en 1931, con la II República.

La Guerra Civil tuvo entre sus trágicas consecuencias para la ciudad el bombardeo del barrio de pescadores de Almadrabillas, que quedó destruido. En su lugar quedó una explanada en la que posteriormente se levantaría el conocido hoy como Parque Nuevo, que prolonga el Viejo hasta la Rambla. En esta zona, había entradas a los Refugios Antiaéreos donde se escondía la población durante los bombardeos en la guerra. En las palmeras más antiguas del Parque Viejo se conservan perforaciones producidas por los proyectiles durante el ataque de la marina alemana en mayo de 1937.

El Parque de San Luis

El Parque Viejo se completa con el denominado Parque de San Luis, elevado entre la Fuente de los Peces y la Calle de la Reina, a espaldas del propio Parque Viejo y a mayor altura que este, ya que está situado sobre un talud. Se construyó en 1860, tras el derribo de la antigua muralla de la ciudad, y durante un tiempo fue centro de actividades comerciales relacionadas con la actividad del Puerto de Almería.

En su ‘Guía del Parque Nicolás Salmerón’, Francisco Leal cuenta que el pequeño edificio situado en el extremo occidental de este parque, junto a la escalinata que lleva a la Calle de la Reina, albergaba en tiempos una noria para sacar agua de un pozo, con la que se regaba el parque hasta que el Ayuntamiento lo incluyó en el sistema de riegos de la ciudad. Hoy en día, este pequeño edificio en el que los jardineros guardaban sus instrumentos es la sede de la Asociación de Vecinos Nicolás Salmerón.

Tras la Guerra Civil, el parque pasó a llamarse José Antonio y, de nuevo propiedad del Ayuntamiento, este encargó al arquitecto Guillermo Langle el diseño de su extensión en la explanada que había quedado frente al muelle de Levante en el Puerto. Esta zona, el Parque Nuevo, de tipo francés, con setos recortados, dividido en rectángulos, incluye elementos ornamentales como fuentes y esculturas. Con la llegada de la democracia, todo el conjunto, entre Pescadería y La Rambla, recuperó la denominación de Parque Nicolás Salmerón que aun conserva.

Valor ecológico

Una de las particularidades del Parque Nicolás Salmerón es la variedad de flora que alberga, con especies provenientes de diferentes partes del mundo, algunas de ellas únicas en la provincia, según el documento oficial de declaración del parque como Jardín Histórico. Entre la diversa flora, destacan las variedades de ficus, con numerosos ejemplares de gran tamaño, las palmeras de varios tipos, los pinos, las moreras, los olmos, los pimenteros brasileños, los eucaliptos, los palisandros, las higueras filipinas, los laureles, las buganvillas, los cipreses, los árboles del paraíso, los árboles de los dioses o los árboles bella sombra. Algunos de ellos, centenarios. En total, son más de cien especies que conforman «un rico patrimonio natural que es preciso conservar y proteger mediante la declaración de Bien de Interés Cultural», se afirma en el documento.

La zona del Parque Viejo, por antigüedad, es la que incluye los ejemplares de mayor edad y tamaño. Además, el diseño del Parque Nuevo, con más distancia entre árboles y espacios abiertos para fuentes y esculturas, ayuda también a dar otro aspecto al parque, más ordenado o ‘arquitectónico’, en contraposición con el Viejo, más frondoso y con aspecto de naturaleza abierta en la ciudad. Como explica Francisco Leal, en el Parque Nuevo «hay que resaltar la alternancia y el buen juego creado entre árboles, arbustos, setos y molduras. En este tramo, los árboles son más delicados, sutiles, gráciles, con floraciones vistosas, precoces, fragantes; denotan templanza, sosiego».

Como curiosidad, Leal recoge en su guía que varias de las plantas que se usaron para ajardinar el Parque Viejo fueron donadas por familias, que querían «tener representación» en él. Estas plantas, cuenta Leal, provendrían del tráfico de mercancías a través del Puerto, ya que entre ellas hay ejemplares que provienen de lugares como Brasil, México, Japón o Australia.

Arquitectura y escultura

Los valores artísticos del Parque Nicolás Salmerón también han sido tenidos en cuenta para otorgarle la calificación de BIC como Jardín Histórico. «Desde el punto de vista artístico y conceptual el trazado del Parque es por un lado paisajista, de ‘naturaleza abierta’, y por otro racionalista, de marcada organización espacial, que junto con la distribución de la vegetación existente, caracterizada por sus grandes ejemplares, el mobiliario urbano con kioscos, escalinatas, fuentes, monumentos o esculturas, le confieren un valor estético, artístico y paisajístico peculiar, que es preciso proteger, conservar y difundir», se argumenta en el documento de declaración.

Entre los elementos arquitectónicos y escultóricos del parque destacan la Fuente de los Peces, del artista almeriense Jesús Pérez de Perceval; la Fuente de los Hombres del Mar, del escultor de Astorga Marino Amaya; la Fuente de los Delfines, de Juan Segura Santisteban; el Discóbolo, recreación de la famosa escultura de Mirón; y el Monumento a Navarro Rodrigo realizado por Juan Cristóbal, que estuvo perdido durante décadas. Hoy en día, ya recuperado, está en el Museo de Almería, aunque hay una réplica en el Parque Viejo.

Al entrar al parque desde la Rambla, el primer espacio es el reservado a la Fuente de los Hombres del Mar, incorporada al parque el 5 de julio de 1971 con motivo de la celebración de la Semana Naval de Almería. En origen era un grupo escultórico compuesto por la fuente, en cuyo centro se sitúa la escultura de un hombre remando; un monolito a su izquierda; y un mural de piedra tallada a su espalda. Hoy, solo queda en el lugar la fuente del remador.

Un año antes se había inaugurado la Fuente de los Delfines, que se sitúa en el segundo tramo del Parque Nuevo. La obra es una copia de otra que existe en el Museo de Nueva York y fue regalada por el autor, Juan Segura Santisteban, a la ciudad, de la que era originario.

En la rotonda que divide el Parque Nuevo del Viejo, frente a la Calle Real, se levanta la Fuente de los Peces, obra de Jesús Pérez de Perceval, quien la realizó por encargo del Ayuntamiento en los años 50 del siglo pasado, aunque el arquitecto del proyecto completo del Parque, Langle, hizo algunas modificaciones en el original. Construida con mármol de Macael, la escultura estaba ya protegida en el Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad.

En el Parque Viejo existía, hasta que fue destruida por unos vándalos en los años 70, un monumento al trabajador, un picapedrero de un metro de altura, elaborado en mármol de Carrara, regalo del Casino de Almería. La obra quería rendir homenaje a los trabajadores que levantaron el Puerto de Almería y el propio Parque. Fue el primer elemento escultórico que tuvo, y se inauguró en noviembre de 1924.

En esta zona está también la réplica del famoso Discóbolo de Mirón, donada por los Talleres Oliveros. Fundida en bronce, se inauguró en 1925, en el entonces llamado Parque de Alfonso XIII, como reza la leyenda del monumento.

El primer parque de Almería

Desde su construcción hace ya más de siglo y medio, el Parque Nicolás Salmerón ha servido de zona comercial ligada al Puerto o de ocio, llegando incluso a ser, hasta hace pocos años, el lugar donde los jóvenes almerienses se dedicaban al ‘botellón’. Así, su función para el uso y disfrute de los almerienses también ha sido tenida en cuenta a la hora de concederle la catalogación de BIC: «Otro factor importante es su dimensión etnográfica», se afirma en el documento, ya que «el objetivo fundamental en la configuración del parque es su uso, su concepción como espacio polivalente de recreo, esparcimiento y transito, donde se producen multitud de interacciones sociales».

Con una extensión de más de 1.100 metros frente al Puerto, el Parque Nicolás Salmerón ocupa un lugar privilegiado del centro histórico de la ciudad y «es precisamente su uso a lo largo de la historia el que le ha conferido su razón de ser, convirtiéndolo en un espacio de actividad vital, en relación o no con el fin para el que se creó, pero que adquiere una especial significación social, que nos informa de conductas, grupos sociales, utilización del espacio, etc».

El Parque Nicolás Salmerón es, por antigüedad, situación, extensión, variedad de especies y elementos ornamentales, el primer parque de Almería. De hecho, es el primero que se construyó en toda la provincia. Ahora, su catalogación como Jardín Histórico debería servir para revitalizar una zona que ha ido evolucionando a lo largo de más de siglo y medio, a la par que la misma ciudad. Para ello, será necesario llevar a la práctica ideas como, por ejemplo, recuperar las entradas a los Refugios o concederle un papel relevante en el proyecto de Puerto-Ciudad… Todo, con el objetivo de convertir el Parque Nicolás Salmerón en parada obligada para quienes visitan Almería, como sucede con los principales parques de las principales ciudades del mundo.

(Reportaje publicado en el número de febrero de 2018 de la revista Foco Sur).

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